domingo, 20 de noviembre de 2011

La verdad sobre la democracia española (2011)

Ains, qué tiernos recuerdos de cuando lloriqueaba amargamente al sentirme completamente defraudado por los resultados electorales de hace tres años y pico. Ahora, más curtido y curado de espanto que antes, preveo claramente muchas otras cosas que antes, idealísticamente, obviaba en mis observaciones de campo. Ahora ya estoy más rodado y difícilmente algo me pilla por sorpresa en este tipo de cosas. ¿Y de qué cosas estamos hablando? Pues muy fácil, del funcionamiento tan risible que tiene nuestra democracia o, más concretamente, seudodiarquía grupal entre dos grandes potencias políticas que, como en tiempos de Cánovas, no representaban al conjunto de la población pero que permitían una suerte de danza en el poder que variaba según la coyuntura y la orientación de las influencias facciosas de los caciques. Una especie de ley no escrita pero que se cumple rigurosamente como si se le quisiera dar la voz al positivismo más petulante. Y así es. Mirad si no los resultados (y esta vez cito varias fuentes, cada una de ellas más tendenciosa que la anterior): RTVE, El País, El señor Estado.

Antecedentes claros y evidentes los vemos en las elecciones municipales de mayo. Aquí los peperos también arrasaron a un PSOE desgastado por la crisis y muy cuestionado por su forma de sobrellevarla. La ineficacia le ha pasado factura de una forma dramática, con su peor resultado electoral. Volviendo al paralelismo turnista, la crisis me recuerda a lo que pasó con Cuba, provocando el final político de un ya envejecido Práxedes Mateo Sagasta y dando paso a una de las etapas, a mi juicio, más interesantes de la historia de España. Todo eso hace más de un siglo y tras un intento reformista no muy bien parado y casi medio siglo de dictaduras a lo largo del siglo XX, en el XXI no hemos cambiado un ápice ni con casi una docena de años rodados del mismo. Para que luego suelten el tradicional "Spain is different". La debacle electoral del partido del turno de corte liberal, comúnmente calificado (y erróneamente desde 1974) como socialista, es más que obvia por su pésima gestión de la crisis, falta de liderazgo pero, sobre todo, por las disidencias internas y la fragmentación de la izquierda que se había ganado a su bando. Debido a que esta masa de población suele ser un poco más crítica (unos más, otros menos) que la de ideas fijas vinculada a la facción conservadora, su voto es oscilante en un porcentaje muchísimo mayor que el del otro grupo. Así vemos que han caído en casi cinco millones de votos con respecto a los pasados comicios. Es bastante explicable, debido en su mayoría al surgimiento de muchos micropartidos de corte alternativo que se han presentado más creo yo para castigar al PSOE que para luchas viablemente contra la crisis. Porque ya se sabe: Europa manda, aunque sea subconscientemente. Y si Europa no se atreve a aplicar medidas a lo New Deal, bien podría ser que se tomen medidas en que se mantenga el statu quo de sus grandes patriarcas (como los bancos, grandes empresas y demás, que darwinistamente sobreviven a costa de los estratos inferiores de población incapaces de adaptarse a los tiempos que corren) y han de pagar los que en su mayoría no tienen nada que ver con sus juegos de poder. O sí, porque se lo permitimos en un primer momento: jugaban con nuestros ahorros, nos adoctrinaban por diversos medios (escuela, medios de comunicación, vida social... hay donde elegir). Nos imponían sus modas o un consejo de sociólogos bien pagados les decía cómo conseguir que la masa se comportase a su antojo como si de grupos totalitarios se tratase, pero de una forma más acomodada. No deja de ser una muerte dulce.

Se me está yendo mucho la cabeza. En fin, las lecciones que deberíamos repasar de hoy: las izquierdas se han comportado como deberían pero en el momento menos indicado. Al fin y al cabo, ha sido un precioso ejemplo de "divide y vencerás". Y es lo que ha pasado. Bien por no votar, bien por votar a otro de las muchas opciones viables o bien por mero descontento o rabieta transitoria de la que espero que se arrepientan, ha pasado lo que ha pasado. Entre eso y que la ley elecotral, la cual ya sabemos todos cómo funciona más o menos (o sea, preséntate a escala nacional y no te comas un rosco, preséntate por tu barrio y arrasa en el congreso), ha pasado lo que se venía venir. Y ahora a ver cómo se pasa esta legislatura que, recemos al dios mercado (¡qué mas nos queda!), haga que no llegue a durar sus cuatro añitos. Y colorín colorado, esta pesadilla no ha acabado.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Mahô Shôjo Madoka Magica


Bueno, con algo de delay como de costumbre, volvemos a la carga. Esta vez con doble excusa para dicho retraso: primero, por hablar ahora de la opus magna del estudio de animación SHAFT. Y segundo, después de mi recurrida excusa de hablar de series que hacemos con el fansub cuando las acabamos en vez de cuando las acabo de ver yo. ¿Formas de propaganda encubiertas? En principio no, postestructuralistamente quizás.

Creo que no hace falta presentar esta serie, pero en fin, para los que vivan debajo de una piedra. Madoka Kaname es una chica como otra cualquiera. Pero un día entra en su vida una especie de roedor paliducho que dice que, concediéndole un deseo, puede convertirla en chica mágica. Entonces es atacada por una bruja y viene una de estas chicas mágicas a salvar el día. Desde ese momento, Madoka también quiere luchar contra las malvadas brujas que atacan a la gente, pero Homura Akemi, una chica nueva que ha venido a su clase con pinta de tener muy malas pulgas, resulta ser otra de estas chicas mágicas y no quiere que se convierta en una de ellas. A partir de aquí, pasan cosas. Teniendo presente que Gen Urobochi es quien nos ha preparado esta historia, no podemos esperar que sean cosas muy halagüeñas. Es más, la historia es sin duda cruel y despiadada, muy tenebrosa, pero bastante atractiva. Poco más hay que contar sin destripar la serie, cosa que haré después.

Entremos en el análisis técnico-formal, esa cosa que tan horrorosamente mal se me da. Para empezar, vamos a decir una obviedad que nos ayudará a comprender muchas cosas: es una serie del estudio SHAFT, como ya mencioné anteriormente. Akiyuki Shinbo reitera la dirección de la serie, con su estilo característico de primeros planos con cabezas escorzadas y apuntes de cámara sumamente sugerentes. Gráficamente la iluminación, colores y efectos son también muy propios de lo que nos ha venido ofreciendo este estudio. El diseño de personajes de Aoki Ume (Hidamari Sketch, cuya serie de animación está también producida por SHAFT y cuenta ya con tres temporadas, un huevo de especiales y anunciada otra temproada más) contribuye a causar una impresión más chocante, ya que sus diseños son característicamente "muy monos" y tildados de "infantiloides" (Also, wideheads). La animación es muy característica también, introduciendo esos resultones elementos a modo de animación en slowmotion utilizando collage. Este efecto lo usaron ya en algunos momentos anteriores, como ciertos OPs de Sayonara Zetsubou Sensei. En definitiva, y a pesar de ser un trabajo original, el primero para el estudio de animación acostumbrado a adaptar series con un fuerte componente de comedia o recursos del moe, combina toda su experiencia de animación, siendo como una síntesis de sus años de trabajo, con una animación espectacular, muy fluida y con escenas sumamente sobrecogedoras. Y a destacar también la magnífica banda sonora compuesta por Yuki Kajiura, muy bien colocada además y con temas ciertamente memorables.

Dicho esto, pasemos a destripar otros asuntos. Sin duda, la reputación que se ha ganado dentro del mundillo la tiene más que merecida. Lo que se nos ha mostrado ha sido un valiente proyecto que ha tenido muy buen resultado y posiblemente mejor acogida. ¿Lo mejor de SHAFT? Viendo su expediente, así puede ser, pero aún tiene ahí un duro rival (al cual aún le deben una temporada más, que saldrá este invierno, y una película que se encuentra en preparación). Las razones del éxtio de Madoka quizás podamos achacarlas a varios factores. Sin duda, un punto fuerte es su "revisión que no revisiona" el género de chicas mágicas (Mahô Shôjo para los entendidos, Puella Magica para las que se las dan de guays y no tienen ni puta idea, y Magical Girls para los generalistas. Todo viene a ser lo mismo, sí). En este sentido, nos presenta una serie como bien podrían ser no tanto las típicas de "enemigo por semana" a lo Sailor Moon o las sagas de Pretty Cure. Es más una historia con tintes siniestros a lo MS Lyrical Nanoha, pero mucho más despiadada (y sin Nana Mizuki o Yukari Tamura en papeles protagonistas, cosa que le da cierto mérito, pero cuenta con algunas de las divas del estudio como Eri Kitamura, Emiri Katô o su verdadera estrella, Chiwa Saito, en el papel estelar de Homura. Y han terminado de encumbrar a Yûki Aoi, quien le ponía voz a la protagonista). Realmente, si apreciamos su historia, está muy bien contada. El señor Shinbo ha sabido aprovechar muy bien la historia de Gen Urobochi y la ha contado magníficamente, dejando unos momentos cumbre como los capítulos 3, 9 o 10. Sin duda, puntos de inflexión que no dejan indiferentes, realmente chocantes y de un efecto muy resultón en todo el fandom que se gestaba. Dicho y hecho: no sólo son grandes episodios técnicamente hablando, muy en la línea de sus anteriores trabajos, sino que han demostrado que no sólo valen para la comedia, que si tienen un trabajo "más serio" también lo pueden dejar resultonamente hecho.

Ahora bien, yo, como soy como soy, le tengo que tirar un poco de las orejas también. Reconozco que la serie me ha encantado, eso para empezar y sobre todo para reprochar. Ahora bien, ¿logrará el efecto que en sus años (hace ya más de treinta) logró Mobile Suit Gundam de revolucionar el mundillo con todo un plantel de dispositivos de merchandising y explotación de su propio éxito? La cosa ha cambiado mucho y esto mismo se hace hasta con la serie más insignificante: todo tipo de eventos y demás chorradas, como cafés temáticos o firmas para los fans del casting de voces, con encuentros, especiales en revistas de prestigio y un largo etcétera. Aun así, el que las ventas en el formato digital (BDs y DVDs) haya acompañado tan bien, rompiendo los records que Bakemonogatari ostentaba hasta la fecha, le dotan sin duda de un respaldo sin precedentes por parte del público. Y a este efecto le sumamos el reciente anuncio de tres largometrajes (dos recopilatorios y una historia inédita que, en teoría, continuará desarrollando la trama), como en su día hizo también la franquicia que actualmente ostenta la corona del merchandising animeril.

Ya entrando un poco en la percepción personal, yo espero que con el nuevo final que planteen dar no me dejen a medias tintas como ya lo hiciera la serie. O sea, hasta cierto punto quedé un tanto desencantado. Quizás influeyese el que la viera con todo el pescado ya vendido, cuando todo el fandom la había calificado poco menos que obra maestra, dotándola de un hype casi sin precedentes. Y algunos otros detalles menores que realmente no me convencieron en el último episodio (como la implícita predestinación de Sayaka o la conversión en ley universal, de las cuales yo mismo no soy demasiado amigo por deformación intelectual y profesional), pero bueno, nos mantenemos a la expectativa. Realmente, creo que no me puedo cortar en decir que mejor inicio no ha podido darnos la década que entra, con una serie que va a marcar un paradigma. Probablemente sea explotada largo y tendido, se pervierta y acabe con una serie en su línea cada equis tiempo. Es una posibilidad. También puede quedarse en lo proyectado, o bien pueden salir más mangas spin-off de dudosa calidad como los ya existentes. Pero ya está ahí, anunció un listón muy alto para este año, el cual está rompiendo un poco el mito de que en los últimos tiempos no se ha hecho buen anime (un mito que, como todos los demás, toca desmentir a toda costa y con razón). ¿La obra maestra de SHAFT? No me atrevería a mojarme tanto. En mi caso, aún no me he atrevido a ponerle un 10 a ninguna serie suya. Quizás será porque soy más tendente a disfrutar como un crío más que esta nueva estética imperante de "personajes monos haciendo cosas monas" (aunque sean dramáticas y a veces incluso espeluznantes) el shônen tradicional. O unos buenos argumentos, cosa sinceramente muy difícil de encontrar en un mercado en que predomina el recurso a ideas repetitivas y muy poco originales. Tampoco es que sea un soplo de aire fresco al género que representa, al menos yo no lo considero así, pero es un magnífico ejemplo del propio género en cómo hay que hacerlo. Y con eso es con lo que me voy a quedar. Y qué demonios, ¡que me quiten lo bailao!

En definitiva, la serie va a marcar época. O eso o SHAFT decidirá volver a superarse (o intentarlo) y reventar sus propias marcas. Esperemos que sí y que nos sigan ofreciendo cosas de moe que superen un poco el prejuicio inicialmente abierto de arquetipos recurrentes que resultan tremendamente anodinos e incluso ya cansinos. Así que cabe tener esperanzas, muchas esperanzas, en que en más a corto que a largo plazo, nos deleiten con otra obra de, al menos, la misma calidad que la que acabo de reseñar. Dicho esto, no me queda más que decir "hasta otra" a los pocos valientes que hayan podido con todas las cosas que he soltado y hayan llegado a este punto. Así que me despido con el típico "nos leemos" y esperemos nuevas reseñas, de lo que sea. Eso será señal de que sigo neuronalmente vivo y con inquietudes suficientes como para plantearme cuestiones hasta de lo que en apariencia pueda ser algo insignificante.

lunes, 31 de octubre de 2011

Steins;Gate: hype positivista


Lo estabais esperando todos. Lo sé. Bueno, lo primero de todo, perdonad la demora correspondiente a la reseñita. Esta semana ha sido una desestructuración absoluta de mis biorritmos y eso me afecta más a la superestructura psicológica que a la infraestructura corpórea a la hora de mover el culo para hacer lo que sea. Para más inri, visita paterna que desarticula la organización pactada por los que vivimos en el pisito madrileño. En fin, después de dejar las excusitas de rigor, vayamos al lío.

Nos encontraos en el verano de 2010. Qué a gusto estuve ese verano, leyendo como un cabrón en el pueblo un montón de cosas para hacer un artículo de investigación. También me dejé a medias El Señor de los Anillos (y desde entonces no lo he vuelto a tocar). Pero mientras yo vivía mi vida armoniosamente, nuestro querido amigo Okabe Rintarou, a partir de ahora conocido por el nombre en clave de Okarin (o también "prota muy flipado doblado por Mamoru Miyano") pasaba unas reiterartivas tres semanas que no nos gustaría haber vivido al resto de los mortales. El caso es que todo empieza con el asesinato de una chica que luego resulta que había desarrollado una teoría para viajar atrás en el tiempo. Y sí, aquí empezamos a no tomarnos esto en serio. Porque da la casualidad de que Okarin, nuestro protagonista de VN adaptado al anime, ha desarrollado un (ojito al dato) microondas teléfono que le permite transmitir su mente a una línea paralela del tiempo. Pero claro, con el brinco que ha pegado de una línea a otra (y más sin duda habiendo dejado mandar mensajitos a todos sus amigotes y amigotas para que cambiaran la realidad a su gusto) al final acaba pasando factura y afecta a sus seres queridos. O por decirlo mejor, a su amiga tonta que no entiendo cómo aguanta siendo Kana Hanazawa en modo insoportable. Nadie en su sano jucio querría rescatar a alguien que es tan... especial (por no soltar adjetivos peyorativos más gordos). Pero, en fin, "oh Japón, nunca cambies" y esas cosas. De mientras, están dale que te pego con la maquinita de marras, desarrollándola de puta madre y luego al final resulta que una organización maliciosa que sólo existía en la mente calenturienta de un "científico loco adolescente" (hola, ¿alguien le ha robado esta idea a Cartoon Network o a Marvel?) resulta que está detrás de su experimento o no sé qué movidas. Total, que con una explicación un tanto cogida por los pelos resulta que se entera de que va pegando brincos por distintas líneas temporales que derivan de unas líneas principales a las que es casi imposible acceder. Así, pretende ir deshaciendo su camino andado para volver a la línea original, en la que se da cuenta una vez que ha llegado que quien la va a palmar no es su amiguita tonta, si no su "asistente" tetiplana y tsundere perdía: Makise Kurisu (nombre clave: Christina). Una despedida muy bonita y todo eso y, luego, dos capítulos para deshacer el entuerto con un happy end de lo más forzado (de ésos que parece que se han puesto tan de moda en las series japonesas de este momento). En definitiva, un mareo de casualidades que pretende hilvanar un hilo argumental algo caótico pero de un resultado resultón que ha convencido a la audiencia con más exageraciones calenturientas que miradas frías de análisis científico.

Y ahora llegan las preguntas del "ciencioescéptico": pero ¿qué me han estado contando? Yo veo más un thriller psicológico que una serie de ciencia ficción, con, por cierto, los elementos del mismo bastante poco elaborados. Te lo dejan caer ahí como si la Kurisu fuera una especie de Rebecca Miyamoto de ésas que salen como de debajo de las piedras cuando menos te lo esperas. Si es que el mundo está lleno de genios. Y es también muy gracioso ver a loss físicos con bata (es una pregunta que siempre me he hecho: si los físicos son más de hacer cuentas y de estar pegados a un astrolabio ciberpunk y cosas así, ¿por qué llevan bata? ¿Es un elemento indispensable para entrar a un laboratorio o para hacer ciencia? ¿Debería yo entrar a los archivos con bata antes que con guantes? ¿A qué huelen las nubes?). Bueno, quizás la lleven. Si alguien conoce la razón, por favor, que me lo haga saber. Es más un asunto de curiosidad que de vida o muerte, pero en fin... los seguidores de Popper mandan en estos temas. Cosas de vivir en una sociedad que sustituye a los sacerdotes por los científicos (al menos éstos salvan vidas y no almas), pero tampoco es que sean harina de otro costal. Cambiamos la toga por la bata y todos nuestros problemas se solucionan. O no. Bueno, antes de irme por donde quiero pero no me dejan, abordamos el tema de "por qué siempre queremos salvar a la retrasada". Sí, es gente a la que se coge un cariño especial si estás viviendo el día a día con ella. Pero de cara al exterior es sin duda gente a la que prefieres evitar, pero es en plan "¿no quieres sopa? Pues toma dos tazas". En fin, cosas que nunca lograré explicarme.

Aun así y con todo, la serie no deja de estar bastante entretenida. Sí, los personajes son típicos y tópicos a más no poder, estereotipos remanidos y caducados que se nota un huevo que han salido de una VN con escenas muy forzadas y comportamientos muy canónicos. Y eso, que de ciencia ficción... psché. Doctor Who seguramamente mole más. Como Star Trek. Pero lo que he dicho, yo esto lo encajaría más como un thriller quiero y no puedo de ciencia ficción que como ciencia ficción propiamente dicho. La tensión se palpa más que los métodos creíbles y demás, y quizás por eso sea tan sumamente entretenida. No hay que desmerecerle el mérito de tenernos a todos a la expectativa semana a semana de ver con qué nos salían en el siguiente episodio o cómo resolvían la movida que aparecía por otro movimiento en la línea beta. Que nos quiten lo bailao, como quien dice. Y si alguien encuentra similitudes en esta entrada con la revisión de la serie que ha hecho el quejica de Dark_sage en su página, pues no es que esté completamente inspirada, es que es un cuasi plagio. Para qué nos vamos a cortar en decirlo. Aun así, quería cantarle las cuarenta a tan vitoreada broza que es anunciada como una de las mejores series del año. No nos engañemos, este año está teniendo una muy buena cosecha: unas series que parece que no pero sí, y las que parece que sí también. Así que por eso no me atrevería a decir que ésta es de lo mejor, es más bien de lo más mediocre de lo mejor (o de lo mejor de lo mediocre, como se prefiera ver) si es que queremos calificarlo de alguna forma. Hagamos un baremo: le he puesto la misma nota que a Gundam ZZ o a K-ON!!, así que algo debe de tener (también es cierto que últimamente me conformo con poco). Pero teniendo ahí series del calibre de Madoka, Hourou Musuko, Tiger & Bunny, Dantalian no Shoka o Mawaru Penguindrum (aún no he visto la tercera de Natsume, pero, conociéndome, me gustará aunque sea más de lo mismo), ésta se queda un poquito corta. Ahora bien, para gustos colores. Pero me reafirmo: esta serie ni de coña es de lo mejor del año por muy bien que se venda. Es entretenidísima, sí, pero nada más lejos de la realidad. Eso sí, una animación bastante decente y un dibujo que se ha mantenido. Pero claro, con todo el merchandising y el mamoneo nipón que ha aparecido a su alrededor, pues cualquiera se atreve a decir esto muy alto. En fin, que los que la aclaman como producto semidivino la terrenicen un poco desde una perspectiva menos "migustocéntrica" y le den un repaso crítico un poco menos difuminado.

En fin, nos leemos en futuras entradas, espero que alguna más interesante que ésta. Hasta la próxima.

domingo, 16 de octubre de 2011

REDLINE

Aprovechando que ya la hemos sacado con el fansub y hago un poquito de propaganda de paso, voy a dignarme a hacerle una pequeña introducción a esta películilla del universo de una OVA simpática que hicimos hace ya mucho, con mucho potencial para explotarle en futuras producciones por parte de ese magnífico estudio de animación que es Madhouse. Con una calidad de imagen bastante patente (de cada frame podría hacerse un wallpaper), se nos presenta una película de carreras no muy al uso pero sí que lleva la tendencia reciente de grandes producciones hollywoodienses de meter mucha carne en el asador. Y así es Redline.

JP es un conductor de carreras a lo Wacky Races pero más exageradas e intergalácticas, con todo tipo de movidas extrañas que suceden en las mismas. Así, pelea para clasificarse en la gran carrera espacial, la Redline, pero su compañero de equipo y encargado del diseño de su vehículo Frisbee está liado con la mafia y tiene que amañar las carreras. Por eso, pierde la oportunidad de clasificarse, pero debido a la retirada de otros pilotos que aseguraron su pase, entra en la gran carrera. Así, ha de viajar a Roboworld, una especie de utopía tiránica que esconde algún que otro secreto militar que la retransmisión de la carrera podría desvelar. Así, vemos la preparación y la carrera de por sí. Todo muy trepidante, además, aderezado con buena música y una animación acojonante.

Así es como yo lo definiría: japoniza Wacky Races (esa entrañable serie de Hannah & Barbera que todos veíamos de pequeñajos por la tele antes de ir al cole y que ahora echan en Boing. Aunque reconozco que se echa de menos un Pierre Nodoyuna y a su colega Patán) y métele movidas del panorama scifi japonés que no tiene nada que envidiarle a las cosas de Gainax con participación del Imaishi. El animador Takeshi Koike está detrás de todo esto y un Madhouse espectacular en la calidad de la animación nos deleitan con una película de carreras y un prota a lo Grease que va desinflándose argumentalmente pero que mantiene una intensidad y unos niveles de flipadura atronadores visualmente. Y cómo no, no podía faltar el cameo de nuestros queridos amigos Trava y Shinkai, a los que ya conocimos en la OVA antecesora. Ojalá hagan algo más referido a este universo, porque es muy explotable y está bien majo. Y contad con que en Tanoshii probablemente nos la apuntemos a esa larga lista de proyectos que querríamos y nunca sale pero nos meten en sustitución otra temporada de Hidamari Sketch. En fin, nos leemos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Kokoro, de Natsume Soseki


Cualquiera diría que, viendo la imagen, voy a hablar de una serie de animación. Sí y no. Vamos a explicarnos: dio la casualidad que, en uno de esos viajes que suelo hacer a la biblioteca de mi antigua facultad de filosofía y letras de Granada, me topé con algo que me llamó poderosamente la atención, una novela japonesa editada por Gredos de la que había oído hablar a través de un anime que habíamos hecho con el fansub. La curiosidad me incitó a cogerla y empezar a leerla esa misma mañana. Así he acabado leyéndola y disfrutándola bastante, más incluso de lo que me esperaba.

La serie de animación en particular es Aoi Bungaku (literatura azul), en la que varios directores con famosos artistas de manga como diseñadores de personajes (entre ellos, Tite Kubo y, en el caso que nos atañe, Takeshi Obata) realizan la adaptación de obras de esa edad de oro literaria que fue el naturalismo japonés, con claras reminiscencias románticas y otros estilos llegados de Europa y América tras la apertura de Meiji aderezados con el componente tradicional nipón. A cargo del estudio Madhouse, y con arcos de pocos capítulo (uno y cuatro, aunque suelen ser dos de cada uno), nos dieron a conocer deliciosas obras de principios del siglo XX que, en caso de ser todos como la novela que nos atañe, sin duda merece la pena darle una oportunidad a la hora de leerlas. Además, debo reconocer que este arco fue de los que más me gustó (aunque no tanto como Hashire, Mero!).

Vayamos al grano ahora. La obra de Natsume Soseki nos sumerge de lleno en el final de la época Meiji, la que dio lugar a las grandes transformaciones técnicas y ese espíritu modernizador que se fomentó a través de dicho aperturismo. En este respecto y como ya he comentado, la influencia de distintos estilos literarios en una generación de oro de literatos que se dejaron llevar por las corrientes modernistas y del realismo europeo de aquel entonces (esencialmente del naturalismo de Flaubert o Balzac) con reminiscencias del romanticismo tardío alemán. La obra, que se divide en tres partes, nos habla de las vivencias de un estudiante que conoce a un curioso personaje, al cual llama constantemente sensei (literalmente, maestro. En este caso, es un título que se da a personas a las que se tiene un respeto especial). Acaban haciéndose amigos y el protagonista, viviendo su vida y maravillándose por este personaje hacia el que siente gran respeto y admiración, trata de indagar en su pasado por su comportamiento tan singular ante la vida. Así, quiere conocer el porqué actúa como lo hace, su motto en la vida que le hace tan especial y a la vez tan fascinante. Pero problemas familiares le obligan a volver a su pueblo y, en el momento de la verdad, sensei, que quiere explicarle su pasado, ha de enviarle una carta en que le explica todo lo que ha vivido para encontrarse en la situación en que se encontró fortuitamente con el estudiante. De esta forma, le cuenta un desolador episodio que marcó su vida, el cual se retrata en el arco de la serie de animación y que corresponde a la tercera parte de la obra.

Sin duda, un desolador relato imbuido por ese naturalismo francés que unos años antes se gestaba en el país de los vecinos de arriba. La sólida y ágil narración sin duda es un aliciente de esta obra a seguir leyendo, que fuerza al lector con un ritmo muy bien logrado a querer saber más sobre los personajes, especialmente de sensei. El relato de sus tormentos es sin duda violento y escalofriante a la par que enternecedor y hermoso. El amalgama de sensaciones que transmite es también un punto fuerte: el pesimismo desgarrador de una época que se acaba y el cómo marcó a una generación entera el efecto Meiji. En otros aspectos, me recordaba también a El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, por el relato de una experiencia vital patética marcada por hechos tristes en el marco de una época de cambio que, en el caso español, es mucho más frustrante y decadente que en la incipiente y esplendorosa futura gran potencia oriental. Ambas tienen su encanto a su manera, con ciertos puntos comunes que vale la pena considerar. El amor y la muerte como temas primarios de fondo y la visión de verdaderas antípodas en ambos quizás sea lo que más haya que poner en valor de esta comparativa tan arriesgada que me gasto, viendo además que la influencia centroeuropea en ambos (más francobritánica en Soseki y alemana en Baroja) es patente.

En fin, dejo de dármelas de experto en temas que he tocado de refilón y con un espacio de siete años entre la lectura de uno y de otro. Pero las reminiscencias estaban ahí, eran claras y no creo que debiera dejarlas pasar. Aun así, recomiendo encarecidamente ambas obras. Y hasta aquí todo el pescado vendido. Si se me ocurre algo más, ya me dará por hablar de ello. Hasta entonces, veremos qué tal se da la cosa. Nos leemos.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Super 8: recordando los ochenta


Volvemos a la carga con una peli que está pegando muy fuerte desde este verano y que, para variar, me ha dado por ver cuando todo el mundo ya la tendrá más que requetevista: Super 8. El nombre le viene de la camarita esa del año catapún, con la que el joven Spielberg grababa sus primeras frikosidades allá por finales de los años setenta. Paralelamente, en Japón, nacía la franquicia de MS Gundam. Sé que este dato no tenía nada que ver, pero como soy así, lo digo por la puta cara.

Tratando de autoplagiarse (en el peor de los sentidos) o recreando/inspirándose en las películas de los años ochenta en donde los niños tomaban las riendas (o más bien a imitación de esa literatura de "tú eres el protagonista, escoge tu final") se muestra a estos chavales, preadolescentes o ya con sus primeros pelillos asomando, nido de hormonas (como los jodidos críos que tuve detrás en el cine, que no se callaron en todo el metraje a viva voz) como los héroes de situaciones que implican aventuras y ciencia ficción. Sinceramente, me hubiera quedado con lo primero, mucho, pero mucho más. Pero en fin, es lo que hay.

Pueblecito yanqui que a finales de los años setenta está la mar de tranquilo y donde un grupo de críos quiere rodar una peli de zombis. A esto que, mientras ruedan y demás, hay un accidente de tren bastante sospechoso en el que se ve implicado su profesor de biología. En el accidente, queda suelto algo, aparte de una especie de cubitos. A partir de entonces, en el pueblo se suceden extraños sucesos más o menos paranormales (robo de motores, cortes de luz, huida de mascotas...) y desapariciones de personas. A esto que, mientras, el ejército del aire interviene en el pueblo por alguna razón relacionada con el accidente ferroviario. Así, mientras, los niños desarrollan sus relaciones mientras continúan rodando la peli. Y después, cosas pasan: evacuaciones, explosiones y un marciano más feo que el carajo (y el cual, para variar, es inmune a todo tipo de bombardeo).

Se nota la mano de Spielberg para mal y la de J. J. Abrams para peor. Me explico: la peli empieza y sigue muy bien: se nota que ahí recupera ese espíritu de filmes como Encuentros en la tercera fase, ET el extraterrestre y Los Goonies (esta última, sin duda, la mejor de las tres para mí y, como poco, la más carismática). Así vemos cómo tratan de hacer un popurrí con elementos de todas éstas, pero con un resultado que al final queda o muy forzado, o muy abierto, o muy equivocado. Vamos a ver, es entretenida hasta cierto punto en que las cosas ya se empiezan a hacer un poco obvias y la carencia de un epiloguillo (carente, por otro lado, en las anteriores mencionadas a las que pretende homenajear) le restan credibilidad a ese final tan de despachado a la ligera. Esfuércense un poco más en la próxima, por favor.

Vayamos ahora a lo interpretativo. Debido a que este año hice esa asignatura de la cual disfruté tanto (Historia de los Estados Unidos), veo este tipo de películas con otros ojos. Eso sí, vamos a hacer de tripas corazón y acabar un tanto como Capitán Obvio. Lo primero que debo remarcar es la falta de cierto romanticismo social que, por ejemplo, nos infundía Los Goonies. O sea, chavales que buscaban un tesoro pirata para salvar del desahucio a sus familias. Incluso del cariño por los que son diferentes que expresaba ET. Aquí se pierde eso un poco, es directamente un marciano cabrón que quiere irse y por eso se dedica a matar a todo el que pilla hostilmente, menos al prota que le dice que se vaya. En realidad, por tal y como mostraron el desenlace, es una película que, sensu stricto, podría haberse evitado de principio a fin. No sé si me explico, pero bueno, que ya se sabe cómo funciona la magia del cine, de que tiene que pasar siempre algo excepcional. Luego está el factor de que el profesor de biología, un negro (¿un científico negro en un experimento de tan alto secreto a mediados de los sesenta? Lolqué), es quien establece contacto con el ser alienígena. O sea, excluido con foráneo se juntan y se comprenden, tienen cierto compromiso (y más si vemos que Spielberg es judío y que, como Sacha Baron Cohen, ese curioso sujeto que interpretó a caricaturas como Ali G, Borat o Bruno, expresaba en su tesis doctoral, la influencia de los judíos en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos era más que patente). En fin, hay batallas que nunca terminan. Otro aspecto a destacar es el del papel del ejército. Aquí son evidentemente los malos. Son crueles, disciplinados y muy estrictos. Vemos que putean al pueblo para conseguir sus objetivos, como la vida misma. Y luego claro, la culpa de los sucesos raros son los comunistas (pero esto es otro cantar, muy de ambientación en la época). Aun así, mostrándonos un ejército plenipotenciario y cuyo secretismo operativo es su mayor máxima, luego nos muestran la cruz de los mismos con esa terrible incapacidad de que, con todo su potencial y arsenal, no logren acabar con el monstruoso invasor. Muy de Abrams esto también, como ya nos manifestó en Monstruoso (Cloverfield es su título original) (la cual tenia bastante fresca antes de ver esta película), donde se muestra la impotencia y el miedo del "¿y si un bombardeo de un B12 no le hace nada al bicho?". Sinceramente, me hicieron más gracia los marcianos de Tim Burton fumándose cabezas nucelares pero con cabezas explosivas al son de Frank Sinatra o algún ñoño de éstos). En fin, esto es lo que podemos sacar así de primeras. Seguro que si no hubiera tenido una panda de prepúberes chillones detrás, podría haber sacado alguna tontería de este cuño más.

En fin, hasta aquí la entrada de hoy. A ver si hago las maletas, que ya me toca ir empaquetando cosas para cambiar de aires y marcharme de una vez a la capital en pos del nuevo curso académico. Que se dé bien la cosa y todo eso, nos leemos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

El fansubeo: meras observaciones y consideraciones personales.

A raíz de una reciente entrada de koda en la página del fansub yanki gg (mirar al lado, creo que está en la sección de fansubs guiris), me he animado a manifestar una serie de consideraciones que venía macerando respecto a ese mundillo en el que me animé a entrar hace ya más de tres años, el mundo del fansub. En esos tres años da tiempo más que de sobra a aprender bastante, tratar de romper tendencias imperantes y a reflexionar sobre lo que has hecho, cómo lo has hecho y qué es lo que se demanda tanto de parte del propio proceso fansubeador como de las "hordas" de aficionados que transitan los antros en donde les traducen sus dibujos chinos favoritos o de temporada.

Verlo desde dentro es sin duda una experiencia muy distinta a "disfrutarlo" desde fuera. O al menos eso es lo que he venido observando desde mis felices días en que empecé a usar el torrent y descargar estos tan queridos dibujitos por mi parte. Desde entonces, la cantidad de frustraciones, discusiones y debates que no llegaban a ninguna parte por el acérrimo relativismo que se tiene del tema ("es mi fansub y me lo follo como quiero" es una máxima casi sagrada, algo imperturbable y muy maleable que a más de uno hace rasgarse las vestiduras por su trabajo amateur). En un principio pensaba hacer una reseña (bajo mi punto de vista, claro está si no) de diversos fansubs en español catalogados como "de exelente calidad" (sí, los metidos en materia entenderán el porqué de esa expreción). Fuera coñas, serían éstos los que la gente prefiere o considera de mayor calidad (cada uno por sus razones, pero claro, de nuevo se nos presenta ante el leecher medio esa máxima imperturbable del fansubeo). Esto es casi como la política, haces un poco de demagogia y te encandilas a una comunidad de gente a la que le das lo que busca a cambio de unas "gracias de antebrazo".

Valorando un poco más mi experiencia vital (atención: esto es un caso particular, no hay por qué generalizar, pero bueno, ya que me apetece mojarme por fin con esto...), reconozco que fansubear es una decisión terriblemente errónea en mi vida. Vamos a ver, también ha tenido sus cosas que ya nadie me va a quitar, pero por esa misma regla de tres nadie me quita las frustraciones de esos proyectos olvidados o los que se olvidan con el tiempo una vez empezados, el ver cómo los controles de calidad superaban las cincuenta líneas de cambios en un script de alrededor de 300 líneas o las adaptaciones malogradas o los fallos directamente de la interpretación o la traducción. Mucha culpa de ello la tiene mi propia incompetencia, desconocimiento o escasa preocupación por el tema, no vamos a negar lo evidente. Pero aparte de todo esto, que no hace más que mermar las ganas de contribuir al mundillo, aunque des todo lo posible y creas haber hecho un buen trabajo, poniéndole más del tiempo que mucha gente le pone y sobre todo mucha buena voluntad (hay que hacerlo para ofrecerle a gente que ni conoces, en su mayoría hasta seguramente que bastante despreciable), siempre habrá muchas pegas. No ya simplemente pegas, no. Muchas. Quizás sea bueno en pos de la supuesta mejora de calidad del producto. Y es que para ser bueno en esto parece ser que te tienes que ceñir a unos cánones no escritos que como trates de cambiar se te echa todo el mundo tachándote poco menos que de carne de psiquiátrico. Quizás me lo tenga merecido por querer innovar o parecer revolucionario en ciertos aspectos, pero vamos, que también hay cosas que me resultan de difícil comprensión. Será que me quedo corto de entendederas.

En teoría, un buen fansubeo se caracteriza por una traducción lo más acertada posible (del idioma en que se habla en el vídeo, en un nivel tanto a nivel de traducción propiamente dicho como de adaptación, adecuada y suficiente dependiendo de personajes y situaciones/contextos), sobre todo evitando el caer en una cierta literalidad de las estructuras del japonés o inglés (o del idioma del que se traduzca) con respecto al español (cosa que, ciertamente, mucha gente se pasa por el forro sin ningún tipo de pudor y que si se lo recriminas poco menos que te quieren echar a lo leones), una ortografía y una gramática decente (no ya perfecta, simplemente decente y que denote cierto nivel de conocimiento o formación que muchas veces parece no corresponderse con la realidad. Esto parece algo muy difícil, un atentado casi al orgullo del que se ha molestado en quitarle un script a un guiri y pegárselo a su magna obra tras engastarle sus conocimientos variables de los idiomas implicados, a todas y cada una de las que hace), que cuadren los tiempos y la letra de los subtítulos sea legible (otro tema son los carteleos y los karaokes que darían para horas y horas de cruce de insultos y acusaciones), y una calidad de imagen del vídeo que no haga que el ojo se fuerce, algo gratamente visible (aunque creo que tampoco es necesario una suma perfección en el empleo de filtros y demás lavados que se le pega a las fuentes de vídeo para que queden lo mejor posible. Hay quien se centra en que si el vídeo no se ve como a ellos les gustaría, es que es una mierda infecta, etc, a pesar de que en muchos casos dejan ciertamente algo más que desear en sus subtítulos. Y no se cortan un pelo en decirlo abiertamente, eh. Se nota que no nos vemos las caras a diario). En fin, con tener estos campos cumplidos casi que se puede optar por decir que un ejercicio de fansubeo está ya bien hecho. Pues la verdad, esto es muy, pero que muy difícil de conseguir. O eso parece, se puede pensar. Pues la verdad, yo creo que no. Para ser algo que se hace entre colegas que ni se han visto la cara ni una vez (en su mayoría), es bastante exigente si se quiere un resultado aceptable para la comunidad. Y claro, eso suele chocar muchas veces con el ego camuflado en buenas intenciones que se gasta el personal que se dedica a esto.

Ahí hay otro punto álgido. Razones por las que uno se mete a fansubear. En este mundo de hoy es difícil creer que haya filántropos que escondan una lucha contra la SGAE (organizaciones similares también valen) y el capitalismo en forma de subtitular ilegalmente dibujos chinos y darle a través de un seudónimo tu toque personal, alterando la propiedad intelectual de alguien que ha invertido más pasta que para costearse una plataforma online y un servidor dedicado a distribusión (en su mayoría, gratuitos o valiéndose de ofertas puntuales). A partir de aquí, se inicia el conflicto: diferencias entre el personal por cómo ha de predominar un ego sobre otro, de quién hace mejor esa serie que hemos empezado a sacar los dos a la vez, de quién tiene más descargas por sacarlo antes o por hacerlo más mejor... Esto parece el congreso cuando nos ponemos en ese plan. Aun así, no niego que, cuando haces algo que realmente te ha llegado, deseas como poco decirle a algún colega "Eh, mira lo que he hecho. A ver si te gusta". Luego viene el drama: o no se lo ve, o se lo ve de otro, o ya lo ha visto en inglés, o nole gusta. Sin duda es una de las grandes derrotas, el que al comentar tu trabajo (o el fondo de tu trabajo, que al fin y al cabo es para lo que has trabajado, ¿no?) las respuestas sea tan decepcionantes. Lo sé porque me pasa muy a menudo con lo que hago, si no con casi todo lo que he acabado haciendo. Resulta bastante frustrante pensar que le has dedicado dos horas de tu vida a quitarle las faltas de ortografía a un papelote digital para que luego la gente se lo descargue simplemente para guardarlo en un disco duro con altas probabilidades de no ser visto en mucho tiempo. Quizás esto sean los riesgos de dedicarse a esto.

En fin, me he lucido sacando a relucir tantas obviedades. Seguramente, mñas de uno se sienta identificado en algunos de los puntos que he dicho, ya que al fin y al cabo, esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Lástima que, desde mi experiencia y opinión, crea que esta segunda cuestión sea la predominante. Aun así no he terminado de desanimarme. Sí que veo el panorama desalentador por otra razón: la falta de personal o el bailoteo constante al que es sometida la regularidad de realización de este tipo de cosas. Cuando te falla uno, la cosa se trastoca mucho. De ahí también la necesidad de cierto compromiso. Pero vamos, que a las circunstancias de cada uno no te vas a poner ahí a decir que si plim o plam, vamos, que si hay cosas que no se pueden prever o que pasan sin aviso, pues qué le vamos a hacer. Yo ahora mismo ando demorando un script precisamente porque se me ha muerto la abuela que tenía en el hospital esta mañana y por eso va a estar la cosa apretadilla en los próximos dos días, que además la cosa viene con movidas de serie que a saber lo que pasa gracias a la bendita burocracia. No sé si me habré deshagoado con esto, pero en fin, propongo una conclusión simplista parafraseando a koda, "fansubing is just retarded". Nos leemos en próximas entradas.

Y no, no soy amigo de los malos rollos. Aun así y por lo que pueda parecer, en este mundillo también se topa uno con gente muy maja. Que seguramente no piense lo que yo, o tenga otra forma de decirlo, pero que vamos, que se agradece estar echando el rato con ellos o bien disfrutar de un trabajo en este aspecto que seguramente harán mejor que yo.

lunes, 29 de agosto de 2011

Meme chorras: tus cinco bandas japonesas

Hay gente que me ha pedido actualizar el blog con algo más de frecuencia de la habitual. Mis disculpas ante todo, ya sabéis que me gusta desaparecer el verano, al menos, hacerme el desaparecido. Bien es cierto que este verano me ha salido completito, sobre todo en cosas malas. Me ha tocado enterrar a un abuelo y buscar piso en Madrid durante las JMJ, justo llego hoy a Granada y me encuentro con otra abuela ingresada en el hospital. Realmente, he desconectado poco, menos de lo que hubiese querido. Así que vengo con las pilas a medio cargar, a afrontar un curso bastante novedoso lleno de incertidumbres y con una acumulación de cosas pendientes que me da cosa empezar a enumerar. Así que voy a distender un poquito y voy a ofrecer un meme de ésos chorras que se montan por la red para que los colegas se recomienden cosas. Esta vez tiraré al apartado musical, que no hablo mucho de estas cosas y me gustan más de lo que parece. Mi plan consiste en decir cómo los descubrí, qué características tiene (a muy grandes rasgos, dejé de entender de música hace mucho) y qué temas destacaría así en un principio, incluso discos en general.

ASIAN KUNG-FU GENERATION: creo que este grupo apenas necesita presentación. Son de lo mejor que nos han dado musicalmente hablando (al menos, en tiempos recientes) desde el país del sol naciente. Un grupo de rock con atisbos de indie (o eso dice la gente) que queda muy, pero que muy resultón. Quién no recuerda sus grandes temas de populares series de animación como Haruka Kanata (el 2º OP de Naruto, de cuando la serie todavía gustaba) o Rewrite (4º OP de la primera serie de Full Metal Alchemist). Más recientemente también participaron en un OP de Bleach o en el de la magnífica Yojouhan Shinwa Taikei (a la cual espero que demos carpetazo en breve, todo sea dicho de paso). En cualquier caso, es una banda muy versátil y que combina muy bien las lemodías con sus ritmos, variables dentro de los propios discos en las distintas pistas, pero de una fuerza y una notoriedad muy evidentes. Son un grupazo y merece la pena escuchar su discografía de arriba a abajo, porque son realmente buenos.

Sambomaster: curioso grupo que también apareción en uno de los temas de entrada de Naruto (el 5 OP, para ser más concretos) y que ya he visto posteriormente en una película de Bleach y en el ED de Kuragehime (serie que, dicho sea de pasó, me defraudó enormemente). De un ritmo trepidánte y que suena como si sus integrantes se lo pasasen realmente bien tocando su música, combinan aceleradas canciones con desbordante arrogancia musical, pero el resultado me resulta bastante agradable.

Bump of Chiken: recuerdo haberme topado con un bonito tema, Laugh Maker, en un vídeo de Youtube de animación un tanto pencota, que me dejó muy buen sabor de boca. Así, indagué un poco más en este grupo de amigos que hacen una música muy experimental, tanto como variado es su registro, muy agradable y propio. Cuentan con una amplia discografía, con aportes a escenas de apertura de animes, como Tales of the Abyss (Karma), o de cierre de películas, como al cuarta de One Piece (Sailing Day). Entre otros temas quizás destaque K (por cierto, con este vídeo gana mucho), pero debo decir que también merece la pena escucharse discos suyos, como el curioso Orbital period. No creo que deje indiferente.

Baseball Bear: quién me iba a decir que un grupo suavón como éste me acabaría encandilando con algunos de sus temas más marchosos. Y es que son otros que tienen un registro variable que te deja un buen sabor de boca. Habiendo visto Ookiku Furikabutte, con su primer OP, Dramatic, quedé bastante convencido de la calidad del mismo. Y con el ED de Toshokan Sensou, CHANGES, quedé conevncido. Después llegó a mis manos un disco que me resultó bastante completo y ya les di el visto bueno definitivo.

UNISON SQUARE GARDEN: éstos son lso que más recientemente he descubierto, con grata sorpresa, pues me ha gustado mucho ese tono desenfadado y veloz que le dan a sus canciones, tales como son los OPs de Tiger & Bunny (esta serie está pegando muy fuerte en Japón, tocará echarle un vistazo sí o sí) o de las recientes OVAs de Yozakura Quartet (tengo que pillarme el manga de ésta a ver qué me ofrece). Después de catar un par de discos, llegué a paladear el más reciente, Populus Populus, que está rematadamente bien.

(Éste va de regalo) JAM Project: cómo iba a olvidarme como aficionado al género mecha (y eso que apenas veo series que pueda catalogar como tales... necesito recuperar la vena gundamera pronto). Mira que hasta he llegado a ver a Hironobu Kageyama en acción (en un concurrido concierto con... ¿unas 20 personas de público?), pero es que como mejor salen es dándolo todo los cinco a la vez, con esa canción que se entonaba al inicio de una de las primeras series fansubeadas que vi, La princesa abandonada (y que nos gustó a toda la panda. ¡Joder, qué lejos queda eso ya!). Después llegaron algunas series de mechas como Shin Getter Robo o SRW, de lo cual salté a las recopilaciones periódicas que ofrecían la colección de los reyes del anisong. Y qué demonios, con toda la fuerza que ofrecen y esas explosion es de adrenalina, ¡quién se resiste!

Joder, me dejo a The Pillows (cómo olvidarme de esa pedazo de banda sonora que se gastaba FLCL, de los EDs de Moonlight Mile o de sus temazos repartidos en su extensa discografía), Stereopony (trío de muchachas más o menos rockerillas con algunos temas bastante chulos), Nana Mizuki (sobran presentaciones, su currículum habla por ella... aunque no de su grupo), entre otros. Y ahora a nombrar a gente que a ver si me sigue el juego en sus blogs:

-Záresh (faltaría más, que nos tiramos las noches hablando de este tipo de cosas y otras muchas).
-Los chicos de Koi-nya (cualquiera de ellos... ¡o todos ellos, demonios! Ya nos conocemos de hace tiempo, qué menos que una pequeña contribución para que tengan algo más de opinión que de información).
-Djevel (para que luego te quejes de que no actualizo, a ver si me sigues la corriente).
-Darklink17 (¿tienes de eso? Ni puta idea, pero te menciono por si acaso te da la neura).

Si alguien quiere darse por aludido, que lo haga también. Total, los blogs que he nombrado en general (salvo Koi-nya) tienen una frecuencia de actualización similar a la de este antro. En fin, debería ponerme a revisar ya las más de 120 poáginas de torrents de Tokyo Toshokan antes de que sigan subiendo su número. Pero me apetecía dejar esta tontería, recomendaciones de mi (mal) gusto musical del país nipón. En fin, espero que esto sirva a alguien para animarse a escuchar algo (o algo más) de esto y que también me sugiera algo interesante, o a ver si ya lo conocía de antes y podemos intercambiar impresiones. Ains, qué bien viene desconectar de vez en cuando...

sábado, 2 de julio de 2011

Kick Ass: ¡patead traseros en nombre del bien!


Más bien "que el culo del bien sea pateado", pero me apetecía parafrasear a uno de esos héroes de infancia del Baldur's Gate. Contextualizando, hace unos días quedé con unos compañeros de clase para ver una peli y echar el día en un momento de ésos que tienes un respiro entre exámenes y decidimos ver la película basada en el cómic de Mark Millar (al que se le recuerda por otras obras como Wanted!) y John Romita Jr. (éste colaboró, al guion de Michael Straczyncki, con una relectura totémica de Spiderman a principios de la década del 2000. Por cierto, debería seguir ese hilo argumental de The Amazing Spiderman, estaba bastante simpático) del mismo nombre.

La película, con sus más y sus menos, era bastante divertida, con momentos bastante estrafalarios pero también con otros de flipadura de envergadura muy holgada. Este tipo de películas dejan buena impresión siempre y cuando no hubieras leído el cómic, como en mi caso. Ahora bien, me decidí a leer esta semana el cómic (sí, debería haber estado estudiando, pero eso a quién le importa ahora) y madre mía. La película casi que es un bucólico cuento de hadas en comparación con la mala uva demostrada por algunos cambios más o menos puntuales que diferencian tanto el cómic como la película. Y es que la película se ha visto muy edulcorada con respecto al cómic, con mucha, pero que mucha más mala leche, sobre todo enfilándose en el final.

Entremos en materia: ¿nunca os ha dado por pensar por qué la gente quiere ser famosete de tele o futbolista, personas que no aportan a la sociedad pero cuyo poder adquisitivo es elevado y tienen un estatus de consideración mayor aún si cabe; en vez de un bienhechor enmascarado? Fácil, pues esos personajes con superpoderes que salvan a viejecitas o derrotan a pérfidos supervillanos defendiendo la justicia son pura ficción. Es más factible llegar a ser Belén Esteban si juegas bien tus cartas que una especie de Batman o un Superman. Triste pero real. Ese mismo pensamiento le vino a la cabeza al joven protagonista de esta aventura, que se topa con la horma de su zapato cuando decide convertirse en un justiciero anónimo enmascarado y lo único que hace es recibir palos. Y que palos (como que le mandan al hospital y acaba con varias placas en la cabeza y algunos nervios machacados). Curiosamente, tratando de ayudar a la gente se mete en líos con la mafia neoyorkina y le salva el trasero una niña con espadas y también enmascarada que es ayudado por otro individuo con un antifaz sobre su rostro. De esta forma, la mafia trata de desembarazarse de ellos y empiezan a pasar cosas mientras el joven vestido de buzo verde decide si seguir con sus jueguecitos de superhéroe o tratar de encauzar su vida, típica de chaval de clase baja en medio de una gran ciudad estadounidense (posiblemente, uno de los puntos fuertes de estas series, especialmente las de Marvel, es poder apreciar muchas situaciones que se ven en los barrios bajos del centro de estas macrourbes).

Entrando ahora en los matices y en algunas apreciaciones personales apreciadas entre cómic y película que pasan por el filtro de esa extraña moral yanqui que suelen tener las adaptaciones a la gran pantalla, me permito unas cuantas observaciones que no dejan de ser curiosas. Lapelícula, por así decirlo es... políticamente más correcta. No me refiero a palabrotas ni a aspectos soeces, pues hay algunos que están calcados al cómic (en especial, en la primera parte, que son prácticamente desarrollos paralelos). Aun así, se puede ver que mientras que en el cómic los barriobajeros que le pegan su primera paliza a este nuevo héroe de las calles son una panda de chavales negros con pinta de raperos gamberros, apreciamos en la película un cierto mestizaje. Desde luego, queda más ligado a la realidad el aspecto del cómic, pero bueno (son matizaciones menores, tanto de realidad social como de la propia percepción de la imagen de la sociedad americana, no sé si esa idea aburguesada que se debe de tener de esos barrios marginales). Luego también, a raíz del hecho del que se hizo famoso, una pandilla de puertorriqueños en mitad de ese barrio que le atizaban a alguien que huía de ellos quedaba como "explicitada" o al menos sin dar lugar a la mención de ello en la película. Son cosas así, la cuestión racial en EE. UU. es "serious bussiness" o, como lo llamo yo, un trauma nacional no superado aún a día de hoy.

Ahora entremos en spoilers (avisados estáis) por la diferencia entre lo edulcorado y pasado por esa épica barata yanqui de la película y lo delirante y tremebundo del cómic. Para que el protagonista termine de darte la sensación de estar completamente jodido al final del segundo, más que nada, al cual no le queda ni vida como persona normal ni como superhéroe, dándote a entender que eso de practicar la justicia por tu cuenta y riesgo es una putada mayúscula. De ahí que nos vendan a Big Daddy, el papá de la chica que se mete unos mecos exagerados, como otro friki aburrido que se montó un pasado ficticio (que hacen realidad en la película... con Nicholas Cage además haciendo de este individuo) como madero puteado por la mafia, que mataron a su mujer y se lleva a su hija para establecer una venganza. La verdad es que cuando te das cuenta de todo eso te quedas como un poco impactado (sobre todo viendo todo el berenjenal que tiene montado, pero más que nada por la niña). Y ese desenlace de confesiones que lo único que hace es tirar más aún por la borda las aspiraciones y esperanzas de un protagonista ya de por sí machacado por la vida... pero en lo que coinciden tanto película como cómic es en ese final tan abierto y con tan, tan mala leche de Bruma Roja aún acechando.

En definitiva, tanto la película como el cómic están bastante bien. El cómic es de lectura rápida y la película muy amena, así que para una tarde de diversión puede hacerse el combo pack entre ambas. Hasta aquí el pescado vendido por ahora, a ver si me animo y escribo otro ratillo más, aunque ea durnate el fin de semana. Hasta otra entrada.

miércoles, 22 de junio de 2011

Cuarto aniversario del blog

Cuatro añitos. Cuatro añitos desde que me dio el caprichito de hacerme un cutreblog que no sé por qué sigo manteniendo medianamente. El caso es que podría aprovechar este momento de recreación para soltar un "Muchas gracias por vuestro apoyo todos estos años", pero es que esto ya no lo apoyo ni yo.

Echando la vista atrás, la escasez de entradas en los últimos seis meses (escasez en toda regla) me hace plantearme objetivos de cara al verano ahora que ya tengo el curso a punto de caramelo. Y más ahora que el año que viene a saber dónde puedo acabar, que ya tengo plaza en el máster de la Universidad Complutense de Madrid (a partir de ahora, UCM) a seguir dándole vueltas a mis mexicanitos. A todo esto, ¿para qué usar una egoentrada como ésta? Pues una solución sencilla será la que mencionaba antes, marcarme objetivos: más reseñas de libros, series y puede que hasta videojuegos y partidas de rol, alguna movida de tipo académico, excursiones, noticias de actualidad, ataques de emosidad... A saber. Por lo pronto, podría marcarme esto:

-La entrada pendiente (a sólo dos episodios de acabarla desde hace tres meses) de Star Driver. Puede que si me da, también la de Hourou Musuko. Para un par de series de animación japonesa recientes que merecen la pena...
-Valoración de la carrera: ahora que se me acaba el chollo, cuando tenga el título habré de hacer alguna imbecilidad de este estilo para no recomendar a nadie seguir mis pasos.
-Leerme algunos libros (El crash del 29 de mi amado J.K. Galbraith, El queso y los gusanos de Ginzburg, posiblemente El señor de los anillos o alguna otra novela a la que tenga ganas).
-Valoración de los mangas que ando leyendo por ahora: por qué me anda defraudando Hajime no Ippo, el mono al que me tiene sometido One Piece, la nueva ondanada de shônens que me va a dar por leer, La espada del inmortal, Ashita no Joe, mis impresiones sobre la obra de Inazuma (Shôji Sato) y toda esa morralla.

Vamos, que tengo un veranito para aburrirme y eso que todavía no hay nada dicho académicamente hablando. Tocará seguir esperando como poco un mes más. Por ahora, ahí os dejo. Que os divirtáis.

miércoles, 15 de junio de 2011

Seudoensayo de tendencias historiográficas

Me toca hacer el trabajito más jodido de la carrera (en realidad, el único en que te obligan a usar el coco para algo más que copiar y pegar) y ando con un pequeño cruce de cables que no me permite concentrarme. Será el influjo estelar del eclipse de luna del que podemos gozar hasta dentro de un rato. La cosa es que como no sé por dónde hincarle el diente a una comparativa de análisis discursivos, uno quejándose de la literatura histórica europea del siglo XIX, otro quejándose de la historiografía india del siglo XIX. Cuánto daño han hecho los estructuralistas en general y los postestructuralistas en particular.

En el primero nos topamos con un señor parece ser que falsamente acusado de formarse en las artes del análisis literario (por lo que se lee en Wikipedia, el tipo tiene bagaje formativo en historia) pero que aplica dicho análisis a las obras clásicas de la historiografía y pensamiento y filosofía de la historia en el siglo XIX: Croce, Marx, Ranke, Michelet y Burckhardt entre otros. Lo primero que llama la atención es que el tipo se dedica a aplicar tropología a la forma de contar y pensar la historia de una generación un tanto ya superada (como superadas están sus tesis, según afirma un profesor de la Universidad de la Laguna). Así pues, le niega el estatus científico a una gente que escribía historia... hace 150 años. Uno se puede hacer a la idea de que ya ha llovido desde entonces. Sobre todo con toda esa morralla debatística. Aunque claro, uno se pone a pensar sobre qué se entiende por ciencia y esas movidas y casi que le da por darle la razón a este tipo: se hace a veces un discurso que casi que llega a literario y con bastante poco rigor. Pero claro, en ese caso estamos hablando de un revisionismo árdidamente practicado por tendenciosas tendencias de corte patriota, liberalote y altamente conservaduroide (y de luteranos anchos de huesos). Bueno, el resto también inventamos (si es que a intuir se le puede llamar así). Aunque claro, de eso a decir que nos inventamos las cosas... Más bien yo lo llamaría hacer un guion adaptado de los acontecimientos y procesos históricos. Luego ya cada uno es libre de decir lo que quiera siempre y cuando tenga un cierto rigor para con la confianza que se otorga desde el gremio (más que desde la Academia, vayamos luego a que nos salgan esos diccionarios biográficos tan sugerentes elaborados por los partidarios de la beatificación de Doña Isabel la Católica).

El segundo casi casi que es repetirse un poco: quince años después de la publicación de lo que nos ofrece el sujeto anterior, aparece otro haciendo una revisión postcolonial con una categoría de análisis parecida pero que se centra en deconstruir un poquito más la historia colonial de la India. Sinceramente, le guardo un poco de aprecio ya que me sugirió algunas iniciativas que espero llevar a cabo próximamente en mis pesquisas investigativas (y posiblemente cuando me digne a visitar un archivo, tal y como me recomendó un poco por las malas una catedrática de la Complutense hace unos meses). Aquí entra un poco en la casificación de los textos tanto por su cercanía a los hechos relatados como por el partido que toma quien escribe, lo que le da un valor más interesante de enfoque, especialmente de todas esas nuevas historiografías que nacieron a la estela de la descolonización. Un texto interesante.

Como podréis apreciar, he omitido nombres y demás para evitarme posibles berenjenales. Aunque creo que los aludidos pueden darse como tales. En fin, esto no me ha abierto muchas puertas, así que tendré que ponerme manos a la obra antes de que den las doce y tenga que ponerme a responder felicitaciones a porrillo. Buenas noches y demás.

lunes, 23 de mayo de 2011

Elecciones municipales 2011

No quería hacerlo, pero lo han conseguido: he vuelto a indignarme. Qué puta vergüenza debería darnos todo esto. Nos las damos de antisistemas y ahí estamos, legitimando el bipartidismo con nuestras acciones. Es que no hubo suficiente con cuatro Barça-Real Madrid en un mes, no.

A ver, atemperémonos. Debería estar hablando sobre comportamientos de campesinos indígenas a principios del XIX novohispano y estoy aquí con un poco de agitación postelectoral. Y no es para menos, pues nuestro amigo Pepe Torres repite legislatura (esta vez no contrasto fuentes, a joderse)... por tercera vez consecutiva y con mayoría. El hombre que nos ha dotado de parkings por toda la ciudad, que nos reconvirtió la Gran Vía de Colón y la Avenida de la Constitución sólo para poner un banderón gigante enfrente del Triunfo y que no da un puto duro a la Rober para que mejore su flota vuelve a salir con el fantabuloso proyecto de petar de ascensores los accesos a la Alhambra. ¿Quién es el puto genio que ha permitido que esto ocurra? Voy a ser un poco cabrón por mi actual desencanto: algunos antisistema. Está muy bien sentirse fuera del juego democrático y demás, pero si se está haciendo una revuelta para cambiar las cosas de manera pacífica y siguiendo las reglas del juego... pues mal, muy mal se ha tenido que montar algo. O eso o seguimos siendo los mismos gilipollas que hace cuatro años por mucho que nos escudemos en los trending topics de la #spanishrevolution. Spanish revolution mis cojones. Más "revolution" es lo que estoy estudiando y ya han pasado doscientos años de eso. Es más, la victoria arrasadora de la derecha liberal española, una especie de mezcla extraña entre neoliberalismo a ultranza (representada por la que, al menos a mi juicio, más miedo da de todo este tinglado estrafalario), de tintes conservadores junto a una derecha de corte tradicional más digna de la mofa que otra cosa (aún sustentándose en un exministro franquista... ¡Su Dios nos pille confesados!) son los que llevan el discurso militante. Y los imitadores del Tea Party son los que se están haciendo con el poder de dicha fuerza. Y encima Europa metiéndonos sus medidas liberalizadoras para facilitar la explotación y la maximización de los beneficios de quien tiene más. Y la seudoizquierda en el poder cediendo terreno hasta convertirse en una derechilla capitalista. ¿Es que nadie aquí se ha leído con algo de cariño (y sentido común) al señor Galbraith?

En fin, yo era escéptico ante el movimiento social tan "rupturista" que ya veo que lo único que ha roto han sido sus papeletas para que pase lo de siempre: alta abstención y votan siempre los cuatro gatos que votan siempre a los mismos. Y como cuando uno lo hace mal, el otro lo hace bien... En fin, menos mal que al ahora le empezará a ir bien al PP. Me quedará el consuelo de que seguramente, en los próximos 4 años, el Madrid gane alguna Champiosn. Qué gilipollez he dicho, pero fíjate tú las que ganó cuando gobernaba el PP y mira tú a por las que lleva el Barça en los últimos años. ¡Si hasta ganamos un mundial! Qué retorcido me estoy volviendo, se nota que tengo buenos maestros.

En fin, más de un mes después escribiendo para indignarme... Si no me he querido indignar antes es porque me lo temía. Temía que me indignaría con la indignación. Así que ya se sabe, señores "indignados": si tanto quieren reventar el sistema desde dentro, háganlo bien, siguiendo sus reglas de juego y ofreciendo una alternativa más posible, o al menos que fomente no sólo salir a la calle, okupar una plaza y plantar en los jardines de las fuentes lechugas. Id a votar, joder. Hacedlo por vuestros padres, que han perdido su trabajo, por vuestr/asos abuelas/os que cobran una miseria de pensión tras toda una vida trabajando, o por vuestras/os (posibles) hijas/os y su futuro, que no tengan que vivir en este mundo donde los tiburones blancos devoran todo lo que pillan en vez de proteger de otros depredadores a los pececillos. Y si quieren cambiar las cosas, pues ahí tienen un par de teas. Sólo tienen que encenderlas y lanzarse al ayuntamiento a por la cabeza de esa gente que mantiene este estabilishment tan decadente y que se siguen aprovechando de nuestro borreguismo aplicado. En la acción está el pragmaticismo. Y si tanto quieren una ideología muerta, que la maten ellos mismos.

Estoy viendo que mañana me arrepentiré de la mitad de lo que he dicho, pero bueno. ¡Y viva la Virgen de Guadalupe!

miércoles, 6 de abril de 2011

VIII Coloquio internacional Visiones y revisiones de las independencias americanas (23 de marzo - 25 de marzo de 2011, USAL)

Oh, una entrada. Sí, sé que iba ya para tres meses, pero en fin, más vale tarde que nunca. Si vengo a escribir algo aquí es precisamente porque he tenido una de las experiencias más alentadores y por qué no, más satisfactorias desde que empecé a estudiar esta dichosa carrera de Historia. Sí amigos: fui invitado a dar una pequeña charla (que apenas duró un cuarto de hora para regocijo del público) relacionada grosso modo con lo que ando trabajando para un proyectillo de investigación (el cual ya me cansé de mencionar en otros momentos y lados).

Para empezar, contextualización: en la Universidad de Salamanca, cada dos o tres años organizan, desde 1998, un coloquio internacional dirigido por los profesores Izaskun Álvarez Cuartero y Julio Gómez Sánchez sobre temas de independencias americanas. Como da la puta casualidad de que mi trabajillo de investigación de una beca propia de la universidad iba de eso y de que este año se celebraba el coloquio, pues me comentó una becaria del departamento que buscaban ponentes. Ingenuo de mí, accedí a ofrecerme. Me dieron sitio y hale, a la aventura salmantina.

Eso mismo digo yo, una aventura de investigación. O al menos, de suedoinvestigación. Decidí tirar por algo cercano a lo que estaba trabajando (de lo cual ya llevaba leído lo suyo) y me enfrenté a la Real Audiencia de Ciudad de México en esos años convulsos. Mi presentación iba sobre represión y uso de la violencia por parte de este organismo novohispano en el cual, oh sorpresas de la vida, estaba un granadino dando caña por ahí. Y tanta caña que dio, pues casi que fue el que firmó la sentencia de muerte de José María Morelos. Así que me tocó meterle caña al asunto y, después de los exámenes, ponerme manos a la obra. La verdad es que el trabajo ha sido bastante fatigoso y complicado porque me ha pillado muy de nuevas y ha resultado bastante mediocre, con lo que tendré que matizar algunas cosillas y reelaborar otras ideas.

La expedición, tras terminar casi a úlima hora todos los preparativos (matrícula en las jornadas, presentación power point y demás) empezóel martes 22 de marzo. Salí dirección a Madrid y luego de allí, escala en casa de mis tías y a darse el rondo castellanoleonés. Hospedado en un hostal cercano al centro (muy cómodo y el cual me enganchó cosa mala al canal Boing!... ¡hacía años que no veía Totally Spies! o Dragon Ball Z!), establecido como campamento base, me dediqué a deambular el primer día para hacerme al cuerpo del terreno. Al día siguiente, llegué a la facultad sin saber dónde había nada, hasta que me encontré con los organizadores (todos ellos una gente cojonuda, todo sea dicho de paso) y ya amablemente me atendieron con esto y lo otro. Así, pasaron las horas, con interesantes conferencias... hasta más o menos las siete y pico. Oh problema.

La cosa es que preparé una exposición de unos veinte minutejos, pero cuando me dijeron que tenía diez minutos se me vino el mundo un poco encima. Además, fallaron dos de los ponentes que estaba en la mesa de comunicaciones conmigo (bueno, a uno le dieron una poresentación completa... y fue magnífica) así que me puse a temblar en el último momento. Además, la intervención anterior de doña Ascensión Martínez Riaza, catedrática y directora del departamento de Historia de América I de la UCM me terminó de acojonar vivo. Así pues, respiré hondo, agradecí... y al lío. Tartamudeé en bastantes puntos y los lapsus no hacían más que aflorar. La verdad es que es todo un cambiazo el pasar de ver desde arriba a abajo a los ponentes de la mesa a ser tú el que ve las caras de atención de los cuatro gatos de primera fila y toda la gente a otra cosa arriba en las bancas de los alumnos. No sé si causaría buena impresión, pero yo no me siento especialmente satisfecho con mi trabajo ni mi exposición. Era mejorable en muchos aspectos y me faltaba ritmo y confianza en mí mismo. En fin, pequé de pardillo en esto y al final... me cayó una buena reprimenda de la antes mencionada catedrática (pero por asuntos meramente profesionales, los cuales luego justificó dándome consejos y mencionando a autores que había mencionado previamente durante mi charlilla).

En definitiva, la experiencia fue muy enriquecedora. Conocí a mucha gente, tanto organizadores como ponentes invitados, incluso a alumnos o amigos de la organización, que me dieron ánimos a seguir en esto y muchos consejos y anécdotas que recordar con cariño. Lo dicho, que me quiten lo bailao. El resto del coloquio se pasó volando, porque tenía intervenciones realmente interesantes y que te daban muchas ideas y nuevas p'erspectivas para abordar todo tipo de temas relacionados con las independencias, el liberalismo hispánico de la primera mitad del siglo XIX y otros aspectos variados de una época que me ha caído más de rebote que de otra forma para investigar (reconozco que nunca me gustó demasiado La Pepa, pero las circunstancias mandan).

En fin, esto me ha servido para establecer un primer contacto con el mundo profesional de la Historia, con gente de las más variadas procedencias y qué demonios, para engrosar un poquito mi incipiente currículum extraacadémico. Pero bueno, como bien está lo que bien acaba, decir también que después de todo esto me fui una semana de crucero por el oriente mediterráneo... así que no me puedo quejar. Salvo por la acumulación e trabajo que se me ha hecho en estas dos semanas, pero bueno, es lo de menos ahora mismo. Ya me tocará hacer un breve repaso de toda esa movida que resulto en ese rascacielos sobre las aguas que era la nave Zenith. Así que por lo pronto, nos leemos en próximas entradas, que espero que no tarde casi tres meses como ésta.

Ah, y se me olvidaba, el tríptico del coloquio por si a alguien le interesa.

jueves, 13 de enero de 2011

La sociedad opulenta (J. K. Galbraith)

Hace tiempo ya que tengo en gran estima a uno de los más destacados economistas del siglo XX: John Kenneth Galbraith. Sinceramente, no sabría cómo definirle, pero el compromiso de sus escritos valora una importante vía al capitalismo de dicha centuria, con un mayor compromiso con el afectado negativamente por este sistema tan partidario de los fuertes. Y en una de las obras en que mejor plasma este sentimiento (y de la que, por cierto, tengo entenido que le tacharon de "rojo") es precisamente ésta: The Affluent Society.

En ella da un amplio pero divulgativo (relativamente) discurso sobre el funcionamiento del sistema capitalista a mediados del siglo XX. Realmente, en esta primera parte impone su visión contraria ciertamente a este modelo, analizándolo detenidamente. Mas realmente, lo que me interesa destacar en este sentido es cómo a través de ello llega a establecer la definición de una clase de personas que, favorecidas por este sistema, y más concretamente en el país paradigmático de este fenómeno, los Estados Unidos de América, se han impuesto como las que se aprovechan de ello a la vez que lo sustentan.

Son muchas y muy curiosas las afirmaciones al respecto que hace, sobre todo en lo tocante a varios temas como puedan ser el valor de la producción, la importancia de ciertos tipos de gravámenes impositivos en productos, el papel del Estado, la formación de esa nueva clase, entre otros aspectos que no he llegado a comprender mucho mejor por falta de bagaje en cuanto a teoría del funcionamiento económico.

De todo ello, sin duda me gustaría quedarme con unas reflexiones que me planteaba en base a lo que decía y sobre todo a un trabajo que voy a intentar realizar para una asignatura de la universidad. Lo primero y más fundamental que debemos tener en cuenta es que nos estamos refiriendo a los USA, o sea, partimos de un prejuicio de base de que esta sociedad es occidental a la par que no es europea. Bien, qué demonios estoy diciendo con esto. Pues con esto me quiero referir a que en la base de todos nos encontramos una forma de hacer las cosas que se ha contagiado debido a la inspiración no sólo anglaica (no me gusta usar el apelativo "anglosajón", aunque sería más o menos lo correcto en este caso), sino que además nos topamos con una nación que vive en una mentalidad completamente ilustrada, basada en que todo lo que proviene del trabajo de propiedad es de quien lo ha conseguido esforzadamente ya sea por su propio factor trabajo o a través de una transacción comercial. La concepción de la propiedad es acérrimo, como acérrimo es el sentimiento que tienen estas personas a la hora de obtener un bien o servicio con el sudor de su frente. Tanto vales como tanto te lo curras. Es muy calvinista esta concepción. Como calvinista es la ideología que predominó y triunfó a lo largo de la historia de esta nación, la posiblemente más vieja del mundo (si entendemos nación por algo como lo que yo entiendo, o sea, algo radicalemente distinto de lo que cualquier nacionalista entendería como tal). Démonos cuenta de que la gente que vino a este vergel norteamericano fue gente muy vinculada al mundo del capital, trabajadores que con sangre, sudor y lágrimas montaron un país a base de sobrevivir a su hostil clima y a sus hostiles pobladores, a los cuales ahora han desplazado de todo mérito posible (y eso es otra cuestión de la que daría para hablar, pero no es el momento). Así pues, tenemos a una trabajadores humildes huidos de la señorialista europa en la que los vagos están bien vistos y los curritos están bien jodidos. Y los vagos lo tienen todo y los curritos, poca cosa o las ricias. Y esto en la incipiente (bueno, ya no muy incipiente salvo honrosas excepciones) mentalidad burguesa que viene despertándose desde la época bajomedieval es una putada. Así que hagamos las maletas y vayámonos a nuevos lugares más molones. Tanto que hasta los vikingos se pasaron por allí (y para que molasen más, ahora necesitaría también tener zombis, pero esto no es Haití).

Una vez se han asentado, independizado y organizado, estas gentes se pelean por cosas superadas en esa realidad que han abandonado tales como la esclavitud. Aquí surge el que sin duda es el gran trauma nacional yanqui: la población de color, los habitantes con derecho a ser libres pero ni vecinos ni con más derechos (otro apartado del que ya nos explayaremos largo y tendido otro día). El hombre blanco se ha apalancado en un sitio que está de maravilla para vivir, con una tierra fértil plagada de recursos y de tamaño king size. Así que aprovechémonos de ello y hagamos un país potente que, tras caérsele un trozo, se implanta lo que podríamos denominar como un sistema de desarrollo capitalista de aúpa. Y así, con sus ciclos de crisis y todo (como teleológicamente previenen las doctrinas marxistas), nos damos cuenta de que tenemos ante nosotros una nación llena de individuos que trabajan por y para su persona. Y la carencia de ese apego al corporativismo clásico del Antioguo Régimen que rechazaron de plano casi desde el establecimiento de los primeros colonos ha generado una mentalidad que podríamos definir como absolutamente liberal. Y con absolutamente me refiero en prácticamente todos los sentidos de la vida. Es tan liberal, que duele hasta verlo: la concepción de la propiedad es lo más sagrado(y se declaran un país laico...).

Esta sacralidad del esfuerzo a cambio de la propiedad es lo que imbuye el funcionamiento de la vida del ciudadano estadounidense medio. Así pues, confía en su propia iniciativa y en la iniciativa privada de los demás individuos para sustentarse en comunidad. "Tú haces esto, yo me dedico a lo otro. Y yo te cambio lo otro por esto". Así es como el olibre mercado funciona, pero con el factor equivalente. De lo poco que recuerdo de cuando estudiaba economía en el instituto es del coste de oportunidad. Esto consiste en que el valor gastado en una cosa podría ser utilizado en adquirir otra cosa, siendo una alternativa de gasto entre una cosa y otra. Así formamos correlaciones. Explicado con dinero de por medio quizás sea más fácil de entender al darle un valor estándar a las cosas, así que haced el esfuerzo o buscadlo en la Wikipedia.

¿Y a santo de qué viene todo este discursito tan árido y desagradable que me acabo de marcar? Pues muy fácil: qué pinta en todo esto papá Estado. Papá Estado es un padre en toda regla y quiere mucho a sus hijos. Tanto que se desvive por ellos. Pero claro, un padre tan protector acaba causando a los pobres hijos, una vez entran en esa rebelde edad de la pubertad, una necesidad de independencia y privacidad. Así que papá Estado, que ha estado cumpliendo todas las necesidades de sus vástagos finalmente acaba por desengañarse con sus hijos, los cuales no quieren seguir siendo tutelados por ellos, y prefieren alcanzar el éxito individual o toparse con su derrota por sus propios medios. "Eso sí, dame veinte pavos que voy a salir esta noche", dice antes de marcharse, y papá, orgulloso de la decisión de su nene, se los da. O se los debería dar, pero no tiene suelto porque la iniciativa individual de su nene origina que no recaude fondos, o que los nenes se opongan en rotundo a darle parte de su esfuerzo para que pueda pagarles no ya caprichitos, sino en teoría necesidades básicas de las que tienen derecho. Y es aquí donde entra en juego esa paternalista forma que Galbraith defiende pero que a su vez los neoliberales tachan con un nombre que suena batante mal: neofeudalismo.

Neofeudalismo vendría a ser algo así como una vuelta del intervencionismo estatal en la economía de mercado. Así, mientras los contribuyentes pagan un alto aporte de lo que obtienen como beneficio de su actividad, tienen derecho a eso que, pagando más, obtendrían a cambio del trabajo de otros dedicados a ello. Sí señor, nos referimos a los servicios. Para que todos mis niños tengan acceso a una buena educación, seguro médico, transporte y demás, pues vamos a poner todos un poquito de nuestra parte y a hacer una colecta común para vuestros hermanitos necesitados. Y la respuesta por parte de los individualistas hijos es "No". Así de claro y rotundo. La importancia del valor de cada cual es trascendental, y el que no puede con ello o no tiene la capacidad suficiente pues que acarree las consecuencias de su propia incompetencia. Así funciona el sistema: los fuertes que tienen oportunidades subsisten los condenados al fracaso por carencia de oportunidades y medios se quedan al margen. O bien son desplazados por algún factor condicionante por parte de los que pueden (o han conseguido poder). A qué me recuerda esto... Es pura ley de la selva.

En esta selva del libre mercado, subsiste el que es más avaricioso. Y luego va y se le da un papel importante a esto a la producción. La producción, pues, es la base, es fundamental. Es lo que se genera del trabajo, es mi moneda de cambio, es lo que me da mi valor como persona individual e independiente dentro del conjunto. Si no produzco, no soy nada. Pero la producción tiene una condición: la necesidad. Si yo produzco algo que se necesita, mi valor incrementará. Aquí y ahora es cuando actúan las reglas de la oferta y la demanda, o bien la estrategia individual: quien crea una necesidad y crea algo para satisfacerla es sin duda el gran triunfador en esta jungla. De ahí el valor tan importante de la producción, pero ¿conviene ir más allá de la demanda? El stock tampoco es algo beneficioso, pero menos beneficioso es dejar colgada a toda esa gente que te exige una necesidad que o bien es innata o bien les generaste tú. Y hasta aquí hemos llegado.

Supongo que a estas alturas ya todos nos hemos hecho una idea de cómo va la cosa: si vales te metes, si no te quedas fuera. Y si no queremos que valgas, te echamos de una forma sutil pero coherente con este funcionamiento. Y es a estos desplazados a los que deberíamos calificar como pobres. Aquí ya me hago una primera idea de que el concepto de pobreza se genera en este marco. Y de esto trata grosso modo (espero) mi trabajito en cuestión. Lo comparto con vosotros porque me apetece soltar un buen ladrillo inaguantable y de paso dármelas de marisabidillo en cuestiones económicas de las cuales, realmente, no tengo ni pajolera idea. Así que si hay incoherencias o gazapos de tamaño colosal, acháquese a que soy un (sub)producto de la LOGSE. Pero eso no me quita mis inquietudes para con el mundo de ayer y de hoy. Y es que no hay nada casual, como dice don Aarón Cohen. Y así vemos como esta pescadilla que se muerde la cola nos ha puesto donde estamos debido a su funcionamiento especulativo y a la producción fantasma que genera esos fenómenos paranormales que insistimos en denominar como economía. Y así va el mundo, basado en esas hostiles leyes de oferta y demanda a través de las cuales se puede justificar que hay todo este paro porque la gente no busca trabajo. Y a quienes han realizado este estudio, les han dado un Nóbel de economía. Luego recuerdo que me explicaron a qué se debía esto y casi que parece coherente, pero suena demasiado interesado. En fin, soy un escéptico con muy mala formación de base y muchas ganas de meter el dedo en la llaga. Porque a fin de cuentas, así van las cosas.

Y ésta es mi percepción del mundo y un "resumen interpretativo" de lo que me ha supuesto, con mis escasos conocimientos sobre teoría económica, historia económica de los EEUU y antropología social. Diría algo así como "espero no haber sido un coñazo", pero no quiero engañar a nadie. Me apetecía disertar. En fin, debería estar estudiando... Hasta la próxima, internautas.

jueves, 6 de enero de 2011

Katanagatari


Pues mira tú si ha sido breve el asunto que aquí estamos de nuevo. A falta de una buena cosecha este año que nos acaba de dejar (que realmente, la habido, aunque escasa, para variar en el mundillo este), pues aquí nos ponemos con una de las series del año, y nunca mejor dicho, porque han tardado todo el año en emitirla. Nos topamos con otra adaptación de una de las novelas ligeras de NisioisiN, que todos recordaremos como el autor de aquella tan coreada en su momento Bakemonogatari ( y que el mariquita de darklink17 nos ha estado traduciendo en su incipiente fansub).

La cosa va de una chavalita, la estratega Togame, a la que el shogún le encomienda la tarea de recuperar doce espaditas de un artesano tarumba de hace unos siglos. Pero no son doce espadas cualquiera, son doce espadas especiales por sus características (y porque, conforme va avanzando la serie, vemos que no todo son exactamente espadas o lo que se entendería como concepto normal de "espada"... qué inductivo me ha quedado todo esto). Así que para cumplir su misión, va a buscar al último descendiente del clan Yasuri, el cual maneja una técnica de combate llamada Kyôtôryu, consistente en utilizar el cuerpo a modo de espada, creando al combatiente que lo usa en espada. Así, se hacen amiguitos y van luchando contra personajes de lo más varipinto para conseguir su propósito. Con esta premisa, se nos desarrolla una serie en donde las conversaciones son el punto fuerte, más que nada, porque no se callan ni debajo del agua. La primera premisa es pensar que, en una supuesta serie de acción como ésta, tanto diálogo apenas tendría cabida, pero qué va, todo lo contrario, le dan sin parar a la sinhueso. Y la verdad es que son muchas conbversaciones en las que dicen mucho sin decir nada, pero ahí precisamente reside mucho del atractivo, no ya de la serie, sino quizás del propio estilo de Nishio Ishin.

A través de esta búsqueda, se desarrollan doce capítulos de composición más o menos similar, donde nos topamos con toda clase de personajes, de lo más variopinto: desde un clan de ninjas que recurrentemente aparece a lo largo de toda la historia hasta la antagonista de Togame, cuyo subordinado Emonzaemon mola mucho; pasando eso sí por todos los portadores de esas extravagantes armas que han de ir recolectando. El desarrollo de la relación entre los dos personajes principales sin duda es otro punto fuerte pese a ser en algunos sentidos típica, pero en otro también muy entrañable y curioso. Además, la trama se encuentra llena de giros argumentales, algunos realmente impactantes. Además, se acmpoaña todo de un estilo ciertamente minimalista y una animación de muy buena calidad, además de con aportes bastante simpáticos a la hora de narrarnos muchas situaciones y acontecimientos. En general, es uno de los platos fuertes de este año que ha acabado, sin duda prácticamente un imprescindible.

Pues con esto y un bizcocho acabo lo que serían las reseñas navideñas. No las he hecho antes por pura perrería. Incluso quizás haga alguna más, pero no sé si merecería la pena, porque tampoco es que haya nada más que decir al respecto. Simplemente, recomendaros todo esto. En fin, nos leemos en próximas entradas o divagaciones. Hasta otra.

Rebelión en la granja (G. Orwell)


Antes de nada, feliz año nuevo a todo el mundo. Ya tocaba después de mes y medio retomar esto. Pues raro en mí, he decidido romper mi (estúpido) tabú de no leer más de dos o tres novelas al año. Así que me toca empezar ya con todas esas que dejé colgando por una razón u otra. Y ésta es una de las primeras, más que nada, por cortita. Contaminado por toda la parafernalia de estudios de violencia (popular) reprimida con más violencia (estatal), pues qué mejor manera que leer esta curiosa a la vez que desgarradora y cruelmente verdadera visión del funcionamiento de una revolución (en este caso, metáfora más que evidente de la rusa) a modo de fábula. Porque, empecemos a puntualizar, es una fábula. Los animales hablan, actúan y son los protagonistas. Además, tiene un alto contenido moralizante y una enseñanza que transmitir. Es como las de Esopo pero trasladada a la primera mitad del siglo XX, esa gloriosa época de decadencia europea que tanto me fascina por su pensamiento negativo justificado por los dos mayores acontecimientos bélicos de la historia de la humanidad.

Nos encontramos en una granja cualquiera de la Inglaterra de esa época. En una noche como otra cualquiera, un cerdo promulga un discurso que cambiará la mentalidad de si no todos, la gran mayoría de los animales: no pueden estar supeditados al hombre. Así, provoca una reacción en cadena: los animales se levantan contra la opresión de sus dueños hasta hacerse con la granja, siguiendo una serie de ideales simplificados a manera de "Cuatro patas sí, dos patas no", como balan sin cesar las ovejas. Así, estos animales comienzan a organizarse en la granja con la colectivización de la producción, a defenderse de la invasión de los humanos... y empiezan a surgir las diferencias. Tras la muerte de Mayor (el gran cerdo que incitó a los animales a encontrar sus derechos, al que yo veo como una especie de Marx-Lenin) antes de iniciar la rebelión, toman el poder dos inteligentes cerdos (Snowball, más reformista y dedicado a solucionar los problemas, desde la perspectiva de Orwell es un Trostky) y Napoleón (más autoritario e impulsivo, evidentemente, un Stalin). Así, mientras se peleaban por esto y por aquello, finalmente toma cartas en el asunto el cerdo Napoleón y obliga a Snowball a marcharse. Desde entonces, impone mano dura en un gobierno de cerdos en la granja, que acaba desembocando en muchos problemas y donde los pobres animales son seducidos con promesas y convencidos de que las cosas marchan bien porque los cerdos así lo dicebn. Y no es más que una excusa para mostrar lo aprovechados que son esos cerdos para con el resto de sus semejantes. Así, van progresivamente dándose títulos, beneficiándose de las circunstancias y cambiando todos los ideales que en un principio tenían todos.

El mensaje del libro es sin duda alguna desolador. Pero la maestría y la desfachatez con que los símiles se ven y con la crudeza con que se muestra, lo directo que es, sin duda sirve para reflexionar sobre los errores que por aquel entonces (hacia 1945) el régimen de la URSS estaba implantando en todo su territorio y de una forma expansionista. Esta fábula es una metáfora del régimen estalinista, con un dirigente, un querido líder, del cual sólo puedes apreciar lo súmamente pérfidas que son sus intenciones de fondo aunque intente camuflártelo. Aparte de esto, se pueden encontrar con todos los personajes y situaciones símiles más que contundentes con todo lo que ocurría en la Rusia sovietista. Aunque unos son, sin duda, más directos que otros.

Este libro es una locura, es una cosa que conforme vas leyendo, más pena sientes. Es la historia de una frustración, el avance de algo que pudo ser pero que no fue. Sin duda es desalentador, y si me ha resultado terrible es en el sentido de su propia terribilidad. Cuenta sucesos muy tristes, tristes pero que es así como funcionan las cosas, sin que nadie haga nada por cambiarlo, bien por apatía, porque está bien como está, porque le conviene esa situación o porque te convencen de que dicha situación es la correcta, o que las cosas son como son y ya está. Demasiadas relecturas. Mucho más podría sacar de esto, pues conforme iba leyendo iba percátándome de muchas cosas, la explicitez de la obra es uno de sus rasgos más característicos sin duda, contundente como ella misma. Se nota que este hombre pasó por lo que pasó durante la guerra civil española (recordemos que el POUM, partido con el que simpatizaba, era de corte trostkista). Sin duda no habrá que perderle la pista. A ver qué tal están Homenaje a Cataluña y 1984. En fin, no me explayo más, que como he dicho, son muchos los puntos que se podrían comentar al respecto, pues cada frase prácticamente es digna de un comentario por sí solo. Nos seguimos leyendo, espero que en breve...