martes, 20 de octubre de 2009

Reflexiones de retrete I: arqueólogos en Granada

Mi ordenador de sobremesa ha petado. Ha sido algo rápido e indoloro, cosa de la fuente de alimentación. Y claro, sin ordenador, poco más tengo que hacer... Bueno, sí, las cosas de la facultad y tal. Tras leer esta entrada más de uno irá corriendo a regalarme una de las mejores fuentes de alimentación del mercado porque el no tener ordenador disponible 24/7 como antes me ha dejado tiempo para hacer algo más que lo de la facultad, pero relacionado con ello: pensar.

"Tú siempre estás pensando, coñazo ambulante", dirá la gran mayoría de los lectores de este antro (a lo sumo, tres o cuatro personas y algún pobrecico que rondase por Google y esa despiadada multinacional de los buscadores le llevase a este antro). Bueno, pues como todo el mundo, ¿no? El caso es que me he dedicado a pensar en cosas de lo más insustancial, y no precisamente a trascendentales preguntas sin resolver como, por ejemplo, a qué huelen las nubes (sum, sum). Y todo gracias a esos curiosos personajes que sólo pueden encontrarse en la facultad de Filosofía y Letras de la UGR y que dan título a esta nueva sección que inauguro hoy por necesidad moral y una dosis de aburrimiento crónico.

¿A dónde coño pretendes llegar, puñetero? Bueno, mi intención es dar una introducción al exceso de pensamiento que he tenido que llevar a cabo estos últimos días debido a la acción que están ejerciendo y han ejercido sobre mí estos personajes. No digo que ejercerán porque sería positivismo (luego explicaremos esto). En fin, a lo que iba. Si yo no supiese que Ahmadineyad es el presidente de Irán, sin duda diría que ese hombre pertenece al departamento de Prehistoria y arqueología de la Universidad de Granada. La explicación es demasiado sencilla: los arqueólogos en esta ciudad parece que van de compras como las pijas, de cinco en cinco, porque tienen unos gustos en lo que se refiere a la indumentaria bastante semejantes, o por lo menos, lucen modelitos cuasi clónicos, y además, muy característicos. Es gracioso, pero tras mi experiencia con al menos 4 arqueólogos en clase y de reconocerlos y verles por los pasillos, he decir que parece que se vienen a la facultad con el mono de su trabajo de campo. Y en cierto sentido, es así. El caso es que he de reconocer que dicha estética me gusta, y que si quisiera ser arqueólogo, sin duda una de las excusas sería ésa.

Pero claro, la cosa no se habría tergiversado hasta este punto si no fuera por esa maravillosa asignatura troncal de cuarto curso de Historia llamada Métodos y técnicas de investigación histórica. Un nombre muy atractivo sin duda alguna. Vaya si lo es. Eso de estudiar teoría de la ciencia y del conocimiento, la evolución del mito al logos, la diferencia entre mito y filosofía, Kant y sus paradigmas de razón teórica y práctica, postulados a priori y a posteriori... Todo precioso por ahora. Todo un gozo hasta que llegamos a la parte que ha tergiversado definitivamente mi percepción de la realidad como hasta ahora: la ciencia positiva, el positivismo. Sí amigos, el puto positivismo.

Supongo que a estas alturas ya no quedarán lectores, o si queda alguno, se andará tirando de los pelos. ¡Ya empieza el pesado este de nuevo con su tute particular! Sí, no es que sea un paladín del eclecticismo ni de la posmodernidad, pero sinceramente... sí soy un cruzado contra el positivismo. Y más contra el positivismo que resurge a día de hoy, pervierte y contamina y crea una especie de buffonismo con la gente que se adhiere a esta corriente y la defiende desinteresada e inconscientemente, porque muchos de los propugnadores del positivismo no saben ni que lo promulgan, pero lo hac en. Y eso no se debe permitir. Por eso hay que readoctrinar. Bueno, eso suena bastante feo, pero yo me entiendo. Reeducar sería más acertado en un principio, sí. Aceptemos pulpo como animal de compañía. Dejo de irme por los cerros de Úbeda (un saludo, Raúl). Lo que vengo a decir es que la filosofía positiva y la ciencia positiva nacen a raíz de la evolución del pensamiento racional heredero de la doctrina de Kant. Esto consiste en la digievolución de la razón, que nos hace preveer a través de un método inductivo los sucesos futuros a través de aspectos tales como la reiteración o la repetición natural observada e interpretada a través de los sentidos. Si junto caramelos Mentos con Coca Cola, erupcionará. Chachi, ¿eh? Pues así es como me he enterado de que el hecho de que ayer amaneciese y hoy amaneciera hace que el que mañana amanezca sea positivismo. ¡La reconcha de la lora!

He ahí uno de mis traumas de esta semana. No valía con el pie sobrecargado que aún me duele, no vale con el resfriado que me pegó mi hermano y que me ha dejado con unas toses y unos trancazos de mocos que me hace padecer unas toses dignas de un tuberculoso, y no vale que se me haya quemado la fuente de alimentación de mi ordenador de sobremesa, sino que además, descubro que el futuro es positivismo. ¡Estoy condenado a la perpetua desesperación! Y sí, esta predicción también es positivismo. ¡Estoy rodeado de positivismo (y sobre todo, por delante)!

En fin, podría seguir con la cháchara del positivismo todo el día y enervarme, pero por hoy hemos tenido bastante. Además, bastante me quema ya la lectura obligatoria de la asignatura, en la que estoy aprendiendo más que nada a cómo leer una cosa diez veces y no llegar a comprenderla. Cuando lo termine ajustaré cuentas con él (oh, de nuevo... Vale, sí, lo capto; ya paro).

Y ahora toca hablar de esperpentos. Esto ya no viene mucho a cuento, pero estaba yo esta tarde en la parada de Gran Vía esperando al magnificente 33, ese gran ejemplo de lo bien que funciona el sistema de autobuses en esta querida ciudad (y más con grandes arterias de circulación cortadas por eternas obras y bastantes capilares camino de la facultad levantados) cuando se aparece un sujeto en bicilceta, con altavoces de musiquilla navideña, chaleco reflectantge naranja, una poblada y cana barba un cristo más grande que el de Velázquez colgado del pescuezo. Dando muestra de la gran calidad que sirve a la ciudad el transporte público granadino, permanecí varios minutos sentado en la parada frente a mi antiguo instituto, el Padre Suárez, mientras a viva voz se desgañitaba este insigne personaje a viva voz metiéndose "con el Zapatos". Pero no sólo con él, echándole mierda al sistema, echándole mierda al partido, y echándole mierda al otro partido. Bendita sea ésta la partidocracia española que ya en su momento me hizo llorar, pero de la cual ahora me río porque no me creo ya nada de lo que me ofrece. Maldito paradigma neoliberal de un bloque de "democracias" liberales insertas en un sistema de libre mercado... el fin de la historia, según Francis Fukuyama. Otros dicen que la ideología ha muerto, no sé si creérmelo. En fin, me vuelvo a ir a tierras jienenses.

El caso es que este hombre ha despotricado sobre el falseamiento del 11-M, de la decepción de la izquierda dinástica que tenemos en España, esos personajillos elegidos a dedo entre los mandamases que se enfrentaron heroica y valientemente a la difícil realidad del franquismo y de la Transición, y que una vez se asentaron en el poder rentabilizaron sus heroicos actos de unas formas más o menos particulares y sui géneris. Llámesen Roldán, Mario Conde, Ruiz Mateos... sean o no del SOE, salpicó a todos por igual. El caso es que ya sean de un partido o de otro, la gran mayoría de los políticos ya ha¡n demostrado de qué pasta están hecha, y la verdad es que da bastante vergüenza. Pero en fin, así es la corrupta partidocracia sensacionalista en la que vivimos.

El hombre empezaba a caerme simpático, con su perpetua alegoría de que nos robaban los ricos para seguir quedándoselo ellos. No le falta razón al colega, mas en desacuerdo no estoy. La polémica la suscita con la llamada al boicot con el voto, si más les votamos, más nos roban. Estos políticos, qué mentirosos. A estas alturas yo ya me pregunto por qué no le pegamos un petardazo al Congreso. Un petardazo no, válgame Enlil, pero vamos, no es nada descabellado soltar un loco o dos con machetes a ver si pasa algo (más que anecdótico, a poder ser). Bueno, yo ahí lo dejo, es una idea y esto es un país libre, además, producto de ese ambiente neoliberal que nos imponen en el que somos... "libres". En fin, ahí os dejo la cosa para que os queméis un poco la cabeza como yo ya he hecho este último par de días y que espero que me arreglen el ordenador rápido o acabaré como Ahmadineyad, de excavaciones atómicas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

MUERE.

YA.

COÑO.

Y CON DOLORRRRR!!!!!1

Hellen dijo...

¡JAJAJAJJAAJAJAJ, yo también he visto al Papá Noel reivindicativo en bici! XD

Igualorca dijo...

Bananero?

Jezabel dijo...

Primero, los arqueologos de la facultad no van todos juntos a comprarse la ropa, la roban en el rastrillo.
Segundo, es mil veces peor el de Arqueología general