Aachi & Ssipak

Hace tiempo que nuestro querido amigo Maicro pasó el enlace de un tráiler de cierta fumada que, al verlo, me entraron ganas de saborear. Y cierto es: busqué un poquito y encontré una versión guiri para ver tamaña bizarrada coreana. Y ahí la debo tener perdida, metida en algún DVD de vaya usted a saber cuándo. Y el tiempo pasó, y no la veía, hasta quie finalmente, nuestros queridos amigos los mancos de Deviants se dignaron a sacarla. Y ahora he aprovechado un parón de vagueo para tragármela con mi hermano.

¿Y de qué va semejante película? En una ciudad raruna, raruna, que se mueve a base de la fuerza motora de las excreciones de la gente del común; una panda de "pitufos moe" (definición servida por los propios Deviants), llamados la banda de los pañales (aun a pesar de tener pichitas como cacahuetes y no poder cagar), adictos a la recompensa que ofrece el extravagante Estado de la ciudad, las adictivas juicy bar. Así, como maleantes mutantes pequeños, azules y estúpidos; se dedican a saquear los convoyes y demás negocios sucios de estos elementos. Pero la historia se centra en dos macarrillas que trafican ilegalmente con estas juicy bar, los que dan nombre a la peli: Aachi y Ssipack, un enano huevón y un calvo cabrón, que hacen de parejita en busca de beneficios. Por una serie de vicisitudes acaban envueltos en una bizarra refriega entre el Estado paranoico militaroide de la ciudad y la banda de los pañales, aparte de algún tipo de mafias chungas y otros tinglados que se traían entre manos.

Mucha acción, per que mucha, y de la raruna, para más deleite y risotadas. La peli tiene sus momentos de descalabrarse (sobre todo por los EPIC que llegan a ser en algunos momentos los susodichos pitufos moe, en especial sus carnicerías a manos de un Frankenstein policial muy tocho); y bueno, garantiza por lo menos un buen rato. A mí, me ha molado bastante, porque precisamente, el buen rato no me lo ha quitado nadie.