miércoles, 28 de julio de 2010

Algo más allá de un simple símbolo nacional

Como ya sabréis la mayoría, hoy han aprobado la abolición de las corridas de toros en Cataluña para 2012. Y me resulta raro hasta a mí saltar ahora con esto. Pero me sirve para disertar largo y tendido, cualquier excusa es buena para volver a escribir alguna reflexión en este tugurio internetil.

La llamada fiesta nacional viene a ser el enfrentamiento entre una serie de individuos engalanados hasta las trancas con un traje de lentejuelas frente a un toro bravo valiéndose de su habilidad con un capote y un estoque. Tras la perogrullada de turno, pasamos a analizar los entresijos per se. Yo no me manifiesto ni en contra ni a favor de la abolición, es más, considero que adía de hoy existen asuntos mucho más relevantes a tratar (o que se deberían tratar con mayor prioridad) que esto. Aun así, me posiciono en un principio cercano más a la no prohibición, por las siguientes razones: por mucho que le duela a esos grandes amantes de los animales, sobre todo esos hipócritas que son del tipo que libera visones americanas en Galicia creando alteraciones en el ecosistema por tal de que no se haga un abrigo con ellos, pues por mucho que les joda hay bastante gente que vive por los toros. Es más, seguramente el toro bravo ni seguiría existiendo si no se hubiera mantenio esta tradición, como ha podido pasar con muchas otras especies. Un toro no es que parezca en teoría un bicho barato de mantener, esto casi que podría fomentar más su posibilidad de extinción al no ser ya un recurso a explotar con relativa rentabilidad. No es por tradición ni por el sentimiento que provoque a quien disfruta de la fiesta (que además, está en su pleno derecho de disfrutar de ello al igual que yo lo mismo puedo disfrutar viendo una peli de guerra en que los personajes salten por los aires y me salpiquen sus vísceras), sino simplemente por ser un modo de vida de gente que se dedica a la ganadería y cría de estos animales. Es una manera de explotación económica e incluso de fomento de turismo, es un elemento característico que puede atraer a gente que se sienta atraída o por mera curiosidad. En definitiva, es un aparato de fomento de turismo, un atractivo más a añadir a un amplio repertorio.

Además, tenemos el curioso ejemplo paradigmático de que se hace en Cataluña, en una comunidad autónoma al borde (o eso quisiera ello al menos) de la escisión institucional. O sea, una región que tradicionalmente ha anhelado ser una nación independiente del resto del Reino de España. Canta que, además, sse vincule la bella palabra "fiesta nacional" a ello. Y fiesta nacional de todos los españoles. La exclusividad salta a relucir cuando nos metemos en estos temas que tanto orgullo parece que provocan entre quien se ve identificado con ellos. En cierto sentido, entiendo también que esta prohibición sea bien recibida por sociedades protectoras de animales, porque la verdad es que es una salvajada ver lo que se hace con el toro, sí. Pero bueno, en la naturaleza del ser humano no sólo está el riesgo, sino también el afán destructor de ver cómo consigue machacar a todo lo que esté a su alrededor para su gozo y disfrute. Aunque no pueda ser euqiparable la cantidad de toreros muertos en la lid frente a los toros que sí lo han hecho, cabe resaltar que bien le cuesta a veces (y literalmente) un huevo a los toreros que se van allí a jugarse el tipo frente a un bicho que bien puede superarle unas diez veces en su peso. Y con los cuernos bien afilados. Yo no sería desde luego quien se arriesgase ante una situación similar, pero vamos, que perfectamente puedo comprender que haya quien le encuentre sentido a su vida haciendo eso, o bien le guste y entonces sea libre de disfrutarlo como he afirmado anteriormente. Lo que no me parece tan lícito es que se censure de esta manera una afición que, además, y a pesar de su crítica, se haya mantenido desde tan antaño.

No es por frivolizar, pero creo que se originaría mucho más revuelo si se prohibiesen los videojuegos. Yo creo que nos harían un grato favor en ese sentido, por muchas y diversas razones (ahorro energético o mayor coste de oportunidad en luz, fomento de otras actividades culturales para mi juicio más enriquecedoras, mayor apertura mental y social...). No deja de ser mi punto de vista, pero bueno. Eso sí, pero ¿os lo imagináis? Se armaría una buena, porque precisamente las empresas que menos han perdido (o directamente, no han perido nada) con la crisis son las empresas de este sector. Y la gente lo demanda, pero por ello también tendría que tenerse en cuenta la opinión de una minoría que, como yo, estamos algo en contra (hipócritamente, porque aún hablo, juego esporádicamente e incluso disfruto) de los videojuegos, pero porque soy hijo de mi época. No tiene remedio, yo creo que me harían un mayor favor, pero no deja de ser una percepción individual. Hay gente también que vive de eso, y seguramente más que del toreo, que no quepa duda. Pero no deja de ser, salvando mucho las distancias, algo similar.

Independientemente o no de mi opinión, el caso es que ya a lo hecho pecho. No me voy a rasgar las vestiduras por un bando u otro, simplemente, creo que esta medida es irracional en el momento en que se ha tomado. Porque todavía siguen emitiéndose cada vez más toneladas de CO2 y nos importa más lo que se cuece sobre una tradición cultural de una esquina del culo de Europa por el mero hecho de que le vincula con el resto de esa península (a pesar de ser una tesis conspiranoica, casi que creo que canta más a eso que a otra cosa, vistos precedentes). También cabe resaltar la curiosidad que, al igual que hace ya años en el caso canario, no se hayan desmantelado de igual manera otras tradiciones vinculadas a la defensa animal (en Canarias aún son oficiales las peleas de gallos, y la verdad es que no es nada agradable ver cómo se clavan los espolones). Sí, tiendo más a postularme con una paranoia más digna de un argumento derechista, pero bueno, nadie es perfecto y no siempre se tiene por qué tener razón.

Cierto es también que el mero hecho de que seamos humanos no nos otorga voz y voto en decidir sobre la vida de un animal, y menos si es eliminarlo por el mero hecho de reventarlo a base de clavarle banderillas o dejarlo lisiado y desangrándose. En todo caso, comprendería que en los pueblos y a una menor escala se disfrutase del espectáculo que ofrece si además, después y como se hace en mi pueblo, se prepara un cocidillo con el toro y la gente que ha asistido a la corrida se lo puede zampar tranquilamente y disfrutar de su sabor. Ahí casi que le veo más sentido, y no mostrarlo como el divertimento de unos cacicones que fardan de cochazo y de casta yendo a pedir orejas a los maestros del ruedo.

En fin. Últimamente ando atendiendo a una serie de conferencias que van sobre la realidad histórica del crimen y hoy me ha dado el venazo tras un acalorado debate en mi mollera sobre algo que me ha afectado mucho. Ando aprendiendo cosas muy básicas de derecho penal y repaso algunos conocimientos de culturilla general de la carrera, aparte de aprender nuevas cosas y desarrollar nuevas inquietudes, todo muy completito y complaciente. En próximas ediciones de esta vitácora seguiré reflexionando sobre el sexo de los ángeles conmigo mismo a ver si logro convencerme de que estoy equivocado en tantos sentidos que haya logrado perder la cuenta.

martes, 13 de julio de 2010

Angel Beats!


El verano es, sin duda, una época propicia para ver dibujitos de éstos. Y más si llevas acumulando series después de un duro cuatrimestre de seudotrabajo y los exámenes. Así que suelo aprovechar no sólo para empezar a ver todas esas series que se estrenan de la temporada de verano, sino las que dejé más aparcadillas por las razones antes enunciadas de la temporada de primavera. Es un planazo de mierda, sí, pero... qué remedio. También aprovecho para hacer otras cosas que se reducen al absurdo a "perder el tiempo". Yéndome de nuevo hacia donde no me debería haber ido, ponemos esta serie como ejemplo paradigmático, aunque esta vez he de reconocer que es una de las que más fielmente he seguido (aunque no tanto como la divertidísima B gata H kei) conforme la iba sacando el fansub de la que lo seguía (en este caso, le di una oportunidad a uno español muy en boca de todos, inshuheki).

Esta serie no deja de ser una acumulación de topicazos en muchos sentidos de lo que es a día de hoy la animación japonesa: personajes estereotipados de colorido variado y personalidad previsible, aderezado con el perpetuo moe y un estrafalario toque de shônen en un dramón típico de los de Key (con Jun Maeda por detrás...). Otonashi, un chaval que se despierta de repente en mitad de un instituto junto a una muchacha calcada a Haruhi pero con el pelo moraduzco sujeta a un rifle mientras le cuenta que se enfrenta a un ángel, además de reprocharle que está muerto. Total, que resulta que los niños atormentados que no han tenido una infancia feliz han acabado en mitad de una especie de RPG dentro de ese instituto para que pudieran disfrutar de una vida plena de estudiante que en vida no pudieron tener... y que han muerto durante la misma. Cúmulo de casualidades que dan una serie de situaciones en principio absurdas e incluso hasta divertidas y luego lo combinan con situaciones trágicas de paquete para llegar a lo más profundo de los chavales que disfrutan de la serie.

Sin duda esta serie es pura carnaza para adolescentes. Tanto en su desarrollo como en su mensaje como en su demás parafernalia. La música (me refiero a GirlDeMo), los personajes, el aire rpgero y el dramucho barato que se gasta. Es una mezcla tan extraña que casi podría confundirse con un shônen del montón, con todas las situaciones pasadas de los personajes protagonistas y el intercalado de ridículas situaciones cómicas en las mismas. Aun así, no deja de tener un regustillo amargo y quizás algo especial, pero no sé, no deja de ser una vaga sensación tras el final que, para mi gusto, resultó un poco forzado y bastante prolongado por necesidad. No sé siquiera qué sensaciones me ha llegado a transmitir laserie, ha sido confusa en ese aspecto, pero bueno. El caso es que la música del grupillo que salía me ha acabado gustando bastante, y eso que es del típico grupillo que suele gustarle a los adolescentes de hoy. ¿Será que me está entrando de nuevo la paranoia hormonal del adolescente de hoy? ¿Será una regresión debido a los constantes desengaños de la vida y un incipiente síndrome de Peter Pan? A saber... pero el caso es que helos ahí. En fin, ya veremos si se me pasa o si prorrogo mi infancia hasta la extenuación... Fin de la transmisión.

lunes, 12 de julio de 2010

Mundial de Fútbol de Sudáfrica: ¡pudimos!

Realmente no sabía si hacerme eco de esta noticia, pero después de haber seguido casi desde su inicio el Mundial de fútbol de Sudáfrica (todo por tal de desconectar del estudio por cualquier forma existente), hay que destacar al vencedor: la selección española.

Sí, sé que es raro encontrar una página tan cerrada a sus discursitos como ésta, pero coño, este mundial ha sido especialmente muy emocionante. Es más, ha sido hasta agónico en muchos sentidos, sobre todo para esta selección, que ha sufrido lo insufrible, luchando contra la historia y la estadística... y contra un pésimo, en general, arbitraje. Y unos rivales nada fáciles y más duros de lo que se creía uno. El susto inicial con Suiza presagiaba lo peor y una oleada de pesimismo y críticas contra la misma. Pero supieron salir al paso frente a Honduras y Chile, sin destacar mucho, por lo que precisamente no era como para llevarlas todas consigo. Pero las victorias trrabajaisimas a la mínima en los partidos de octavos (Portugal), cuartos (Paraguay y su fuerte defensa), semis (Alemania y su vigoroso fútbol) e incluso final (contra una sucia Holanda y llegando en ésta a la prórroga, con uan pésima actuación arbitral) han valido para destacar la calidad de un juego que no llega exactamente a ser muy acertado a la hora de la verdad, pero que ha funcionado, al menos, para dar espectáculo y ganar la tan ansiada copa.

Hay que destacar también otros aspectos del mundial, otros equipos que se han merecido un reconocimiento especial (sobre todo tras las extrañísimas eliminaciones de selecciones como Francia e Italia, para bien o para mal). Y destacar también una incipiente potencia que bien perfectamente podría haber sido merecedora del título: Alemania. Con un equipo fuerte, efectivo y joven, han llevado además un limpio campeonato desprendiendo mucha calidad. Y se manifestó además en el intenso partido por la tercera plaza que lo enfrentó contra Uruguay, el cual fue un bellísimo e intenso partido que habría que tener presente a la postre para ver cómo funciona el equipo germano. Aun así, anduvo tan igualada la cosa que fue hasta sorprendente (y Forlán se mereció haber metido aquella falta a la esquina en el último segundo, aunque sólo fuiera para disfrutar de media hora más de intenso y bonito fútbol).

Pues eso, preferencias hechas, ahora sólo me toca soltar un... ¡¡OEEEEE OE OE OEEEEEE, OEEEEEEE, OEEEEEEE!! Y todos tan contentos. Ahora, a esperar a que suba el PIB, que buena falta hace.

domingo, 11 de julio de 2010

Naciones ricas, naciones pobres

Siguiendo mi línea obsesiva de lecturas veraniegas, y fijándome que me caducó unos días después de ese límite la reserva de la biblioteca, hube de leer contrarreloj esta pequeña pero intensa obrita de uno de mis economistas favoritos: John Kenneth Galbraith. Bajo la recomendación de mi buen amigo Djevel, y tras ojear las estanterías de la sección de economía contemporánea de la zona de Historia en la biblioteca de la facultad un ratito, la encontré, y... para casa.

En esta pequeña obra, recorrido de una serie de conferencias de este exembajador de la India en este mismo país, encontramos una serie de referencias al funcionamiento de un ya decadente sistema de bloques, movido más por el comercio de armas y el aprovechamiento de grandes potencias y países de fuerte capacidad económica a base de otros más débiles en este respecto. Y todo desde la curiosa perspectiva de este grande de la economía del siglo XX, tan crítico con un modelo como con otro, siguiendo siempre su línea de Pepito Grillo del mundo globalizado basado en el modelo occidental. Responde varias cuestiones que plantea y propone curiosas soluciones que he ido viendo en muchos economistas que han pasado por esa gloria de asignatura que he cursado este año de cooperación al desarrollo, así que ya tenía algo sabidos esos aspectos, pero me resulta curioso ver que nacen desde las iniciativas de esta personalidad del siglo pasado. Y la verdad es que resultan altamente convincentes dentro del modelo actual, y para nada quedan desfasados. Es curioso ver cómo enfrenta los modelos económicos y los vincula al aparato militar siempre y a su desarrollo, también dentro del sistema de libre mercado creado desde la óptica global occidentalista.

Su estilo sigue siendo el que le caracteriza, pero esta vez más directo que en la obra anterior suya que leí el año pasado, donde al ser entreevistado se le veía más suelto y avispado que en una, digamos, narración más oficial. Aún tengo pendiente leer sus dos grandes obras de mediados del siglo XX, El capitalismo americano y La sociedad de la opulencia, que a ver si logro que caigan de aquí a un tiempo. Sus lecturas siempre son muy, pero que muy recomendables, con sabios consejos y amenos análisis de las situaciones que expone. Y sin duda, trasladable a la época actual y a todos esos eventos que aun a día de hoy se siguen produciendo, para disfrute de pocos y disgusto de muchos.

Ficha Técnica
GALBRAITH, J.K. Naciones ricas, naciones pobres: ensayos sobre la persuasión política y económica. Barcelona, Ariel, 1986.

viernes, 2 de julio de 2010

Bakemonogatari: best SHAFT ever?


Y cómo no, faltaría menos hablar de la joya de la corona del año pasado (y que por razones varias, ha traspolado el límite temporal hasta este año), la que posiblemente sea la opus magna de SHAFT, o al menos, algo similar a lo que Evangelion supuso para Gainax: la adaptación de las novelas ligeras de Nishio Ishin, Bakemonogatari (juego de palabras para formar, traducido al castellano, "historias de fantasmas").

Unos días después de la introducción, por fin y tras infinitas vicisitudes retomo esto para acabarlo. Hablemos ahora de esta extrovertida serie: el joven Araragi, incipiente vampiro, tiene que lidiar tras su conversión en cainita con una serie de espíritus que poseen a unas cuantas chicas tanto de su entorno como ajeno a él. Esto desemboca en una especie de harem, pero es un harem extraño en el que, a pesar de los tópicos comportamientos de las muchachas, gana incentivos por muchísimas razones. Yo me quedo con la que, a mi parecer, resalta por encima de todo, y es el factor SHAFT. Su estilo es único sin duda, y sinceramente a mí me parece un estudio que eleva al tan de moda "moe moe" que lo convierte en algo superior a lo que estamos acostumbrados a toparnos en la mayoría de las series de animación que se emiten por estos tiempos. Y lo lleva todo de una manera tan, pero tan fluida (a su estilo, lento y estático la mayoría de las veces, mientras que otras resulta vigoroso y frenético) que da un resultado excepcional a otras historias similares del montón.

Cabe resaltar también la asombrosa cantidad de diálogos tendentes al absurdo, tanto por deleite de los fans a la hora de escuchar a sus seiyuus favoritos (los típicos y militantes de SHAFT, para variar, en su mayoría) y por la tendencia a los diálogos de besugos que el propio NisiOisin tiene a la hora de interrelacionar a sus personajes. Además, las recurrentes referencias, cortesía de la casa, a la animación más clásica (pasando de Osamu Tezuka a Fujio F. Fujiko o Shigeru Mizuki) en muchas de sus imágenes o cortes estáticos le da una fuerza especial y el siempre personal toque referencial de SHAFT, detalle que me encanta. Y cómo no, siempre hay quien le encuentra una cantidad de similitudes a la famosa saga de Crepúsculo, pero en eso no entraré por desconocimiento de causa (y espero que los dioses me mantengan libre de ello).

Aun así, encontramos gracias a la tendencia a la divagación de los personajes una serie de características singulares que sin duda hacen absolutamente distinta a esta serie, tanto dentro del propio estudio como de la tendencia del moe. Quizás sean éstos los factores que consigan hacer que esta serie marque época y rompa tendencias, estableciendo un punto de inflexión, que no una manera de llevar a cabo las series (aunque claro, teniendo ahí presente ene emisión Katanagatari, del mismo autor... bueno, se nota que son del mismo escritor, dejémoslo ahí). Cabe destacar la manera en que se combinan tanto SHAFT como el propio NisiOisin, cómo ambos compaginan de una manera casi mimética, estableciendo una fusión perfecta. El estilo alocado y colorista de SHAFT ha contribuido a hacer de ésta una innovación realmente curiosa, como poco, y sin duda resultona dentro del género, bastante heterogénea en ese sentido. No deja de ser una historia de amor y un harem (en palabras del mismo autor, además), pero tiene un toque particular que le da vitalidad y una evidente diferenciación del común del género, tanto dentro de esta década como de la historia de la animación. Es un harem con carisma, y a pesar de la evidente QUALITY que muchas veces se han gastado (la falta de presupuesto vuelve a pasar factura a este estudio tal como les ocurrió ya con Hidamari Sketch, a pesar de haber arrasado con las ventas de BDs y DVDs de esta serie, aunque a posteriori de los fatídicos capítulos que abusaron del "rojo" y el "negro"), mantiene el nivel de estilo estiloso de SHAFT. Sí, es una serie que tiene estilo (aunque, personalmente, creo que no tanto como pudiera tener Natsu no Arashi!, en especial en su segunda temporada).

En definitiva, nos encontramos con una serie bonita y rompedora, aunque siempre en la línea de SHAFT, ese estudio que tanto amor y odio ha provocado a lo largo de los aficionados, pero que desde luego, sabe vender su producto, en especial al público hacia el que lo dirige. Son ya zorros viejos. Y eso sí, qué difícil es seguir el ritmo de los capítulos (en especial los primeros) con tanto cartelillo tanto estático como en movimiento y la cantidad de cosas que sueltan al hablar, con el aliciente de comprender la grandísima cantidad de banalidades que dicen. Personalmente, me parece uno de los grandes aciertos de la animación contemporánea, gracias a la cual disfrutaremos durante años de cientos y cientos de gorespammers y gente sin nada mejor que hacer en su tiempo libre que postear por 4chan. Tal y como aquella estrafalaria serie de Hideki Anno que marcó un antes y un después en la consideración de las series de animación a mediados de los noventa. O al menos, ésa es mi impresión tras haber disfrutado de la posiblemente mejor serie del año pasado. Y hablando de ella tras un año del comienzo de su emisión, que se prolongó ad aeternum por vaya usted a saber qué movidas dentro del propio estudio y que finalizó hace unas escasas semanas.

Y eso debería ser todo por mi parte. Me dejo cosas en el tintero que ya se me irán pasando por la mente conforme pase la noche, los días o los meses (me salto semanas porque ya he perdido la noción del día dentro de la misma. Puñeteras vacaciones). A lo mejor incluso se pueden contrastar opiniones al respecto en comentarios y demás, pero por lo pronto... ahí lo dejo todo.

Summer Wars


Y en esta ocasión, entramos con una película muy premiada y reciente, traída de la mano de los mismos creadores de la magnífica Toki wo Kakeru Shojo (estudio Madhouse, director Mamoru Hosoda y diseñador de personajes Yoshiyuki Sadamoto). Adaptando una obra previa, aquí vemos cómo se entremezlca la película anteriormente mencionada con una especie de Facebook de Digimon (ojito: Hosoda dirigió previamente algunas películas de Digimon, las primeras... y se nota), por lo que una traslocación más moderna de éstas podría ser una perfecta definición de la misma.

Kenji, un chavalito de instituto del montón es invitado por su senpai buenorra a la casa de verano de su abuela, una pedazo de mansionaza heredada de un linaje familiar de tradición acojonante o algo por el estilo. Y van a celebrar el cumpleaños de la viejecita en cuestión, con toda la familia implicada en ello y presente en la mansión. El caso es que el maromo tiene que hacerse pasar por el novio de la muchacha porque ésta le hizo una promesa a su abuela. También resulta que el zagal es un cocazo y le da a las matemáticas que da envidia (otros aún tenemos complicaciones serias para calcular el dos kalendas y hasta nos equivocamos en su resultado) y además le dieron cuenta de cuidador del mantenimiento de esta red social masiva de la que depende casi todo (guau, atentos al guiño del Gran Hermano). En definitiva, una noche le llega un mensaje cifrado que le da por resolver con un numeraco del copón y acaba liándola parda en el mundo virtual. Así, a partir de ese momento se esforzará por salvar su imagen y reparar el daño que ha ocasionado. Así, pasan cosas y... ¡koi koi!

La película está muy hypeada. Apenas ofrece la mitad de lo que promete de antemano en sus dos horazas de duración. Me quedé bastante defraudado a pesar de tener un magnífico apartado técnico, tanto en animación 3D como por el resultado que ha quedado. Sí, me sentí muy decepcionado al verla, me esperaba una agradable sorpresa como cuando vi Tokikake, pero se quedó más en una esperanza que en un hecho. En fin, tocará esperar a la próxima conjunción astral para que este equipo vuelva a sorprendernos con algo similar. O al menos, no que se quede tan corto.

Por otro lado, la defensa de valores tradicionales y estereotípicos japoneses (la consanguinidad y la unidad familiar, la importancia del "qué dirán" y el estatus dentro del grupo, la épica a su manera y su concepción del honor, los juegos de mesa, la disciplina y las artes marciales, entre otros) combinado con la percepción de las nuevas tecnologías y los efectos que éstas tienen en nuestra vida diaria además de la trasposición de personalidades bajo avatares virtuales daría lugar, como poco, a una correlación de estudios socioculturales como poco interesantes en un principio. Es, sin duda, una película muy japonesa en ese aspecto, combinando la imagen clásica que se pueda tener del Japón profundo vinculado con la faceta más moderna y vanguardista del país nipón. Podría hacer una breve introducción o explayarme sobre eso, pero creo que lo dejaré ahí planteado para el debate y que las nuevas generaciones tengan algo de lo que hablar cuando vean la película de marras. Así que ya sabéis, quien quiera aprovecharse de la idea, que al menos se lo curre un poquito más que yo.

Ef - A tale of Melodies


"¡Reseñas gratis!" debería de estar gritando la multitud si me leyese el pensamiento esta noche. Pues sí, me ha dado, una vez acabada la maratoniana sesión anual de exámenes de julio (cada año la tolero peor, aunque al menos este año he acabado relativamente temprano de ellos) pues toca hablar sobre cosas que he visto a lo largo de los últimos meses y que por falta de tiempo pero sobre todo de ganas no he podido escribir en esta pésima bitácora.

Empezaré con la secuela de aquella bonita y dramática historia de relaciones complicadas basadas en esa VN desarrollada por racistas que no quieren exportar su "magnífico" producto al extranjero y le montan pleitos a la gente que se dedica a acercarlo al gran público (o sea, traduciendio al inglés de manera extraoficial). Continúa la línea que en su predecesora dejó, centrándose esta vez en los secundarios adultos que aparecían en la serie, entremezclando sus historias y viviendo nuevos episodios dramáticos y recordando terribles recuerdos de juventud. De nuevo SHAFT hace gala de una estética característica de gran belleza y colorido, mezclada con intercalados experimentales tan característicos, acompañado de textos de pantalla completa, a ratos también en alemán.

Personalmente no me pareció tan absorbente y chocante como pudiera resultarme en su momento la primera parte, pero no deja de ser un deleite visual en todos los sentidos. Aunque claro, ya se peca de un poco de "completismo", de conocer más sobre el universo de Euforic Field. Como casi todo lo de SHAFT, muy recomendable para tener un poco de idea, sobre todo, de cómo funciona este estudio dedicándose por entero a desarrollar una puesta en escena hermosa y ciertamente resultona de imágenes, colores y sensaciones; que seguramente a pocos deje indiferente, al menos provocando a priori un impacto por su estética que, repito, es completamente característica de este estudio de animación.