viernes, 30 de noviembre de 2007

Congreso internacional Historia y Memoria

Saludos de nuevo, internautas.

Vuelvo a la carga con los acontecimentos recientes de los últimos tres días, en los que se ha celebrado en mi facultad un interesante congreso sobre la valoración de la memoria histórica, y su papel en la actualidad. Y como futuro historiador que intentaré ser de historia contemporánea, me vi en la labor de, respetando el grato periodo que transcurre desde 1931 hasta prácticamente la década de los 80's, pues me vi en la obligación de asistir, a pesar de no estar matriculado (craso error de mi parte, por cierto). Y como no podía faltar, aquí viene una reseña de, no sólo el congreso, si no del total de los últimos 3 días.

El primer día llegué a la hora de siempre a la facultad, y esperé hasta que se abriese el congreso a eso de las 9:30, pero empezó con un retraso del copón. Finalmente, y tras reunirme con los compañeros que sí estaban apuntados, echamos un ojo a cómo iba el tema. Debo reconocerlo, me quedé frito en la primera conferencia, referente a los exiliados que fueron a Latinoamérica, especialmente a Méjico. En la segunda ya me desperté, peor vamos, porque empecé a dibujar chuminadas mientras me contaban chistes guarros. Estaba hablando un profesor de la Complutense sobre la memoria de las batallas y las batallas de memoria. Pero por fin decidí atender en una que prometía bastante: memoria y dimensión social de la historia. A través de un análisis correcto y formal destacable y bastante profundo, el conferenciante habló de la historiografía de la memoria. Interesante, comotodo tema referido a la historiografía. La mesa redonda fue la exposición de ideas de varios invitados y poco más. Salimos tarde y me bajé cagando leches para casa para comer en media hora y subirme de nuevo. Acabé machacado, y volví a dormirme. La conferencia iba sobre la recuperación de los nombres de los represaliados y asesinados por el régimen franquista. Una iniciativa llevada por un grupo de investigación en el entorno andaluz. Salimos tarde.

El martes, me tocó comerme 3 preciosas horas de mi asignatura favorita. Sí, 3 horitas de moderna de España, para comerme la bronca de la profesora por no comentar NADIE de la clase unos textos que mandó. La repanocha, vamos. Y encioma me mandó un huevo de bibliografía a consultar para el trabajo que ni me dejó hacerlo del reformismo borbónico ni de la repoblación de Sierra Morena (los dos únicos temas que realmente me interesaban) y tengo que hacerlo sobre la ley agraria de don Gaspar Melchor de Jovellanos. Dentro de lo malo... No me quejo. Pero podría ser mejor. Total, para un trabajo optativo que sólo sirve para sacar la matrícula (en el hipotetiquísimo caso de que sacase una muy buena nota en el examen, cosa que, como todos sabemos, no va a pasar ni yendo con la mayor de las intenciones ni con la mejor de las formaciones/empolladas). Y nada, a jeroglíficos y arreando patas abajo para casa. Conferencia de la tarde. Otro grupo de buscadores de fosas en Andalucía nos mostró su trabajo por sectores provinciales, y también fue un poco... En fin. Pero luego llegó lo bueno. Un vasco que parecía Fray Leopoldo (el "patrón" de la ciudad), forense y con una buena dialéctica, empezó a enseñarnos fotos de cadáveres. Desde luego, entre el proyecto de exhumaciones y las técnicas de autopsia me divertí bastante. Fue curioso, interesante y muy educativo.

Tercer día. Como suele pasar, salgo flameando de casa, más que nada porque me acosté tarde, y me jode madrugar los viernes (que este año es precisamente cuando empiezan mis fines de semana). Total, llego a la facultad y me encuentro con que la gente ha dorido incluso meno que yo. Un espectáculo, vamos. A la media hora de conferencia, ya había 3 durmiendo de los que estábamos. Y eso que la primera conferencia era interesante. Un profesor francés empezó a hablar sobre la memoria histórica europea, una iniciativa tratada más o menos en consideración según el país. Referencias historiográficas e históricas recientes, y muy, muy recomendable, pues el tipo es colaborador en tropecientas revistas y sabe de lo que habla (a pesar de su acento). Luego llegó Almudena Grande, una escritora, que nos dio una visión muy subjetiva y personal, pero familiar y simpática de lo que fue la realidad de esa época, y cómo le tocó vivir su parte de la dictadura. Peculiar y divertido. Y finalmente, otra ronda de soporífer@s hablando sobre represión sexual en la dictadura (entre Luis Cernuda y otros más, y el papel de las mujeres) pero estaba demasiado ocupado pintorreando la portada del 20 Minutos para casi descojonarme en mitad de la conferencia por polladas varias. Y finalmente llegó el gran momento de la jornada: el testimonio vivo, muy vivo, de una anciana a la que le tocó vivir de lleno la época. Grandioso, sublime, magnífico, excelente... Pocos calificativos pueden definir semejante testimonio, tan sumamente humano. Desgarrador, tierno, curioso, interesante, divertido... La mujer ha sabido transmitir tantas emociones... Se ha ganado todos los aplausos tan fuertes y calurosos que le hemos dedicado. Y más que se debería haber llegado. Nos ha llegado tanto que hasta le hemos pedido un autógrafo. Y parón para comer, discutiendo el tema. La recta final consta de lo que fue el tribunal de orden público y la represión jurídica de la dictadura. Curiosa, pero para mí no pasó de eso (no soy un hombre de leyes, y a pesar de que un magistrado nos dio una lección magistral, tampoco me enteré de mucho). Y se remató la faena con la proyección del fianl de la película "Raza" (o "Espíritu de raza", como se llamó después) para ver la transformación de la orientación de la ideología del régimen. Interesantes conclusiones fueron sacadas en definitiva. Eso sí, la película me dio un asco... (y eso que sólo fueron 10 minutos, pero era unas escenas que me ponían más encabronado que pa'qué).

Y bueno, en definitiva, ha sido un gran congreso, de una calidad desorbitada, y que sin ninguna duda reptiría 8más que nada, para enterarme de las conferencias a las que no hice caso o estaba demasiado "ausente" como para darme cuenta). Y nada, nos incentivaron de nuevo a buscar la verdad histórica, objetivo primordial de un historiador (cosa que me llenó mucho) y recordad que este cainita país que nosediceestepaíssediceEspaña, tiene una historia que es como las morcillas de mi pueblo: Se hace con sangre, y siempre se repite. Eso sí, a pesar de eso, debo luchar en la medida de lo posible y como buenamente pueda, por tratar de conseguir los objetivos de este congreso: No olvidar, que es importante, y transmitir sus enseñanzas, siempre con la verdad por delante. Porque este congreso, debo decirlo, me ha hecho sentirme más humano, y quizás, más historiador.

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