lunes, 12 de octubre de 2009

Agora: qué cabrones eran los cristianos


Pues vamos a hacer el comentario de la película de moda dentro del cine español, siendo español sólo el director (que según me enteré, nación en Chile) y parte de la producción. La nueva película de Alejandro Amenábar nos traslada a Alejandría (valga la redundancia) a ver cómo a finales del siglo IV d.C. (tardoimperio romano oriental) se las gastaban los cristianos. Y yo digo "nada nuevo". Eso sí, ponerlos como se les ha puesto es darles un valor un tanto exagerado, pero no alejado de la realidad. Seamos sinceros, paz y amor más bien poca, eso es cosa de hippies, no de curas ni de la religión oficial de un imperio belicoso. Pero bueno, antes de irme por los cerros de Úbeda, tocará darle un repaso a la película en sí (spoilers time).

Como todo el mundo sabrá, la ciudad egipcia de Alejandría tenía un faro que se cayó tras un terremoto y una ostentosa biblioteca que ardió hasta los cimientos. Nos metemos de lleno en la clase de una filósofa patricia de la ciudad que enseña a sus alumnos la ciencia de la antigüedad, Hipatia. Pero claro, en una ciudad en la que conviven cultos paganos orientalizantes, religiones ex oficiales del imperio y preponderantemente los recientemente (al menos, históricamente) legalizados cristianos (a nadie le importan los judíos, ¡son judíos!), pues claro, tiene que pasar lo que lleva pasando toda la vida: conflicto. Y claro, entre unos que son ofendidos y otros que quieren sentirse ofendidos, se justifican linchamientos masivos y peleas de bandas que ríase usted de los Latin Kings. Además, antaño se hacían las cosas más a lo guarro y casi que quedaba peor. Así, un esclavo de la señorita esta acaba seducido por la religión de Cristo y eso obliga a su señora a desvincularle de su casa. Finalmente, esa especie de campus universitario de la época es asaltada por los fervorosos cristianos, que se la cepillan de una manera bastante iconoclasta, similar a lo que en unos 1600 años después se haría en Barcelona con ellos mismos (queridito Lerroux). En fin, el cristianismo se impone como religión oficial, y los parabolanos se hacen con el control de las calles. De mientras, nuestra protagonista sigue investigando y los cristianos erre que te erre con judíos, paganos residuales e inmorales, herejes e infieles varios. Menos mal que la profa se ganó a sus alumnos, y ahora uno es el que lleva las riendas de la ciudad y otro obispo en una ciudad cercana. Pero esto no puede acabar bien, ¡es cine español! Así que nada, como en tiempos de Franco, vienen los curas y la lían parda con su verdad absoluta escrita en griego y así pillan a la profa y fin de la peli. Contado así parece una puta mierda de película, pero ahoa vamos a entrar en lo divertido y lo que yo he visto que la hace potable.

Por lo pronto, rematar la faena de lo que no me ha gustado: esos planos a lo Google Earth que se gasta, un recurso bastante ridículo a mi juicio, sobraban y bastante. También hay que destacar la excesiva prolongación de la película, se hace basatnte larga en algunas partes, pero en general es interesante. Bastante interesante, debería añadir. Pero es que yo soy un gran aficionado a las crisis y a los momentos coyunturales de bajini, y qué mejor momento que el último siglo de vida de aquella esplendorosa cosa que unos llamaron Roma. No exactamente Roma, pero se me entiende. En fin, a lo que vamos: la película en sí no es más que un alegato seudofeminista y anticristiano por mucho que su director no quiera reconocerlo. Cogiendo dicha historia lo que hace es cargar contra la Iglesia, de su cambio radical en cuanto se oficializó tras un edicto que ahora no recuerdo cuál fue ni cuándo, pero rondaba esas fechas. Otros aspectos destacados son la misoginia de herencia cultural proximooriental que irradia en el cristianismo, el condicionamiento ideológico y el fervorismo que propugnan las religiones, y lo sumamente cazurros y destructores de "esa verdad universal" que es la ciencia, que dice las cosas como son y no hay que rechistarlas, que son como palabra de Dios pero científicamente demostrada, eso sin estar escritas en ningún tratado desde tiempos inmemoriales. O sí, pero da igual. Al fin y al cabo, casi que es la misma mierda (o eso me han acabado demostrando a base de una permitida comida de coco por mi parte durante las clases de arqueología). En fin, la dicotomía de siempre, ya lo discutiremos en otra cosación.

En conclusión, la película es fumable si se sabe mirar con qué ojos, y la verdad es que claro, si el tema gusta pues entretiene, si no, se hace un muermazo. Y ahora, a modo anecdótico, resaltar que curiosamente acabamos viendo la película en la misma sala que el profesor de tendencias historiográficas. Un saludo para él y la parienta, que parece que disfrutaron la peli tanto como nosotros. Y poco más, la recomendaría pero no me atrevo, así que ya sabéis, si os apetece un rato de cháchara... pues la veis y ya hablamos. Hala, hasta otra.

2 comentarios:

Victorysaver dijo...

A ver si puedo ir a verla uno de estos dias. De todas formas ya se ha notado en alguna de sus peliculas que Amenabar no termina de comulgar con la Iglesia que actualmente dirige Manzinger....este....queria decir Ratzinger.

A ver si algun dia puedo llevarme la alegría de ver una pelicula decente sobre Blas de Lezo y la defensa heroica de Cartagena, o la defensa heroica de La Coruña liderada por Maria Pita, o la mayor derrota de Nelson en Tenerife. En resumen, quiero ver en cine como se la metiamos doblada a la Perfida Albión.

Paco Martín Blázquez dijo...

Sí, a Inglaterra se la vamos a clavar... Eso déjaselo a los argentinos, que más prefieren los ingleses echarnos la mierda a nosotros a través del fomento de la leyenda negra que otra cosa, mientras que estos habitantes del otro lado del orbe les echaron a patadas de Buenos Aires cuando nosotros ni pudimos mandarles un solo barco de apoyo. Luego saldrá Henry Kamen por ahí diciendo que Felipe II molaba y ya se nos habrá liado Roma con Santiago xD