domingo, 24 de octubre de 2010

One Piece 10th Movie: Strong World


Pues anoche me dio por fin por echarle un ojo a esa tan alabada película de uno de mis shônen favorito y que llevo siguiendo desde hace siete años: One Piece. Reconozco que debo de llevar como casi cuatro años sin haber visto algo animado de esta serie, y menos tan reciente y tras haber dejado tan adelantado (lo máximo que me ha dejado la edición española de Planeta) el manga.

Del sector comercialoide de Toei (o sea, no debía esperarme algo al estilo de Mamoru Hoshoda en las películas de Digimon y Superflat Monogram o de Kenji Nakamura en Mononoke o Trapeze), esta película acaba dejándonos una animación bastante normalita para haber sido tamaña "superproducción", de casi dos horas, que nos deja una aventura de relleno de los entrañables personajes creados por Eiichiro Oda. El pirata Shiki, conocido como el León Dorado (un superviviente de la época de Gold Roger) se ha dedicado los últimos veinte años a experimentar en sus islas flotantes con animales. Topándose con la banda del sombrero de paja en mitad de una tormenta que le fue advertida por Nami, decide secuestrarla para que pase a formar parte de su tripulación, desencadenando la correspondiente reacción de rescate de sus colegas/nakamas, con lo típico en el desarrollo de la serie.

En definitiva, una película currada en algunos aspectos (sobre todo en algunas escenas en 3D, pero se gasta bastante QUALITY), con guión original de Oda (bastante random, pero es que el shônen no da para más) y... Bueno, si eres fan de la serie la aguantas bastante bien. A modo de curiosidades ya, no recordaba que Zoro compartía seiyuu con Hijikata (el de Gintama) o por ejemplo, me ha resultado bastante acertado oír a Franky con la misma voz de Dark Schneider o Judeau Ashta (le pega, es voz de macarrón). Y muy simpática la de Brook. La verdad es que lo que más se disfruta sin duda de esta película es el despliegue de bichos y personajes tan característicos del autor. Según reconoce, le encanta dibujar animales, y en esta película no fue una excepción, dándoles además un papel destacado y predominante a unas criaturas que, con cierto precedente (o al menos yo lo veo así) en Akira Toriyama, fomentan la definición del estilo de este mangaka. Aparte, su manera de crear antagonistas tan curiosos y divertidos lo hace sin duda absolutamente genial (Bon Clay... ;__;). En fin, al menos desde mi percepción. Y es que para mí, éste es sin duda el discípulo aventajado de Nobuhiro Watsuki. La verdad es que me resultaría curioso que, viendo su estilo, todavía Masaaki Yuasa no haya confiado en él para el diseño de personajes de alguna de sus creaciones. En fin, reconozco que me gustaría verlo, pero creo que sería bastante irracional.

Ah, y que no se me olvide: además de la peli, hay también una especie de spin off de la misma en la que te cuenta la relación de Shiki con Gold Roger y cómo llegó a donde está. Tampoco está mal, es más completista, pero aporta alguna cosa al universo de la serie. Así que, con esto y un bizcocho, hasta la próxima reseña de algo. ¡Nos leemos!

martes, 19 de octubre de 2010

Anime Fall 2010


Bueno, pues ya, tras tres semanas de emisión, tocaba ir dando las primeras impresiones de otra nueva temporada de sidosas series japonesas que adoran esos gordos malolientes treintañeros casados con una almohada enfundada en su personaje femenino favorito. Y cuatro inadaptados a la realidad global de por aquí. Pero en fin, es divertido perder el tiempo a principio de curso, y como cada año y tras sudar olímpicamente de la entrada referida a la temporada de verano (en la que tampoco nos perdimos nada destacable), pues repasemos lo que va de ésta:

Star Driver: ¡Bones plagiando Code Geass! ¡El mundo se ha vuelto loco! La cosa esta va de un chaval que llega a una isla llena de pavisosas salidorras que llevan una megaorganización de la muerte oculta tras la fachada de un instituto cuyos uniformes llevan corbatas que parecen pollas. Y nuestro prota es un GINGA BISHÔNEN (o como han traducido los de IS, un "guaperas galáctico") que se dedica a frustrar los planes de sus malvados compañeros de instituto combatiendo con mechas flaman sacados de un carnaval veneciano del siglo XVIII, con muchos arco iris y muchas mariconadas superfashion. Si no fuera porque es de Bones, habría pasado de ella. Eso sí, la peleílla de robots del capítulo tres con estética a lo Imaishi ha molado. Aunque personalmente, Heroman me estaba gustando más.

Iron Man: otra adaptación de un clásico de Marvel. Esta vez, Madhouse mete mano con una animación decentilla pero con demasiado 3D y una trama bastante pava (y unos diseños de personaje bastante repelentes). Lo más destacable es que Tony Stark está doblado por Keiji Fujiwara (yay!). Por lo demás, shitsuxhard.

Panty & Stocking with Garterbelt: Gainax se ha superado a sí mismo imitando el estudio cartoonnetworkesco de Genndy Tartakovsky (creador de, entre otros, El laboraorio de Dexter y Samurai Jack). La cosa va de dos angelotes, una pija muy puta y una gothlolita aficionada a los dulces que se dedican a combatir a fantasmas. Tienen sus rifirrafes internos, pasan muchas cosas escatológicas y LOLGAINAX. En el fondo mola, pero hay que darle una oportunidad y ser algo de tard de este estudio de animación (del que por cierto, van combinándose sus distintos staffs paracada minicapítulo de la serie, con eróticos resultados).

Kuragehime: curioso josei ha cogido esta vez el estudio Brain's Base para adaptar. Una friki de las medusas que vive con una panda de solteronas nerds de las cosas más rancias (una de las muñecas de porcelana japonesas, otra de los trenes, otra de los hombres mayores, y otra del Romance de los Tres Reinos). El caso es que por vicisitudes de la vida acaba colando en ese recinto de pureza y castidad (las tías además padecen una misoginia importante, por no decir directamente sociopatía) a un travelo. Ahí se acaba el capítulo uno y ED de Sambomaster (¡dato muy importante!). Tocará ver qué pasa a continuación, más que nada por idolatría hacia este estudio.

Bakuman: Takeshi Obata a los lápices y Tsutsumi Ohgi al guión, ambos a la carga de nuevo. Esta vez, una historia de amor de fondo en una serie sobre "cómo hacer un manga y publicarlo en el mundo editorial". La verdad es que pinta estupenda, pasando un poco de la tirria que le acabé pillando a la anterior colaboración de estos autores (Dessu Notto). A pesar de que pierde algo de factor reactionface con respecto al manga por lo que se ve, está bastante bien, aunque se nota que JC Staff lleva otras tres series esta temporada. A modo de información adicional, Norma empezará a publicar el manga este Salón de Barcelona. Compra bastante recomendada, desde luego, si esta adaptación es fiel.

Togainu no Chi: una mariconada monumental de bishônens que se pelean en una ciudad devastada. Botada al primer capítulo por náuseas provocadas a altas horas de la madrugada. Y a Sugita Tomokazu no se le deberían dejar papeles tan sumamente homosexuales.

Soredemo Machi wa Mawatteiru: Shaft desilusionando... ¡¿Cómo es esto posible?! De base, cogemos una serie sin gracia, la hacemos en plan "no tenemos un duro" y encima... Chiaki Omigawa de seiyuu protagonista. Bastante "pfffff" (a pesar del OP de Maaya Sakamoto, lo mejor sin duda en estos dos primeros capítulos... pero "Ukiuki~!").

Shinryaku! Ika Musume: la invasión de la niña calamar... ಠ_ಠ Lo que no haga moe Japón... Bastante repelente a primera vista, y supongo que a segunda, y a tercera... Vamos, que es como Working!! pero con menos gracia aún. Serie demasiado veraniega además para esta época en que empieza el curso y nos recuerda que tenemos que empezar a ir a clase. No thnx.

Arakawa under the Bridge x Bridge: pura esencia Shaft, con serie rara y rancia de base, escenas ralentizadas y muy estáticas, referencias a porrillo... Vamos, todo lo que no han puesto en Soredemo (de la cual podrían haber hecho como otra Natsu no Arashi!, pero no han querido por ahora). Y lo más importante: repertorio de doblaje COJONUDO (así, con mayúscula). Aunque siguiendo la línea de la primera, un tanto cargante (se repite ya mucho Hiroshi Kamiya).

The World God Only Knows: un viciado a los juegos de citas hace un pacto con un demonio para erradicar espíritus prófugos de chavalas ligándoselas para darles un beso y librarles del pérfido espíritu. De base, parece una tontería, ahora, la serie está requetemaja. Buen trabajo de Manglobe, que le ha dado un toque de calidad bastante decente. Además, versión de AU disponible.

Otome Youkai Zakuro: reconozco que, desde que me enamoré de Natsume Yuujinchou, este asunto de los espíritus japoneses me gusta mucho. Y si lo ambientas en pleno final del diecinueve japo, pues mejor. Serie recreacionista de folklore tradicional enfrentado a la incipiente occidentalización a modo de shojazo de JC Staff. Vamos, que me lo trago sí o sí.

Yosuga no Sora: harem random que en principio no llama la atención pero HOLY SHIT QUÉ TETACAS SE GASTA ESA TÍA. Para las noches solitarias. Ah, y OP de eufonius (como dice LoTuS, efecto ALI Project con este grupo también).

To Aru Majutsu no Index II: qué decir. La primera molaba un taco, y después de ese aborto que fue To Aru Kagaku no Railgun, la verdad es que se agradece bastante volver a ver a Touma como personaje protagonista en acción. A ver qué sucede.

Mi hermana pequeña no puede ser así de mona: vale, reconozco que el título tira para atrás mucho. Muchísimo. Es más, es hasta ranciamente depravado. Pero por ahora la serie se gasta una animación cojonuda y la trama es hasta simpática. Típica niña diez, que es la hostia en el cole y en los deportes, es preciosa y además trabaja como modelo. Pero tiene un oscuro secreto que su hermano pasota descubre... y es que le gusta el anime de mahou shojo y los eroges. En fin, no quiere que nadie se entere y su hermanito tiene que guardarle el secreto y ayudarle a hacer amigas frikonas. Está muy, pero que muy simpática. AU e IS parece que la van a sacar en colaboración (por lo que leí en el blog de mrm).

MM!: creo que esta serie la he visto la temporada pasada, y la anterior, y en todas las temporadas desde hace algunos años. Es más, en algunos años hasta la he visto por duplicado o hasta por triplicado. Jun Fukuyama es un chaval de instituto sadomaso que se encuentra con una enana chillona y una tetotona androfóbica que pega leches. Señores guionistas (sobre todo ustedes, los de Xebec) cómprense un poco de originalidad, por favor. Vuelvan a hacernos una como Fafner, por piedad.

Fortune Arterial: otra adaptación de eroge, con vampiros parece ser, que cumple incluso más canónicamente los preceptos de eroge típico, rozando el canon de lo random. Casi que pasando directamente.

Super Robot Wars: the Original Generation - The Inspector: basado en un juego de peleas entre robots gigantes con tías tetonas y chillones muy masculinos gritando como cabrones dentro de ellos, hasta que lol cosas pasan. A ver en qué degeneran los siguientes, que pinta... no lo sé, pero no creo que sea agradable. Also, JAM Project en el OP :3~~

En definitiva: no esperéis nada por parte de los divertidos porque seguimos necesitando encoders (¿quién se apunta?), IS sacará si no la mitad, más de la mitad y merece la pena ver las releases de gg nada más por leer los comentarios que suelen de jar de título en los chapters. Nothing more to say. Nos leemos.

martes, 5 de octubre de 2010

K-ON!!: ¿moeblob o una esmerada visión de la realidad cotidiana estudiantil?

Hala, por toda la puta cara.

Hace unos años salí del instituto medianamente (que no mediocremente) formado para enfrentarme a la realidad cotidiana de la universidad. Era un bastísimo mundo del cual el salto cualitativo me pilló desprevenido y aún ando remendando errores del primer año sin mucho éxito por razones varias, desde mi propia inoperancia e incompetencia hasta escollos de lo más variados que se cruzan en mi camino o bien me cruzan los cables para indagar en la acción de los dos primeros factores mencionados. Por esa misma regla de tres sigo viendo anime, aun a riesgo de que cada temporada sigo más series que empiezo y dejo estancadas y ahí andan ocupando disco duro, asumiendo el importante coste de opotunidad se genera en el mismo.

Digamos que esto que acabamos de ver, de manera convergente, da resultado de una serie animada adaptada de un yonkoma en una revista japonesa cualquiera que va de unas niñas de instituto pijo femenino que están en el club de música ligera (en japo, "keion"). La serie no va de nada, simplemente, cosas pasan. En su momento, me quejé fervientemente cual paladín de una causa "objetiva y verdadera" de la horripilidad de la primera parte de esta serie (que en cierto sentido, sigue pareciéndome repulsiva, y más aún tras ver la segunda temporada, pero por razones absolutamente distintas a las que se pueden llegar a imaginar en estge punto). Si bien es cierto que el seudobucle de dos arcos de seis capítulos de la primera temporada no ofreció nada nuevo ni agradable, Kyoto Animation han vuelto a demostrar que son unos verdaderos trolls en el mundillo. Ni Hideki Anno ni Kentaro Miura ni hostias en vinagre: estas crías, y las crías en sí.

Me explico: la serie es un evidente, pero evidentísimo reflejo de la despreocupación humana del ciudadano medio en su época formativa. Nos muestra un claro ejemplo de aburguesamiento explícito: niñas que van a un colegio pijo y que se dedican a perder el tiempo vegetando y macerando situaciones cotidianas estúpidas que cualquier mortal hace cuando comparte un rato con sus amigos. Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Bien es cierto que no vamos a ponernos a decir que tenga un mensaje de ayuda a los necesitados o de apoyo a causas contra el cambio climático o las injusticias del mundo; pero es que más bien refleja una vertiente contraria que incita a la despreocupación, a la buena vida y a tomarse las cosas con una filosofía bastante pasota ante la situación coyuntural actual. En fin, alarmismos aparte, esto no viene más que a ser una reafirmación del sistema no a partir de un estabilishment, sino más bien un elemento de ocio dirigido a un público concreto que disfrute y se despreocupe durante veinte minutos semanales de lo solitaria y triste que es su vida.

Pasamos página. Bien, no es una obra a la que se pueda sacar un verdadero sentido existencialista como podamos encontrar en alguna de las obras de Osamu Tezuka, pero lo que sí que genera es, al menos en mí, una sensación de nostalgia que me corroe. Y eso ya sí que nos vamos a enfocar en un aspecto concreto: y es la vida de estudiante de instituto. Ya me jacté en ToraDora! de ello en su lado más crudo, pero es que aquí te venden el contrario de una manera más evidente. Y eso me ha tocado. Es más, me ha afectado de una manera distinta a como me afectó con la anterior.

Uno echa la vista atrás y se ve aún siendo un pardillo con ansias de conocimiento práctico, expectante a aprender o entender la realidad desde una perspectiva materialista, fundada en los conceptos que hoy cuestiono tanto de "bondad", "justicia" o "lo adecuado". En fin, era un pobre infeliz que no se esperaría todos esos batacazos teóricos que ahora corroen mi mente cada vez que voy a jiñar. Precisamente el ver cómo me juntaba en los recreos con los más variados personajes de mi instituto, disfrutaba de su compañía y hacía todas esas cosas, a la gente que antes veías todos los días y que ahora seguramente ni recuerde sus apellidos... (sus nombres en mayoría sí, mi mala memoria es mala memoria relativa). En fin, es lo que me ha transimitido en su recta final esta serie: un recuerdo algo lejano ya de buen humor, esperanza en el futuro, incredulidad e inocencia... Algo que todos antes de meternos en la cruda realidad experimentamos en el día a día en comunidad, con un compadrazgo total (al menos en mi caso) y una serie de inquietudes ante los nuevos retos que se presentan, tanto a diario como a la larga.

Me doy cuenta de que ya he empezado el último año de la carrera de Historia y ando más perdido que un bastardo en el día del padre. Las alternativos de futuro se van limitando mientras el paso del tiempo, inflexible e indomable, continúa avanzando a su ritmo, ni lento ni rápido, sin prisa pero sin pausa. Barajadas todas las opciones, uno echa la vista atrás y se plantea si tomó la decisión correcta, echando de menos esos días agradables y joviales. Además, el madurar como persona, experimentar otras sensaciones y deslizarte por nuevos ámbitos epistemológicos te hace desarrollar unas facultades que antes no tenías que te hacen darte cuenta de algo que bien puedes echar de menos o bien simplemente puedes ensalzar como "aquellos gloriosos días pasados", cuando puede que en realidad no lo fueran tanto.

Esa manera de forzar los sentimientos y de sacarlos a relucir y transmitir esas sensaciones que habías olvidado pero que afloran de nuevo es lo que, al menos en su última mitad, me ha transmitido esta serie. Ver cómo se desarrolla un año académico en 26 capítulos da para mucho más que dos en 14 (y 15 si contamos el OVA). Esa manera retorcida de hacerte recordar las sensaciones que tenías al graduarte (en mi caso, "gloriosamente") en el instituto es algo que no podré dejar de agradecer a estas niñas, a las que en principio detestaba y al final te acaban cayendo simpáticas, compartiendo sensaciones que ya compartí hace tiempo. Ahora no sé si las echaré de menos, supongo que sí, te acabas encariñando con ellas y sus vivencias, que te recuerdan sí o sí a las tuyas, en esos tiempos en lo que todo pintaba más de color de rosa. Me estoy haciendo mayor y cada día la decadente cultura antieuropea que genera la mentalidad postmoderna europea (más decadente aún si cabe) me obliga a ver las cosas con otros ojos y con muchos ojos distintos. Pero mi corazoncito, ése que guardo en una prisión de hielo pase lo que pase, aún aspira a florecer y a recordarme que yo en mis tiempos también fui un ceporro que se restregaba por las mesas esperando ventilarse la merienda en el recreo. Ahora prefiero ahogarme en una pinta de Guiness mientras elucubro sobre el nacimiento oriental de esa misma cultura decadente que practico intensiva y demagógicamente.

En fin, me tocará esperar a la película, pero no creo que me llegue a tocar ya tanto la fibra sensible como esto. Le he acabdo cascando un 8 en MAL, quizás debería empezar a plantearme comprarme un criterio nuevo (así le casqué la misma nota a Gundam ZZ). O solidificar de nuevo mi mente en una cerrazón neopositiva que me haga creer que los dogmas empíricos existen. ¿Debería agradecerle al relativismo todo esto? Todo depende de cómo se mire... Pues nada, os recomiendo esta segunda entrega (que, repito, no la primera, salvo el episodio extra), está simpática y se deja ver alegremente, pues resulta hasta divertida. Alejándonos de su idealización seguro que a todos los que hayan pasado por algo similar a lo mío caerán en pensamientos y elucubraciones similares. Hasta el próximo tocho infumable sobre algo que no tiene nada que ver con lo que en realidad es (pero Derrida se sentiría orgulloso de mí... o no).