martes, 23 de octubre de 2007

No soy HistoriadorPL

Eso ha dicho mi profesor de historia moderna universal... ni soy un "proyecto" de historiador, ni un historiador en potencia, sólo un estudiante de historia. Y la profesión de historiador es dura. Y precisamente ha tenido que ser esta semana... y vaya semanita por cierto.

Me iré por los cerros de Úbeda: sí, vaya semanita para que me digan eso. Precisamente es esta semana la que más me he cuestionado la integridad de historiador. Bueno... yo me veo con espectativas y tal, pero vamos... que podría irme mejor. Remontémonos al miércoles pasado, cuando oficialmente se reunió por primera vez el "Concilio de Castilla", una panda de grillaos en toda regla que nos dedicamos a debatir históricamente entre vinos. Interesante, pero puedo decir que no aporté mucho al debate. A ver si la próxima reunión consigo dar algo más de caña...

El viernes fue un día curioso. Yendo de parranda con los amigos, decidí permanecer al exterior de un bar, junto con Juanfri, que no quería entrar porque en el interior había algo que le incomodaba. El caso es que nos aposentamos en el alféizar de un escaparate, y apoyados en la reja, vimos pasar a unas lesbianas paseando a un perro que no tenía mejor sitio para ponerse a cagar que frente a nosotros. Pero el caso es que las dos muchachas nos mostraron la diversión de la noche: una caja de TV vacía. La hurgaron, la miraron, la calibraron, y la abandonaron. Cuando se habían alejado lo suficiente, recogí la caja de TV y la puse frente a nosotros. Cuchicheos varios desvariaron en una ridícula estrategia: colocamos la caja vacía en mitad de la calle, y cada vez que pasase alguien gritaríamos algo como "¡GOOOL!" o similares. El primer grupo de gente fue reírse a secas, era algo demasiado descabellado. Pero al segundo nos mentalizamos, y quedó perfecto. Digno de mención, me atrevería a decir. Lástima que nos dispersásemos tan temprano aquella noche.

El fin de semana fue normalito: lecturas, descargas, conversaciones de siempre... sin mucho que comentar. Últimamente mis fines de semana son muy sosos (indirecta). Bueno, sacamos Digimongo, y ha sido presentado en la entrada anterior, así que no os quejéis, que bien que ha gustado por más de un lar. A ver cuándo conseguimos continuar lo demás...

El lunes fue algo precipitado, y como siempre, con menos de 5 horas dormidas a clase. Pero no me importaba, era contemporánea de España. Maldita fuera la hora, no obstante, en que los auriculares de mi mp3 se escacharraran, pues lo que hube de oír en el autobús crispó mis nervios: una "progre" comenzó a dar lecciones de "sociología aplicada a la política" dignas de un chimpacé, en la que demostraba con la justificación más penosa que se ha dado que la nación española no existe. Sí claro, por supuesto, las Cortes de Cádiz de 1810-1812 se las inventó mi abuela, que quedan bonitas decorando páginas y exámenes de selectividad. Y todo porque en España no hubo "una burguesía emergente, como la de Alemania". Es verdad, la burguesía se la comieron los nobles, que querían su dinero cuando se arruinaron en el siglo XVII. Hija mía, siento defraudarte, pero ante esos comentarios uno hace apología de historiador y ha de ser objetivo: por mucho que nos pese, la nación española existe. Sí, "nos". A mí también me tocan las narices las fronteras y las paranoias que con ellas se forman. Y no digamos ya las banderas. Pero coño, de ahí a que toda esa simbología, la historia contemporánea, que es la verdadera nación, y sobre todo, la nación española, una de las primeras en aparecer en Europa... macha, para una vez que España fue la vanguardia en algo en Europa, no le restes mérito. Que Alemania casi no puede considerarse nación hasta después de las revoluciones de 1848, y España en la guerra de la Independencia ya era nación, muy caótica, pero declarada nación. Que luego viniese el pendejo de Fernando VII (maldita sea su estampa) tampoco resta importancia al hecho. Un antecedente es un antecedente. En 1843 ya volvíamos a ser nación. Y míranos en lo que hemos derivado. Da gracias a Cánovas que no te canonizase de forma cruel. En fin, qué desahogo, pardiez.

Y esto es todo por hoy. Necesito leer más y escribir sobre las lecturas, y hacer mis propias escrituras para leerlas para llegar a ser un buen historiador. Esto es lo mismo que el camino del maestro Pokémon, pero sin Pikachu. Pues eso. Discutamos un poco en los comentarios, pero sin llegar a flamear. Y no me llaméis facha por defender la existencia de las naciones, coño. Que uno no se labra una reputación de marxista para esto, que yo quisiera derrocar las naciones para crear una macronación o algo así. Bueno, yo qué sé... entiendo la política, pero no se me da bien explicarla. Que os vaya bien y no me quebréis la cabeza mucho. Me voy a racionalizar a mi almohada, que la pobre se encuentra sola después de tanta vuelta a la mollera.

Y sedme sinceros. Tras esta disertación digna de una buena paja mental ¿os parezco lo suficientemente digno como para llegar a ser un buen historiador? Dejo la cuestión en el aire...

1 comentario:

Mayura dijo...

Si... (Arre que responde una entrada re antigua XD )