miércoles, 25 de noviembre de 2009

Viaje a Madrid: Museo de América 20/11-21/11


Bueno, ahora que pillo un ratillo para escribir (en realidad he tenido más, pero la pereza me ha podido) pues expongo acontecimientos recientes e irrelevantes de mi vida diaria. Pues este pasado fin de semana fui con la asignatura de Arte Prehispánico a Madrid a ver el museo de América. Es raro, paso por la capital española con relativa bastante frecuencia (dos o tres veces al año, dependiendo de la coyuntura, y por periodos de hasta dos semanas) y nunca había visitado este museo. Y la verdad, llegados a este punto, me alegro de que así haya sido, pues en esta primera visita he podido disfrutar de una magnífica colección de arte prehispánico de América que me ha permitido pasármelo en grande en un museo. Hacía bastante que no me lo pasaba tan bien (cosas de tener la fortuna de poder visitar un par de veces al año el Prado) en un museo. Ahora explicaré por qué, primero los pormenores.

Bueno, el caso es que aprovechando esta asignatura (bendita LCE) preparé el macuto tras una práctica más prolongada de la cuenta de arqueología (con la correspondiente bronca de mi madre) y partimos hacia la ciudad del señor Gallardón. Allí me hospedé en casa de mis tías, a las que desde aquí mando un saludo y agradezco de nuevo su amabilidad (y ese Halperin guapetón que me costearon y que algún día os reseñaré). Haciendo noche con la tarde libre que nos dejaron, pues aproveché (poco acertadamente) para recuperar algo de horas de sueño. Así que a la mañana siguiente tocaba irse al edificio que pilla por la zona de Moncloa y darle un buen repaso a su colección.

Resaltar que al decir maravillosa, me quedo algo corto. Simplemente, me encantó todo lo que tenían allí: etnografía, cerámica (destacar la mochica por sus particularidades y la nazca por su acojonante acabado y decoración), elementos varios, una exposición de tejidos y las reproducciones facsímiles de un códice maya y el mexica de Tudela (que, además, un estudiante de la Escuela de Antropología e Historia de México nos comentó a un pequeño grupo de rezagados que queríamos saber un poco más sobre la cultura azteca). Salí absolutamente anodadado, pero porque me encantan estas cosas. Ahí arriba me podéis ver al lado de una estatua de algún bichejo mitológico maya (si es que se reconoce algo, porque el bicho estaba un poco corroído). Luego a destacar, una urna funeraria maya y la cabecita de piedra verdosa de un dios olmeca. Soy un puto friki de lo mejicano, lo reconozco, y por eso os dejo aquí una piedra del sol con las cinco épocas y el calendario mesomaericano. A disfrutarlo sanamente, aunque disculpad la mala calidad de las fotos (cosas de que no dejasen echarlas con flash y tenga un pulso tan rancio, de ahí que las fotos de la cerámica nazca no hayan salido como esperaba, pero siempre os quedará vuestro buen amigo el Google).

Bueno, resaltar que se notó un poco (al menos yo lo noté) que era uno de los primeros viajes que hacía con una clase de estudiantes de arte, ya que no iba con mucho conocido en el viaje, aunque siempre se puede trabar algo de relación (en especial, en el largo viaje en autobús), pero bueno, al menos íbamos ahí un par de aprendices del CEAB, así que... ¡bastetanos al poder!

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