viernes, 2 de julio de 2010

Bakemonogatari: best SHAFT ever?


Y cómo no, faltaría menos hablar de la joya de la corona del año pasado (y que por razones varias, ha traspolado el límite temporal hasta este año), la que posiblemente sea la opus magna de SHAFT, o al menos, algo similar a lo que Evangelion supuso para Gainax: la adaptación de las novelas ligeras de Nishio Ishin, Bakemonogatari (juego de palabras para formar, traducido al castellano, "historias de fantasmas").

Unos días después de la introducción, por fin y tras infinitas vicisitudes retomo esto para acabarlo. Hablemos ahora de esta extrovertida serie: el joven Araragi, incipiente vampiro, tiene que lidiar tras su conversión en cainita con una serie de espíritus que poseen a unas cuantas chicas tanto de su entorno como ajeno a él. Esto desemboca en una especie de harem, pero es un harem extraño en el que, a pesar de los tópicos comportamientos de las muchachas, gana incentivos por muchísimas razones. Yo me quedo con la que, a mi parecer, resalta por encima de todo, y es el factor SHAFT. Su estilo es único sin duda, y sinceramente a mí me parece un estudio que eleva al tan de moda "moe moe" que lo convierte en algo superior a lo que estamos acostumbrados a toparnos en la mayoría de las series de animación que se emiten por estos tiempos. Y lo lleva todo de una manera tan, pero tan fluida (a su estilo, lento y estático la mayoría de las veces, mientras que otras resulta vigoroso y frenético) que da un resultado excepcional a otras historias similares del montón.

Cabe resaltar también la asombrosa cantidad de diálogos tendentes al absurdo, tanto por deleite de los fans a la hora de escuchar a sus seiyuus favoritos (los típicos y militantes de SHAFT, para variar, en su mayoría) y por la tendencia a los diálogos de besugos que el propio NisiOisin tiene a la hora de interrelacionar a sus personajes. Además, las recurrentes referencias, cortesía de la casa, a la animación más clásica (pasando de Osamu Tezuka a Fujio F. Fujiko o Shigeru Mizuki) en muchas de sus imágenes o cortes estáticos le da una fuerza especial y el siempre personal toque referencial de SHAFT, detalle que me encanta. Y cómo no, siempre hay quien le encuentra una cantidad de similitudes a la famosa saga de Crepúsculo, pero en eso no entraré por desconocimiento de causa (y espero que los dioses me mantengan libre de ello).

Aun así, encontramos gracias a la tendencia a la divagación de los personajes una serie de características singulares que sin duda hacen absolutamente distinta a esta serie, tanto dentro del propio estudio como de la tendencia del moe. Quizás sean éstos los factores que consigan hacer que esta serie marque época y rompa tendencias, estableciendo un punto de inflexión, que no una manera de llevar a cabo las series (aunque claro, teniendo ahí presente ene emisión Katanagatari, del mismo autor... bueno, se nota que son del mismo escritor, dejémoslo ahí). Cabe destacar la manera en que se combinan tanto SHAFT como el propio NisiOisin, cómo ambos compaginan de una manera casi mimética, estableciendo una fusión perfecta. El estilo alocado y colorista de SHAFT ha contribuido a hacer de ésta una innovación realmente curiosa, como poco, y sin duda resultona dentro del género, bastante heterogénea en ese sentido. No deja de ser una historia de amor y un harem (en palabras del mismo autor, además), pero tiene un toque particular que le da vitalidad y una evidente diferenciación del común del género, tanto dentro de esta década como de la historia de la animación. Es un harem con carisma, y a pesar de la evidente QUALITY que muchas veces se han gastado (la falta de presupuesto vuelve a pasar factura a este estudio tal como les ocurrió ya con Hidamari Sketch, a pesar de haber arrasado con las ventas de BDs y DVDs de esta serie, aunque a posteriori de los fatídicos capítulos que abusaron del "rojo" y el "negro"), mantiene el nivel de estilo estiloso de SHAFT. Sí, es una serie que tiene estilo (aunque, personalmente, creo que no tanto como pudiera tener Natsu no Arashi!, en especial en su segunda temporada).

En definitiva, nos encontramos con una serie bonita y rompedora, aunque siempre en la línea de SHAFT, ese estudio que tanto amor y odio ha provocado a lo largo de los aficionados, pero que desde luego, sabe vender su producto, en especial al público hacia el que lo dirige. Son ya zorros viejos. Y eso sí, qué difícil es seguir el ritmo de los capítulos (en especial los primeros) con tanto cartelillo tanto estático como en movimiento y la cantidad de cosas que sueltan al hablar, con el aliciente de comprender la grandísima cantidad de banalidades que dicen. Personalmente, me parece uno de los grandes aciertos de la animación contemporánea, gracias a la cual disfrutaremos durante años de cientos y cientos de gorespammers y gente sin nada mejor que hacer en su tiempo libre que postear por 4chan. Tal y como aquella estrafalaria serie de Hideki Anno que marcó un antes y un después en la consideración de las series de animación a mediados de los noventa. O al menos, ésa es mi impresión tras haber disfrutado de la posiblemente mejor serie del año pasado. Y hablando de ella tras un año del comienzo de su emisión, que se prolongó ad aeternum por vaya usted a saber qué movidas dentro del propio estudio y que finalizó hace unas escasas semanas.

Y eso debería ser todo por mi parte. Me dejo cosas en el tintero que ya se me irán pasando por la mente conforme pase la noche, los días o los meses (me salto semanas porque ya he perdido la noción del día dentro de la misma. Puñeteras vacaciones). A lo mejor incluso se pueden contrastar opiniones al respecto en comentarios y demás, pero por lo pronto... ahí lo dejo todo.

1 comentario:

Djevel dijo...

Yo ya la tengo en marcha, está en camino, aunque sólo sea para poder ver a Senjougahara en directo.

A ver si realmente es como comentas ^^