miércoles, 28 de julio de 2010

Algo más allá de un simple símbolo nacional

Como ya sabréis la mayoría, hoy han aprobado la abolición de las corridas de toros en Cataluña para 2012. Y me resulta raro hasta a mí saltar ahora con esto. Pero me sirve para disertar largo y tendido, cualquier excusa es buena para volver a escribir alguna reflexión en este tugurio internetil.

La llamada fiesta nacional viene a ser el enfrentamiento entre una serie de individuos engalanados hasta las trancas con un traje de lentejuelas frente a un toro bravo valiéndose de su habilidad con un capote y un estoque. Tras la perogrullada de turno, pasamos a analizar los entresijos per se. Yo no me manifiesto ni en contra ni a favor de la abolición, es más, considero que adía de hoy existen asuntos mucho más relevantes a tratar (o que se deberían tratar con mayor prioridad) que esto. Aun así, me posiciono en un principio cercano más a la no prohibición, por las siguientes razones: por mucho que le duela a esos grandes amantes de los animales, sobre todo esos hipócritas que son del tipo que libera visones americanas en Galicia creando alteraciones en el ecosistema por tal de que no se haga un abrigo con ellos, pues por mucho que les joda hay bastante gente que vive por los toros. Es más, seguramente el toro bravo ni seguiría existiendo si no se hubiera mantenio esta tradición, como ha podido pasar con muchas otras especies. Un toro no es que parezca en teoría un bicho barato de mantener, esto casi que podría fomentar más su posibilidad de extinción al no ser ya un recurso a explotar con relativa rentabilidad. No es por tradición ni por el sentimiento que provoque a quien disfruta de la fiesta (que además, está en su pleno derecho de disfrutar de ello al igual que yo lo mismo puedo disfrutar viendo una peli de guerra en que los personajes salten por los aires y me salpiquen sus vísceras), sino simplemente por ser un modo de vida de gente que se dedica a la ganadería y cría de estos animales. Es una manera de explotación económica e incluso de fomento de turismo, es un elemento característico que puede atraer a gente que se sienta atraída o por mera curiosidad. En definitiva, es un aparato de fomento de turismo, un atractivo más a añadir a un amplio repertorio.

Además, tenemos el curioso ejemplo paradigmático de que se hace en Cataluña, en una comunidad autónoma al borde (o eso quisiera ello al menos) de la escisión institucional. O sea, una región que tradicionalmente ha anhelado ser una nación independiente del resto del Reino de España. Canta que, además, sse vincule la bella palabra "fiesta nacional" a ello. Y fiesta nacional de todos los españoles. La exclusividad salta a relucir cuando nos metemos en estos temas que tanto orgullo parece que provocan entre quien se ve identificado con ellos. En cierto sentido, entiendo también que esta prohibición sea bien recibida por sociedades protectoras de animales, porque la verdad es que es una salvajada ver lo que se hace con el toro, sí. Pero bueno, en la naturaleza del ser humano no sólo está el riesgo, sino también el afán destructor de ver cómo consigue machacar a todo lo que esté a su alrededor para su gozo y disfrute. Aunque no pueda ser euqiparable la cantidad de toreros muertos en la lid frente a los toros que sí lo han hecho, cabe resaltar que bien le cuesta a veces (y literalmente) un huevo a los toreros que se van allí a jugarse el tipo frente a un bicho que bien puede superarle unas diez veces en su peso. Y con los cuernos bien afilados. Yo no sería desde luego quien se arriesgase ante una situación similar, pero vamos, que perfectamente puedo comprender que haya quien le encuentre sentido a su vida haciendo eso, o bien le guste y entonces sea libre de disfrutarlo como he afirmado anteriormente. Lo que no me parece tan lícito es que se censure de esta manera una afición que, además, y a pesar de su crítica, se haya mantenido desde tan antaño.

No es por frivolizar, pero creo que se originaría mucho más revuelo si se prohibiesen los videojuegos. Yo creo que nos harían un grato favor en ese sentido, por muchas y diversas razones (ahorro energético o mayor coste de oportunidad en luz, fomento de otras actividades culturales para mi juicio más enriquecedoras, mayor apertura mental y social...). No deja de ser mi punto de vista, pero bueno. Eso sí, pero ¿os lo imagináis? Se armaría una buena, porque precisamente las empresas que menos han perdido (o directamente, no han perido nada) con la crisis son las empresas de este sector. Y la gente lo demanda, pero por ello también tendría que tenerse en cuenta la opinión de una minoría que, como yo, estamos algo en contra (hipócritamente, porque aún hablo, juego esporádicamente e incluso disfruto) de los videojuegos, pero porque soy hijo de mi época. No tiene remedio, yo creo que me harían un mayor favor, pero no deja de ser una percepción individual. Hay gente también que vive de eso, y seguramente más que del toreo, que no quepa duda. Pero no deja de ser, salvando mucho las distancias, algo similar.

Independientemente o no de mi opinión, el caso es que ya a lo hecho pecho. No me voy a rasgar las vestiduras por un bando u otro, simplemente, creo que esta medida es irracional en el momento en que se ha tomado. Porque todavía siguen emitiéndose cada vez más toneladas de CO2 y nos importa más lo que se cuece sobre una tradición cultural de una esquina del culo de Europa por el mero hecho de que le vincula con el resto de esa península (a pesar de ser una tesis conspiranoica, casi que creo que canta más a eso que a otra cosa, vistos precedentes). También cabe resaltar la curiosidad que, al igual que hace ya años en el caso canario, no se hayan desmantelado de igual manera otras tradiciones vinculadas a la defensa animal (en Canarias aún son oficiales las peleas de gallos, y la verdad es que no es nada agradable ver cómo se clavan los espolones). Sí, tiendo más a postularme con una paranoia más digna de un argumento derechista, pero bueno, nadie es perfecto y no siempre se tiene por qué tener razón.

Cierto es también que el mero hecho de que seamos humanos no nos otorga voz y voto en decidir sobre la vida de un animal, y menos si es eliminarlo por el mero hecho de reventarlo a base de clavarle banderillas o dejarlo lisiado y desangrándose. En todo caso, comprendería que en los pueblos y a una menor escala se disfrutase del espectáculo que ofrece si además, después y como se hace en mi pueblo, se prepara un cocidillo con el toro y la gente que ha asistido a la corrida se lo puede zampar tranquilamente y disfrutar de su sabor. Ahí casi que le veo más sentido, y no mostrarlo como el divertimento de unos cacicones que fardan de cochazo y de casta yendo a pedir orejas a los maestros del ruedo.

En fin. Últimamente ando atendiendo a una serie de conferencias que van sobre la realidad histórica del crimen y hoy me ha dado el venazo tras un acalorado debate en mi mollera sobre algo que me ha afectado mucho. Ando aprendiendo cosas muy básicas de derecho penal y repaso algunos conocimientos de culturilla general de la carrera, aparte de aprender nuevas cosas y desarrollar nuevas inquietudes, todo muy completito y complaciente. En próximas ediciones de esta vitácora seguiré reflexionando sobre el sexo de los ángeles conmigo mismo a ver si logro convencerme de que estoy equivocado en tantos sentidos que haya logrado perder la cuenta.

4 comentarios:

Rarokillo dijo...

+1 a los de ecologistas que sueltan animales fuera de su ecosistema.

Sobre lo de los todos... primero nos quitan los gladiadores y ahora los toros, a este paso la única forma que vamos a tener de liberar nuestra agresividad va a ser pegándole a nuestras mujeres. (Espero que la gente entienda el tono jodidamente irónico de la frase)

Záresh dijo...

Ya, pero porque esa gente eco-faltosa haga lo que hace, eso de torturar al toro y sobre todo disfrutar de la tortura del animal sigue siendo una aberración.

Y es básicamente lo que lo diferencia de lo que se hace en la producción industrial, donde dudo muchom que se monten tribunas para ver en primera fila y disfrutar de la matanza (deficiente, brutal y todo lo que queráis añadir al "todos sabemos lo mal que se tratan a los animales en las granjas")de los animales que nos vamos a comer.

No es lo mismo.

Del mismo modo que no es lo mismo colocar a un animal ante una muerte horrorosa segura que dejar que un tontainas se coloque delante de un animal que va a defenderse por defecto (y del que de hecho se espera que se defienda). Uno tiene capacidad de decisión (el torero) sobre sus actosy otro (el toro) no.

Fausto, en este tema no estoy de acuerdo :D.

Untro Laso dijo...

Va, y lo que mola cuando pillan al torero? Motxalo, motxalo!!!!

Manolete, si no sabes torear, pa qué te metes~~~~

Además, sin toros no perdermos esas bonitas canciones de ayer, hoy y siempre como "El toro y la luna" o "Torito guapo" del maestro Fary...

Anónimo dijo...

Una cosa es que el torero haga sus pases con el toro, pero otra muy distinta es que al toro lo pinchen, lo pateen, le quiten partes de su cuerpo y pare de contar los mil y un maltratos que sufre ese animal antes y después de una corrida de toros. Más de uno pone el grito al cielo cuando ve videos de maltratos de perros, entonces por no tener un toro en nuestras casas las cosas deben ser diferentes con ellos? No leí completo tu artículo, porque te fuiste por otro lado.