jueves, 22 de agosto de 2013

One Piece: Film Z


Hace ya sus años que me vi Strong World, la otra de las película de One Piece que podemos considerar como "canónica" dentro de las sagas de relleno que esta famosa serie nos deja. Y las considero canónicas porque en la elaboración de su guión y su producción participa Eiichiro Oda, el autor de la criatura original. Qué considerado soy, ¿eh?

Realmente, este producto es como esas ya citadas sagas de relleno: repetir un esquema reiterativo de actuación (aunque esta vez no tenemos un arco de "salvar a la princesa", como viene siendo la fórmula del éxito recurrente de la serie... de ahí que no me haya resultado especialmente significativo como ha sido el caso de otras sagas, quizás las más sonadas y llamativas de la serie) en el que los protagonistas se enfrentan a un villano muy culo duro que les da para el pelo pero al que, tras conocer su historia, intenciones y circunstancias, le dan una soberana paliza (y a sus allegados, para lucimiento de los nakamas de turno). Esta vez con ración de moralina shônenil en la que el malo no se presentan como tan malo.

Y sí, no tengo mucho más que contar de la película salvo que, al haberla visto acompañado, me ha dado buenos ratos de conversación mientras pasaban cosas que me reusltaban poco interesantes o significativas. Eso de valorar los seiyuus que hay de la franquicia (y descubrir que casi toda la familia de Uchuu Kyoudai está en el cast de la tripulación del Sombrero de Paja, salvo el hermano pequeño), la animación de Toei al final de la película (con cameos en la pelea entre el malote y el protagonista del estilo de Yamauchi y Umakoshi, probablemente heredado en Toei por los colaboradores en Heartcatch Precure, o ese llamativo robot de Franky que parecía imitar el estilo de animación del antiguo pez gordo de Gainax Imaishi sin demasiado éxito y durante un corto espacio de tiempo) le dio sin duda una puntilla a la película, desequilibrada en su desarrollo argumental y sin la intensidad que prometía una nueva aventura de los Mujiwara.

Siento insistir tanto, pero realmente la película no es gran cosa, es un producto de lucimiento de los personajes para que los fans estén contentos dándoles lo que piden: lucimiento de palmito de sus héroes. Y así, tenemos una película que se enrolla al principio con una especie de trama que se da en algún momento de los viajes por el Nuevo Mundo de la banda pirata de nuestros nakamas favoritos pero que no consigue transmitir la intensidad de los mejores momentos de la trama principal. Se echa mucho de menos esa necesidad de aventura y no un simple conflicto eventual con escenas de baño de por medio. Así que se puede ver si te consideras un gran aficionado a la franquicia o si simplemente te apetece ver a esta gente pegándose tortas de una forma u otra.

Por cierto, el weabooísmo en esta entrada es intencionado. Nos leemos en entradas que puedan dar un poco más de sí.

martes, 2 de julio de 2013

¿Todavía HistoriadorPL?

Soy investigador, mal que me pese y rayo que me parta. La deformación profesional es grande en mí. Pero, lamentablemente, no me siento como tal. Hace tiempo acudí a un seminario en donde a una doctoranda (¿se puede decir así? Suena horrible, pero es que luego me saltan con que discrimino por el género y tal) le dijeron que ya había superado con su trabajo (un muy buen trabajo, todo sea dicho de paso) esa barrera que convierte al mero investigador en historiador. Y esa barrera psicológica que dices que existe, ¿en qué consiste, señor Fausto? ¿No estás riéndote de nosotros como para variar? Es una cosa de la que me he dado cuenta y de la que me he puesto a pensar, para variar. Y como reflexionar para mis adentros no me supone ningún beneficio, pues vamos a plasmarlo por aquí.

La diferencia esencial entre alguien que investiga, o sea, se lanza a indagar sobre un tema y obtiene datos (en este caso, a partir de la documentación existente), y alguien que elabora historia (en teoría es lo mismo, pero con otras conotaciones) es el resultado. El investigador se dedica poco menos que al trabajo y a realizar un informe objetivista (que la objetividad son los padres, como no me canso de recordar). Dotarle de personalidad histórica a estos informes consiste en hacer una interpretación a través de determinadas metodologías, tanteando casos y contextualizándolos en la situación del marco espacio temporal al que pertenezcan o se establezca predefinidamente. Y todo eso a través de la documentación, la crítica a otras perspectivas de acercamiento a esos datos/contexto y el recurso a ideas propias a la hora de sacar conclusiones de la información analizada. Qué de Pero Grullo suena todo, ¿verdad?

Pues una perogrullada es también decir que, para hacer eso, poco menos que tienes que ser o un fuera de serie al que le salgan las cosas solas o una persona con una dedicación casi exclusiva a ello. De hecho, gestas relaciones personales que te obligan a continuar estudiando esos temas, que te den ideas o te recomienden bibliografías y enfoques, que te enchufen en instituciones o te faciliten materiales válidos para seguir trabajando en ello. Y es un sinfín. Luego eso te crea dependencia, pero ¿realmente merece la pena tanto sacrificio para un poco de satisfacción? Vale, esos momentos mágicos en los que encuentras un papel con el caso que buscabas después de tres días de búsqueda en el archivo es muy gratificante, pero todos los momentos de "esto no me vale" que vienen tanto antes como después son también muy contundentes. Dicen que hay que quedarse con lo bueno, pero vaya... Es una dura labor. Muy dura y muy ingrata. Sobre todo si te pasan cosas como las que me acaban pasando a mí.

Hagamos un inciso hacia el corporativo mundo de este sacrificado oficio. Normalmente, esot de salidas está muy puto y casi todo el mundo acaba tirando la toalla. Se puede dedicar uno una vez tenga las espaldas cubiertas con un contrato o una beca (normalmente, sin carácter vinculante. Vamos, que no te garantiza una posición fija o un futuro estable, por lo que nunca sabes dónde vas a acabar y has de llevar una vida con cierto grado de itinerancia, tanto para trabajar como para investigar) o bien tirar de donde no tienes y dedicarte a ello por amor al arte y costeándotelo de tu propio bolsillo o de bolsillos ajenos. Cómo te tienen que querer tus padres para permitirte semejante capricho. Porque si ya en el siglo XIX veías a los ricachones derrochar fortunas para hacer historias del Imperio Romano (hola, señor Momsen) o similares, la cosa no es que haya cambiado especialmente. Y más si tienes que cruzar un charco como el océano Atlántico para que tus planteamientos de investigación acaben en buen puerto. Sí, qué duro y qué caro, pero es lo que hay. ¿De verdad quieres eslomarte por cuatro perras, con un futuro ya de por sí incierto y acentuaddamente más incierto todavía por la tesitura de crisis económica y por un trabajo mínimamente satisfactorio? Porque, si al menos alguien te dijese sin parecer de una forma enormemente hipócrita que tu trabajo es muy bueno y que sigas adelante con ello... No es mi caso (al menos, yo no lo he sentido así), pero también creo que se sobredimensionan los aportes que muchos estudiantes tratamos de hacer. Algunos tienen muy buenas ideas o han tenido suerte de encontrar a alguien que les oriente bien. Otros no tenemos tanta suerte. Y tampoco buenas notas, aunque lo intentamos en su día, y eso es un grandísimo condicionante.

Luego entramos en ese enorme porblema humano que es la motivación. Repito mi pregunta: ¿estamos dispuestos a darlo TODO por nuestro trabajo? ?Tanto lo amamos para no tener ni idea de dónde vamos a acabar dentro de veinte años, en los que podemos estar dando vueltas sin contrato fijo por universidades e instituciones académicas o de investigación alrededor del mundo? Visto lo visto, o pegas un buen pelotazo o eres un fuera de serie más fuera de serie de lo que se tiene que ser (y con bastantes dejes de mamoneo, que es uno de los elementos esenciales a día de hoy para que las cosas funcionen como uno quiere). Un mundo horrible, ¿verdad? Pues en todos lados cuecen habas. Yo me meto con esto, pero probemos a echar un vistazo en otros ámbitos. El patronazgo de los lazos ha sido y es fuerte, y lo seguirá siendo en pos de esa admirada meritocracia que sabes que existe pero poco (o, al menos, no se tiene en tan alta consideración).

Luego llegan a tus oídos historias muy duras, como el de premios extraordinarios de promoción a escala regional/autonómica/nacional que sacrifican sus veranos para sacar a flote grupos de investigación de seis personas, a base de compilar, defender la tesis y poco menos que quedarse de patitas en la calle con casi 30 años. Después de todo ese sacrificio, esfuerzo y voluntad de sacarlo adelante. La vida del investigador te obliga a tomar decisiones que te lleven por otros fueros, como meterte en cursos de pintura o ilustración. Pero claro, si llega la sacrosanta beca para hacer el doctorado te dices "Unos añitos, lo hago y adiós". Y son esos años los que tienes que disfrutar en este plan de enclaustramiento necesario y de relaciones personales que te lleven a enfilar bien tu trabajo. ¿Y todo para qué? ¿Para que nadie te pueda asegurar un puesto o que estés demasiado formado para trabajar de cajero en una gran superficie comercial o cadena de comida rápida?

Siempre nos quedará la opción masoquista con la que también se nos deja a muchos con la miel en los labios: la docencia en secundaria. Ah, sí, lidiar con adolescentes y tratar de enseñarles cosas que al 90% largo de ellos ni les van ni les vienen. Pues parece ser que es una experiencia más gratificante si sabes cómo ganártelos. Y muchos nos lo pensamos dos veces una vez que hacemos ese mal necesario que es el máster de educación (vale, yo todavía no lo he hecho, pero lo quiero hacer el curso que viene y tengo muchas ganas de hacer las prácticas en el instituto). Y es esa mágica experiencia, para unos mejor y para otros peor, la que te hace reconsiderar si de verdad te apetece indagar mucho sobre un tema para presentárselo a gente tan pedante como tú o si realmente quieres divulgar un poco más a las jóvenes generaciones conocimientos generales para que sean personas de provecho el día de mañana. Qué gran dicotomía, ¿verdad? Un drama humano, como quien dice.

Y es eso. Hay gente a la que le gusta ese rollo de enclaustrarse a estudiar sobre un tema en concreto a pesar de que saben que se van a quedar en la calle después de esos cuatro añitos de escribir una tesis. Hurra por ellos, les doy todo mi apoyo y cuentan con mi admiración por su valentía. Pero también los hay que queremos tener algo más de vida aparte de nuestra carrera académica e investigadora, por lo que nos planteamos seriamente si tenemos que seguir adelante o es pura cabezonería por agravios comparativos que te calan hondo por dejarte tanta marca en ese escudo psicológico que es el orgullo. Ese orgullo que te has gestado durante tantos años y que ahora no sabes para qué lo tienes, ese mismito. Orgullo que se acaba convirtiendo en cabezonería resignada y que te lleva a pensar en todo esto. Porque claro, después de siete años de formación, ¿merece la pena continuar? ¿Damos el salto a pesar de que lo ves todo negro y no le encuentras sentido ya a un camino que te ha defraudado tantas y tantas veces a pesar de todo el esfuerzo que le has dedicado y de todo lo que has dejado de hacer para que este proyecto tuviera mejor cuerpo? Es una decisión muy jodida. Para ti y para los que te rodean. ¿hacer algo que realmente te satisface aunque no te reporte beneficio alguno o continuar agarrado con las uñas a algo que puede reportarte un beneficio eventual pero sigue sin garantizarte nada? En qué mundo más caótico vivimos, hasta para este tipo de cuestiones tenemos que devanarnos los sesos de una forma tan desesperante.

En fin, yo sólo venía a desahogarme un poco por aquí, que nadie se ha ganado muchos de los ladridos que he soltado por esto. Y como este blog es mío y me lo follo como quiero, pues hablo de todo esto. Sí, de cómo un magnífico investigador potencial se ha frustrado y ha visto una vía de escape en la docencia preuniversitaria, de la que recibió algo que normalmente no sueles toparte en el árido mundo académico: el cariño de tus alumnos y la relación que se forma más allá de los meros intereses.

Chikan Otoko


Ha llovido desde que me lo leí (aunque más desde la última reseña en este plan que hice por aquí), pero, debido a que he sido incapaz de preparar una review en condiciones para koi-nya, me toca ahora hablar de uno de los mejores doujinshi que he tenido el gusto de leer. Hablo de Chikan Otoko, conocido en inglés como Molester man.

Este doujinshi, de Takuma Yokota (autor de Onani Master Kurosawa, otro doujin del que hablé tiempo atrás), es una obra que nadie debería perderse. Sin duda, una de las mejores historias de amor que he tenido el gusto de leer. Basado en un relato que pudo leerse en 2chan, el imageboard japo donde se coleccionan las historias turbias, además de ser un filtro de publicaciones populares o de discusiones internetiles de muy variado cuño, nos cuenta las vivencias de un chaval que, denominado "Acosador" por las circunstancias, se ve inmerso en un problema con la señorita Malentendido (tiene más gracia la coña en inglés, "Miss Understanding", que da lugar a esa graciosa ambigüedad entre "misunderstanding", malentendido, y "miss understanding", que viene a ser algo como "señorita que comprende". Yo me quedo con el primer juego de palabras), la cual cree estar siendo seguida y acosada por nuestro protagonista. De esta forma nos encontramos con que ambos tienen que verse en la comisaría para dar parte de la situación y deshacer el entuerto. Y, así, van haciéndose amigos. Acaban quedando, conociendo a sus círculos de amistad (en este caso, de forma unilateral, porque el señor Acosador no tiene amigos que presentar a la señorita). De esto que conoce a sus compañeras de trabajo, de las que destacamos a dos que jugarán un papel fundamental en la historia que, verdaderamente, comienza a desarrollarse aquí: Loli, una chica de aspecto infantil y con una generosa delantera, y Kansai, una chica algo obtusa pero muy amiga de sus amigas. Y así es como se genera una serie de situaciones de enredo que, todo sea dicho, goza de un desarrollo espectacular.

El fuerte de la narración es sin duda el constante monólogo interior del protagonista, sus inquietudes y necesidades en una situación tan puntual. El recurso a referencias y a gestos tan melodramáticos sin duda refleja lo que pasa por la cabeza de un hombre cuando se ve en un embrollo de este calibre y cómo tiene que irbarajando posibilidades, cómo va haciéndose ilusiones y cómo se ralla la cabeza de mil y una formas para que las cosas salgan como uno quiere. Las desdichas de estar enamorado, vaya. Sinceramente, yo creo que si se quiere saber en qué piensa un hombre que está enamorado, esta obra sin duda se acerca mucho a lo que se siente y se padece.

Otro punto fuerte que tiene la obra es cómo consigue que los personajes sean entrañables a través de la empatía que el protagonista tiene con ellos, todo ello aderezado con un humor muy de la red, con montones de referencias a manga y anime que hacen las delicicas de los que entendemos un poquito más de lo habitual de estos temas. El recurso a la comedia es un punto muy fuerte, ya que tiene muchas situaciones cómicas o que acaban resultando algo absurdas o, simplemente, tenemos todo ese abanico de ideas y cosas que pasan por la cabeza del protagonista, que dota a la serie de una carga de desenfado que quita mucho hierro a la trama principal, pero sin restarle importancia. Esta combinación le otorga muchos más puntos de afinidad al personaje y a quienes le rodean, ya que, insisto, el monólogo interior constante del "qué voy a hacer, qué va a pasar" está ahí y nos ayuda a compenetrarnos y a amenizar una densa carga de texto en unos capítulos por lo general bastante largos.

Y hablando de las referencias, merece la pena detenerse aquí y darles un repaso. El abuso de referencias a manga tanto clásico, como muy masculino, como de reciente actualidad es un punto muy a favor de la vertiente cómico de la serie. Desde el recurso recurrente a las caras y poses estilo Araki o Buronson hasta las de Fujio F. Fujiko. También nos encontramos con otras claras referencias a series como Bleach (dentro de la mente del amigo Acosador), Shigurui (los que llevan la tienda de sushi) o el famoso one-shot conocido por su frase "Yaranaika?" (sí, esa cara tan dada a las bromas por Internet se le ha puesto al jefe de las chicas de la serie, que lleva un restaurante familiar... y da pie a situaciones hilarantes). Desde luego, es un recurso eficiente y bastante bien colocado en la mayoría de las ocasiones que logra quitar mucha tensión a las situaciones melodramáticas que se suceden, pero también incide en dar ese merecido tono desenfadado para hacer reír al lector.

En definitiva, creo que nos encontramos con un doujinshi de grandísima calidad, con una historia que no trata de ser pretenciosa, sino muy natural, que resulta creíble y que siempre nos deja ese regustillo de "Conozco esa sensación, compadre". Al menos, a mí me la dio bastante. También es que me tocó leerlo en una época en que... En fin, las circunstancias también mandan para saber cómo afrontar las sensaciones que te da una lectura o una película, y eso ha contribuido a que aprecie con este cariño a este serie. Acabo recomendándola encarecidamente, es una de las mejores historias de amor que he tenido el gusto de leer en un manga, por su naturalidad, por su simpatía y por la empatía que he tenido con el protagonista, un verdadero héroe de Internet.

lunes, 17 de junio de 2013

Retomando viejas costumbres (y a ver lo que duran)

Ha llovido mucho desde la última vez que me dio por escribir algo por aquí. Bastante, de hecho. Si he decidido volver a pasarme por aquí es porque he recordado que, esta semana, este antro de la red cumplirá seis años desde que me dio por abrirlo. Seis putos años escribiendo mis inquietudes, reflexiones y opiniones que a nadie le importan un carajo (aunque ha habido un añito y pico de parón evidente por causas que ahora expondré). Reconozco que el formato de microbloging que ofrece Twitter ha sido un factor relevante a la hora de "matar" un poco este otro formato, tanto por su inmediatez a la hora de ofrecerse al mundo como a la hora de recibir feedback del resto del mundo (compréndase mundo como gente que se conoce por la red). Además, te obliga a escribir de poquito en poquito y te ayuda eso a ser compacto. A mí eso me viene fatal, porque ahora mismo redacto de una forma mucho más concisa y me cuesta horrores soltar los tochos que antaño soltaba con mayor facilidad. Ahora me siento un poco más encasillado por eso. De ahí que quiera atreverme a volver a un formato de redacción mucho más extenso, que me permita explayarme sin límites.

Cierto es que intenté hacerlo para koi-nya, pero no he conseguido centrarme. El trauma adquirido durante la elaboración y posterior presentación de mi trabajo de final de máster me ha pasado mucha factura y todavía estoy cicatrizando esa herida. En fin, cuando te hacen la herida duele, pero la costra se endurece con el tiempo y, como se dice popularmente, lo que no te mata te hace más fuerte. Pero una herida crítica requiere de un largo proceso de recuperación y rehabilitación. Por eso creo que ya va tocando enderezarse otra vez. Y más si nos vamos a lanzar a una nueva odisea académica como es el doctorado. Y aparte de eso, sigo enfrascado en más proyectos de los que realmente puedo abarcar. Así me va. Y ahora quiero darle un poco más de vidilla a esto. ¡Si apenos veo las noticias ya siquiera!

En fin, volveremos a las sanas costumbres y a las secciones que tanto os gustan: reseñas de libros y anime/manga (en su día dije que no volvería a hacer reseñas de manganime, pero es que como tampoco las estoy haciendo en kn...), reflexiones de retrete, lo que hay que leer, awesome mangakas... En fin, espero que volváis a disfrutar de mi incomprensible criterio para con las cosas y el mundo. Espero vuestras quejas, insultos y amenazas como antaño. Y, como reza el título, a ver lo que aguanto con el caprichito de escribir tochos de reflexiones personales sobre distintos temas que ya se han tratado anteriormente por aquí.

Eso me recuerda que tendría que actualizar enlaces y secciones... En fin, qué pereza. Por eso tampoco quería retomar esto. Bueno, poco a poco... o no.

lunes, 19 de marzo de 2012

Viva la Pepa... o no.

Vuelvo a la carga. Efemérides. Ah, estúpidas efemérides, aniversarios y demás patochadas. Ya me pasó con el bicentenario del Grito de Dolores (el cual, por cierto, necesitaría una buena revisión, porque creo que metí una colección de gambazos sensacional en cuanto a contenidos). A lo que íbamos: doscientos años desde la redacción y promulgación de la Constitución de 1812, la de Cádiz, popularmente conocida como La Pepa por haberse perpetrado todo ese boato el día de San José. Bajo asedio francés, la plaza de Cádiz era el último reducto de soberanía que quedaba en la península Ibérica, donde se reunió la llamada Junta Suprema Central y toda una colección de personajillos, patriotas todos ellos, de muy diverso cuño ideológico pero sobre todo de una cultura política elaborada. Muchos de éstos se reunieron y discutieron largo y tendido, viendo la situación en que se encontraba la realidad hispánica, tanto a este lado como al otro del Atlántico, una serie de problemas a los que se enfrentaban y necesitaban de una urgentísima solución.

Este drama épico devino en la gestación de este escrito constitucional que asumiremos como el germen de lo que hoy entendemos como contemporaneidad en España y probablemente en muchos de los países latinoamericanos. Mucha tinta ha corrido ya sobre este tema, tanto en otros momentos previos a la celebración de este acontecimiento como ahora mismo y lo que está por llegar. Probablemente me suba a ese carro, ya que tarde o temprano tendré que mojarme para con respecto a esta constitución que, si queréis verla, está por aquí (dadme algo de tiempo para buscarlo y os lo subo a mediafire o algo así, que la tengo perdida por alguna carpeta de artículos de mis pesquisas investigativas). El caso es que estos últimos días ando viendo a mucha gente que le busca más pies al gato de los que tiene para con el susodicho texto, que vale que sirviera como fuente de inspiración para otras Constituciones de corte liberal en el mundo occidental en esa extraña transición del Antiguo Régimen (el cual probablemente pudo pervivir en las formas de actuación y comportamientos sociales hasta ya entrado el siglo XX, tras la I Guerra Mundial) a eso que llamamos mundo moderno (encontrándose esta tesitura aún en lo calificado como "modernidad", con una nueva modernidad en ciernes, pero modernidad al fin y al cabo. Estúpidos problemas terminológicos, ¿no?). Y de ahí a ésta, han llovido Constituciones inspiradas en ésta a patadas, la gran mayoría no reconocidas, o bien más limitadas, o bien directamente nunca promulgadas, quedando poco menos que en papel mojado. Aunque es gracioso ver cómo otras Constituciones han inspirado más a otras posteriores achacándose a ésta el mérito. La de los Estados Unidos también estuvo muy de moda y es gracioso ver cómo su pragmatismo, el rasgo que más la ensalza, no se viera contagiado en otros modelos constitucionales posteriores. Era una buena influencia, al menos en ese primer sentido.

Ahora metámonos un poco en harina de otro costal. Es cierto que se vende esto como poco menos que la madre de la patria española, como un signo de inequívoca unidad de lo hispano, cuando realmente estamos haciendo un mal uso actualista (o de otras perniciosas intencionalidades) al decir todas estas barrabasadas. Sobre todo en medios no especializados y para promover la divulgación de un aniversario que puede ser tomado de muy distintas maneras dependiendo del enfoque funcional que se le dé. La verdad es que su influencia es innegable, pero caer en una suerte de teleologismo que ya empieza a ser denunciado por parte de algunos entendidos en materia nos cura de espanto de esa especie rara de enfrentamiento de "lo moderno frente a lo arcaico", siendo esto una base fundamental de problemas sociales posteriores de muy amplio espectro. La dicotomía liberal-conservador no tiene su origen aquí, más bien es una suerte de consenso práctico para una tesitura de crisis que, la verdad, no acabó en nada bueno. No por culpa de sus redactores, sino de nuestro querido amigo fernandito que vino a imponer lo que sus amigotes de farra le dijeron que hiciera so pena de que todo se fuera al carajo. Dicho muy poco sucientamente, podríamos encontrar en este texto antecedentes de las dos Españas, que se esfuerzan por una solución común en la que acaban estancándose en distintos momentos a pesar de necesitar seguir desbrozando la senda del futuro, tratando de lidiar consigo mismos en una actitud crítica para ver soluciones a las dificultades que se presentan en mitad de ese tedioso sendero que es la actualidad, ante la que se lucha a base de improvisación y medidas poco efectivas. Es una herencia que ha quedado patente con más o menos evidencia, pero que también responde a una serie de problemas estructurales añadidos que no sé si procede tratar pero que estuvieron ahí y a los que no se dio paso demasiado afablemente, pronunciando el constante conflicto de cuando no era un sector, era otro. Y así hasta hoy, dando la brasa cada día con problemas coyunturales distintos y medias soluciones que no cargan las tintas contra los problemas, sino que los asumen como si fueran algo con lo que convivir. Y así es como se va uno por los cerros de Úbeda al poner el automático.

En definitiva, el texto de Cádiz está fuertemente sobredimensionado. Fue una fuente de inspiración y un ideal por el que luchar, pero sin duda no ha quedado más que en el enfoque mitológico patriotero que se está viendo estos días tanto en la ciudad que la vio nacer como en numerosas publicaciones de carácter informativo, divulgativo y desgraciadamente también científico. ¿Es una pieza fundamental en el organigrama de lo hispánico? Pues sí, pero también merece ser colocada en su sitio, pues sus años de vigencia infligieron más daño que bien a la ya tristemente decadente hispanidad.

martes, 17 de enero de 2012

La extinción de los dinosaurios políticos españoles I: Manuel Fraga Iribarne


Hola gente. Cuánto tiempo sin escribir en esta bitácora. Después del atracón de WordPress que me he estado metiendo últimamente se me hace rara la interfaz tan simplona de Blogger. En fin, vamos a lo que vamos. Lo primero un anuncio a las masas para escandalizarlas: voy a suspender la sección de anime/manga. o sea, que no volveré a hacer reseñitas de series que me vaya a ver por un par de razones: la primera es que me trago tantas cosas que ni haciendo el filtro adecuado puedo evitar hablaar de lo que habla todo el mundo o de hacer más de las que querría, que siempre es tedioso y requiere un rato que no le quiero echar. La otra es que, por otro lado, si me da la neura ya no la publicaría aquí, sino en el blog de noticias koi-nya (eso siempre y cuando los redactores jefes me den su permiso, que por ahora ando subcontratado de controlador de calidad de las noticias).

Vayamos ya al meollo de la cuestión: ayer por la noche se anunció que el abuelete de la derecha "democrática" española, Manuel Fraga, falleció con la no poco desdeñable cantidad de 89 tacos. Las causas parecen ser la muerte natural, pues se andaba recuperando de un constipado que fue a más y hale, paro cardíaco y hasta la próxima. Los sentidos homenajes que le han rendido personalidades tan ambivalentes de la izquierda mediática (el historiador Santos Juliá en un artículo en el exdiario independiente de la mañana, ahora periódico global en español El País, la prensa de la clase media progre, el excomunista y economista Ramón Tamames en un programa de TVE y, cómo no, su archienemigo político por mucho que quiera encubrirlo y el que ya ha le ganado la carrera de la longevidad, Santiago Carrillo). Alto, no me malinterpreten, aún no he virado del todo a la derecha castiza de cuño liberalote y patriotero (cosa que espero no hacer al menos en muchos años. Perdón, en demasiados). Simplemente rindo un homenaje a una persona que ha terminado su ciclo y que ha sido de tanta relevancia en el último medio siglo y pico de este país que no se dice este país sino que se dice España. Es que a los historiadores nos gusta mucho la gente muerta. Son más fáciles de estudiar y al sacar las conclusiones, casi que pueden ser definitivas, ya que se ha cerrado el perímetro a acotar. Miento como un bellaco porque siempre se desclasificarán o encontrarán cosas la mar de jugosas para seguir indagando en la persona en cuestión. Pero ¿a quién le importa una crisis metodológica gestándose de manera improvisada en mitad de la noche?

Manuel Fraga Iribarne fue uno de esos personajes polifacéticos que abundan tanto en la patética historia positivista de la política contemporánea española. Hijo de inmigrantes cubanos, marcadamente gallego y de formación académica por la rama del derecho (del que llegó a ser catedrático antes que ministro, todo antes de cumplir los treinta... quién pudiera en estos tiempos que corren) y catedrático emérito de teoría del Estado en no sé dónde, se nos presenta inicialmente como ministro de Información y Turismo con mi tocayo Franco. Se le recuerda principalmente por esos primeros balbuceos de una tímida apertura en prensa y medios audiovisuales que escandalizarían a más de un cerrado de mente antes de la década de los sesenta. Luego llegaría el fomento de la costa almeriense con ese baño (¿radioactivo?) en Palomares tras la fuga atómica de unos aviones estadounidenses que la liaron a base de bien desde Rota. A posteriori, lo tenemos como uno de los padres de la Constitución todavía vigente no sabemos muchos muy bien por qué y como fundador del partido de falso centro derechoso Alianza Popular, germen del partido actualmente en el gobierno de la nación. Como no se comió un rosco electoralmente a escala nacional, se pasó a su comunidad autónoma y fue dirigente de la misma (o sea, presidente autonómico) la nada desdeñable cantidad de quince años al frenrte de la misma (de 1990 a 2005), pasando a un segundo plano como presidente honorífico del partido con sede en calle Génova, cargo que ostentaba hasta no hace mucho, cuando decidió retirarse de la vida política activa y la vida pública. Tal y como le tildan los anteriormente mencionados partidistas, fue alguien que dio pie al turnismo imperante, no estrictamente por la fundación del partido, sino por su contribución en la redacción del texto constitucional y su tendencia a dmirar a un sujeto del que, en principio y como él mismo indicaba, "no quería que se volviese a repetir" (en alusión a la política del siglo XIX en este país): don Antonnio Cánovas del Castillo. Aunque claro, tal y como reincide de nuevo el colega de profesión con mucha mejor visión y todavía mayor experiencia que yo en el gremio, quizás el amigo Felipe González cumpliese el rol canovista mejor que él, quedando rezagado a un mero Práxedes Mateo Sagasta. La verdad es que le pega más al socialista sevillano el papel de referente en el turno, sobre todo por el acento. Aun así, yo preferiría más el ceceo malagueño del que siempre hizo gala don Antonio que del acento sevillano del expresidente, exdirigente del PSOE y ahora diseñador de joyas y conferenciante a ratos. En fin, todos caudillos, salvapatrias y "barre-pa-mi-casa" (generalicemos, ¡es gratis!).

Aún recuerdo las primeras nociones que tuve de este señor. Fue leyendo un suplemento de la revista Mortadelo, en una sección de un autor que no me gustaba nada pero que tenía muchas páginas de sus viñetas. Una de esas secciones iba sobre un diccionario. En una de esas entregas, se obsesionó con Fraga comiendo garbanzos. Así que, inconscientemente ya debido a este señor cuyo nombre no recuerdo, siempre que hablan de Fraga no puedo evitar pensar o asociarlo a garbanzos. Estúpidas analogías y maldigo a mi psique por jugarme estas estúpidas jugadas.

En fin, otro personaje que nos dice adiós de manera no siempre esperada, porque vamos, después de lo de Palomares todos asumíamos que este señor iba a ser poco menos que incombustible. Ya vemos que no. En fin, se le echará de menos, don Manuel. Siempre nos quedará su portentoso y campechano "Y si se ponen tontos, les metemos un cañonazo. Y punto". Descanse en paz y no le caliente mucho la cabeza a San Pedro. Y a esperar a quién es el siguiente para continuar con esta recién inaugurada sección que he bautizado con un nombre un tanto popular. Que no del partido que fundó este señor. Ah, a todo esto, leeros el artículo de Santos Juliá. Está simpático también. Hasta la próxima entrada.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La verdad sobre la democracia española (2011)

Ains, qué tiernos recuerdos de cuando lloriqueaba amargamente al sentirme completamente defraudado por los resultados electorales de hace tres años y pico. Ahora, más curtido y curado de espanto que antes, preveo claramente muchas otras cosas que antes, idealísticamente, obviaba en mis observaciones de campo. Ahora ya estoy más rodado y difícilmente algo me pilla por sorpresa en este tipo de cosas. ¿Y de qué cosas estamos hablando? Pues muy fácil, del funcionamiento tan risible que tiene nuestra democracia o, más concretamente, seudodiarquía grupal entre dos grandes potencias políticas que, como en tiempos de Cánovas, no representaban al conjunto de la población pero que permitían una suerte de danza en el poder que variaba según la coyuntura y la orientación de las influencias facciosas de los caciques. Una especie de ley no escrita pero que se cumple rigurosamente como si se le quisiera dar la voz al positivismo más petulante. Y así es. Mirad si no los resultados (y esta vez cito varias fuentes, cada una de ellas más tendenciosa que la anterior): RTVE, El País, El señor Estado.

Antecedentes claros y evidentes los vemos en las elecciones municipales de mayo. Aquí los peperos también arrasaron a un PSOE desgastado por la crisis y muy cuestionado por su forma de sobrellevarla. La ineficacia le ha pasado factura de una forma dramática, con su peor resultado electoral. Volviendo al paralelismo turnista, la crisis me recuerda a lo que pasó con Cuba, provocando el final político de un ya envejecido Práxedes Mateo Sagasta y dando paso a una de las etapas, a mi juicio, más interesantes de la historia de España. Todo eso hace más de un siglo y tras un intento reformista no muy bien parado y casi medio siglo de dictaduras a lo largo del siglo XX, en el XXI no hemos cambiado un ápice ni con casi una docena de años rodados del mismo. Para que luego suelten el tradicional "Spain is different". La debacle electoral del partido del turno de corte liberal, comúnmente calificado (y erróneamente desde 1974) como socialista, es más que obvia por su pésima gestión de la crisis, falta de liderazgo pero, sobre todo, por las disidencias internas y la fragmentación de la izquierda que se había ganado a su bando. Debido a que esta masa de población suele ser un poco más crítica (unos más, otros menos) que la de ideas fijas vinculada a la facción conservadora, su voto es oscilante en un porcentaje muchísimo mayor que el del otro grupo. Así vemos que han caído en casi cinco millones de votos con respecto a los pasados comicios. Es bastante explicable, debido en su mayoría al surgimiento de muchos micropartidos de corte alternativo que se han presentado más creo yo para castigar al PSOE que para luchas viablemente contra la crisis. Porque ya se sabe: Europa manda, aunque sea subconscientemente. Y si Europa no se atreve a aplicar medidas a lo New Deal, bien podría ser que se tomen medidas en que se mantenga el statu quo de sus grandes patriarcas (como los bancos, grandes empresas y demás, que darwinistamente sobreviven a costa de los estratos inferiores de población incapaces de adaptarse a los tiempos que corren) y han de pagar los que en su mayoría no tienen nada que ver con sus juegos de poder. O sí, porque se lo permitimos en un primer momento: jugaban con nuestros ahorros, nos adoctrinaban por diversos medios (escuela, medios de comunicación, vida social... hay donde elegir). Nos imponían sus modas o un consejo de sociólogos bien pagados les decía cómo conseguir que la masa se comportase a su antojo como si de grupos totalitarios se tratase, pero de una forma más acomodada. No deja de ser una muerte dulce.

Se me está yendo mucho la cabeza. En fin, las lecciones que deberíamos repasar de hoy: las izquierdas se han comportado como deberían pero en el momento menos indicado. Al fin y al cabo, ha sido un precioso ejemplo de "divide y vencerás". Y es lo que ha pasado. Bien por no votar, bien por votar a otro de las muchas opciones viables o bien por mero descontento o rabieta transitoria de la que espero que se arrepientan, ha pasado lo que ha pasado. Entre eso y que la ley elecotral, la cual ya sabemos todos cómo funciona más o menos (o sea, preséntate a escala nacional y no te comas un rosco, preséntate por tu barrio y arrasa en el congreso), ha pasado lo que se venía venir. Y ahora a ver cómo se pasa esta legislatura que, recemos al dios mercado (¡qué mas nos queda!), haga que no llegue a durar sus cuatro añitos. Y colorín colorado, esta pesadilla no ha acabado.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Mahô Shôjo Madoka Magica


Bueno, con algo de delay como de costumbre, volvemos a la carga. Esta vez con doble excusa para dicho retraso: primero, por hablar ahora de la opus magna del estudio de animación SHAFT. Y segundo, después de mi recurrida excusa de hablar de series que hacemos con el fansub cuando las acabamos en vez de cuando las acabo de ver yo. ¿Formas de propaganda encubiertas? En principio no, postestructuralistamente quizás.

Creo que no hace falta presentar esta serie, pero en fin, para los que vivan debajo de una piedra. Madoka Kaname es una chica como otra cualquiera. Pero un día entra en su vida una especie de roedor paliducho que dice que, concediéndole un deseo, puede convertirla en chica mágica. Entonces es atacada por una bruja y viene una de estas chicas mágicas a salvar el día. Desde ese momento, Madoka también quiere luchar contra las malvadas brujas que atacan a la gente, pero Homura Akemi, una chica nueva que ha venido a su clase con pinta de tener muy malas pulgas, resulta ser otra de estas chicas mágicas y no quiere que se convierta en una de ellas. A partir de aquí, pasan cosas. Teniendo presente que Gen Urobochi es quien nos ha preparado esta historia, no podemos esperar que sean cosas muy halagüeñas. Es más, la historia es sin duda cruel y despiadada, muy tenebrosa, pero bastante atractiva. Poco más hay que contar sin destripar la serie, cosa que haré después.

Entremos en el análisis técnico-formal, esa cosa que tan horrorosamente mal se me da. Para empezar, vamos a decir una obviedad que nos ayudará a comprender muchas cosas: es una serie del estudio SHAFT, como ya mencioné anteriormente. Akiyuki Shinbo reitera la dirección de la serie, con su estilo característico de primeros planos con cabezas escorzadas y apuntes de cámara sumamente sugerentes. Gráficamente la iluminación, colores y efectos son también muy propios de lo que nos ha venido ofreciendo este estudio. El diseño de personajes de Aoki Ume (Hidamari Sketch, cuya serie de animación está también producida por SHAFT y cuenta ya con tres temporadas, un huevo de especiales y anunciada otra temproada más) contribuye a causar una impresión más chocante, ya que sus diseños son característicamente "muy monos" y tildados de "infantiloides" (Also, wideheads). La animación es muy característica también, introduciendo esos resultones elementos a modo de animación en slowmotion utilizando collage. Este efecto lo usaron ya en algunos momentos anteriores, como ciertos OPs de Sayonara Zetsubou Sensei. En definitiva, y a pesar de ser un trabajo original, el primero para el estudio de animación acostumbrado a adaptar series con un fuerte componente de comedia o recursos del moe, combina toda su experiencia de animación, siendo como una síntesis de sus años de trabajo, con una animación espectacular, muy fluida y con escenas sumamente sobrecogedoras. Y a destacar también la magnífica banda sonora compuesta por Yuki Kajiura, muy bien colocada además y con temas ciertamente memorables.

Dicho esto, pasemos a destripar otros asuntos. Sin duda, la reputación que se ha ganado dentro del mundillo la tiene más que merecida. Lo que se nos ha mostrado ha sido un valiente proyecto que ha tenido muy buen resultado y posiblemente mejor acogida. ¿Lo mejor de SHAFT? Viendo su expediente, así puede ser, pero aún tiene ahí un duro rival (al cual aún le deben una temporada más, que saldrá este invierno, y una película que se encuentra en preparación). Las razones del éxtio de Madoka quizás podamos achacarlas a varios factores. Sin duda, un punto fuerte es su "revisión que no revisiona" el género de chicas mágicas (Mahô Shôjo para los entendidos, Puella Magica para las que se las dan de guays y no tienen ni puta idea, y Magical Girls para los generalistas. Todo viene a ser lo mismo, sí). En este sentido, nos presenta una serie como bien podrían ser no tanto las típicas de "enemigo por semana" a lo Sailor Moon o las sagas de Pretty Cure. Es más una historia con tintes siniestros a lo MS Lyrical Nanoha, pero mucho más despiadada (y sin Nana Mizuki o Yukari Tamura en papeles protagonistas, cosa que le da cierto mérito, pero cuenta con algunas de las divas del estudio como Eri Kitamura, Emiri Katô o su verdadera estrella, Chiwa Saito, en el papel estelar de Homura. Y han terminado de encumbrar a Yûki Aoi, quien le ponía voz a la protagonista). Realmente, si apreciamos su historia, está muy bien contada. El señor Shinbo ha sabido aprovechar muy bien la historia de Gen Urobochi y la ha contado magníficamente, dejando unos momentos cumbre como los capítulos 3, 9 o 10. Sin duda, puntos de inflexión que no dejan indiferentes, realmente chocantes y de un efecto muy resultón en todo el fandom que se gestaba. Dicho y hecho: no sólo son grandes episodios técnicamente hablando, muy en la línea de sus anteriores trabajos, sino que han demostrado que no sólo valen para la comedia, que si tienen un trabajo "más serio" también lo pueden dejar resultonamente hecho.

Ahora bien, yo, como soy como soy, le tengo que tirar un poco de las orejas también. Reconozco que la serie me ha encantado, eso para empezar y sobre todo para reprochar. Ahora bien, ¿logrará el efecto que en sus años (hace ya más de treinta) logró Mobile Suit Gundam de revolucionar el mundillo con todo un plantel de dispositivos de merchandising y explotación de su propio éxito? La cosa ha cambiado mucho y esto mismo se hace hasta con la serie más insignificante: todo tipo de eventos y demás chorradas, como cafés temáticos o firmas para los fans del casting de voces, con encuentros, especiales en revistas de prestigio y un largo etcétera. Aun así, el que las ventas en el formato digital (BDs y DVDs) haya acompañado tan bien, rompiendo los records que Bakemonogatari ostentaba hasta la fecha, le dotan sin duda de un respaldo sin precedentes por parte del público. Y a este efecto le sumamos el reciente anuncio de tres largometrajes (dos recopilatorios y una historia inédita que, en teoría, continuará desarrollando la trama), como en su día hizo también la franquicia que actualmente ostenta la corona del merchandising animeril.

Ya entrando un poco en la percepción personal, yo espero que con el nuevo final que planteen dar no me dejen a medias tintas como ya lo hiciera la serie. O sea, hasta cierto punto quedé un tanto desencantado. Quizás influeyese el que la viera con todo el pescado ya vendido, cuando todo el fandom la había calificado poco menos que obra maestra, dotándola de un hype casi sin precedentes. Y algunos otros detalles menores que realmente no me convencieron en el último episodio (como la implícita predestinación de Sayaka o la conversión en ley universal, de las cuales yo mismo no soy demasiado amigo por deformación intelectual y profesional), pero bueno, nos mantenemos a la expectativa. Realmente, creo que no me puedo cortar en decir que mejor inicio no ha podido darnos la década que entra, con una serie que va a marcar un paradigma. Probablemente sea explotada largo y tendido, se pervierta y acabe con una serie en su línea cada equis tiempo. Es una posibilidad. También puede quedarse en lo proyectado, o bien pueden salir más mangas spin-off de dudosa calidad como los ya existentes. Pero ya está ahí, anunció un listón muy alto para este año, el cual está rompiendo un poco el mito de que en los últimos tiempos no se ha hecho buen anime (un mito que, como todos los demás, toca desmentir a toda costa y con razón). ¿La obra maestra de SHAFT? No me atrevería a mojarme tanto. En mi caso, aún no me he atrevido a ponerle un 10 a ninguna serie suya. Quizás será porque soy más tendente a disfrutar como un crío más que esta nueva estética imperante de "personajes monos haciendo cosas monas" (aunque sean dramáticas y a veces incluso espeluznantes) el shônen tradicional. O unos buenos argumentos, cosa sinceramente muy difícil de encontrar en un mercado en que predomina el recurso a ideas repetitivas y muy poco originales. Tampoco es que sea un soplo de aire fresco al género que representa, al menos yo no lo considero así, pero es un magnífico ejemplo del propio género en cómo hay que hacerlo. Y con eso es con lo que me voy a quedar. Y qué demonios, ¡que me quiten lo bailao!

En definitiva, la serie va a marcar época. O eso o SHAFT decidirá volver a superarse (o intentarlo) y reventar sus propias marcas. Esperemos que sí y que nos sigan ofreciendo cosas de moe que superen un poco el prejuicio inicialmente abierto de arquetipos recurrentes que resultan tremendamente anodinos e incluso ya cansinos. Así que cabe tener esperanzas, muchas esperanzas, en que en más a corto que a largo plazo, nos deleiten con otra obra de, al menos, la misma calidad que la que acabo de reseñar. Dicho esto, no me queda más que decir "hasta otra" a los pocos valientes que hayan podido con todas las cosas que he soltado y hayan llegado a este punto. Así que me despido con el típico "nos leemos" y esperemos nuevas reseñas, de lo que sea. Eso será señal de que sigo neuronalmente vivo y con inquietudes suficientes como para plantearme cuestiones hasta de lo que en apariencia pueda ser algo insignificante.