lunes, 14 de enero de 2008

Mi viaje a la Rusia sovietista

Bueno, aprovechando para conmemorar en cierta medida las 2000 visitas de éste mi blog (^__^), pues qué mejor manera de celebrarlo que... Con una bonita reseña de un libro que lo merece. Y éste no es otro que el libro de mi paisano el socialista Fernando de los Ríos. Un libro que me ha abierto los ojos y que me ha supuesto una aguda crisis ideológica (que, en cierta medida, he desagravado gracias al apoyo moral e interés que me ha ofrecido la gente del foro de AU, a los que creo que dedicaré la entrada de todo corazón... Aunque no la lean luego). Bueno, la cirsis sigue ahí, es lo que tiene darle muchas vueltas a asuntos a los que no deberían dársele, pero bueno, las heridas no se cierran solas, y creo que necesitaré buscar más betadines. A lo que vamos, comencemos con el análisis.

Este libro trata el viaje, ofrecido en primera persona, del socialista granadino Fernando de los Ríos (1879-1949) a la Rusia de 1922, de la que da una detallada a la vez que crítica visión de la vida en el país bolchevique, su organización política, las instituciones de trabajo y cultura, y la organización administrativa y económica; analizada desde su experiencia e ideología y siguiendo el itinerario de un viaje en representación de una delegación española.

Hasta cierto punto, todo bien. El análisis del viaje, las condiciones y la visión de la Rusia desgastada por la guerra civil y la revolución, comprensible y aceptable. Lo doloroso llega en el segundo capítulo, en concreto con la entrevista al personaje clave de la época y el lugar, no es otro que el encuentro que llevaron a cabo con Lenin. Personaje que, por su literatura y por su mito, profesaba una gran admiración desde el punto de vista de este humilde servidor; por llevar a cabo la revolución, y sus posteriores intenciones, y su discurso. Craso error. Sus testimonios desbaratan la más confiada de las mentes adoctrinadas por el marxismo reformista-democrático (o sea, en cierta medida, moderado y realista) que tuviese confianzas en la revolución. Plantea conservar una nula libertad, manteniendo la dictadura del proletariado sobre 40 ó 50 años. Debido a la situación de retraso de su país, esgrimiendo la culpa al campesinado por su carácter de "revolucionarismo infantiloide" propia del anarquismo (o la excesiva libertad). No es como una revolucíon en un país industrializado a la manera de Inglaterra o Alemania, que entonces debería mantener menos tiempo la dictadura de los obreros, ya que tenían otros problemas, si no que debe mantenerse con el gobierno fuerte de este sector, de esta clase, para poder garantizar a muy largo plazo a mi parecer los principios de la sociedad justa, igualitaria y sin clases que dan como colofón las tesis marxistas. Y por eso, se reprime, se adoctrina ferozmente y se somete a un régimen de estatalismo maximilista (habiendo sustituido un régimen absolutista por uno totalitario). Y corroborar todo esto con el fervorismo de Bujarin, es lo más demoledor. Los capítulos posteriores sólo muestran los datos de una realidad evidente. A mi parecer, lo más destacable es precisamente esto (cito textualmente), auqnue viene a decir lo que he explicado anteriormente:

-¿Y cómo cree usted -pregunta de los Ríos- que podrá pasarse del actual periodo de transición a un régimen de plena libertad para Sindicatos, Prensa e individuos?
-Nosotros -contesta Lenin- nunca hemos hablado de libertad, sino de dictadura del proletariado; la ejercemos desde el Poder, en pro del proletariado, y como en Rusia la clase obrera propiamente dicha, esto es, la clase obrera industrial, es una minoría, y durará mientras no se sometan los demás elementos sociales a las condiciones económicas que el comunismo impone, ya que para nosotros es un delito así el explotar a otro hombre como el guardarse la harina que ha menester alguien. La psicología de los aldeanos es refractaria a nuestro sistema; su mentalidad es de pequeños burgueses y por eso no los contamos como elementos proletarios (...), han llegado a una conclusión: que si los bolcheviques son malos, los demás son insoportables. Nosotros les decimos que o se someten o juzgaremos que nos declaran la guerra civil, que son nuestroos enemigos, y que en tal caso les declararemos la guerra. Así, su psicología irá cambiando y se irán acercando al gobierno (...).
-El periodo de transición de la dictadura -continúa Lenin- será entre nosotros muy largo... Tal vez cuarenta o cincuenta años; otrors pueblos, como Alemania e inglaterra, podrán, a causa de su mayor industrialización, hacer más breve este período; pero esos pueblos tienen otros problemas que no existen aquí; en alguno de ellos se ha formado una clase obrera a base de la dependencia de las colonias...
-Sí, sí, -concuye Lenin- el problema para nosotros no es la libertad, pues respecto a ésta siempre preguntamos: ¿libertad para qué?

Aquí no acaba la cosa, pero es principalmente lo que me llamó más la atención, y pretendía mostrar. Simplemente, juzgad vosotros/as mismos/as, y si queréis, ahí tenéis los comentarios para debatir y tal. En fin, espero que nos veamos en próximas actualizaciones, si sobrevivo a los exámenes... Alguna actualización espero que caiga más antes de éstos, pero mientras tanto, conformémonos con esta reseña, que estamos casi todos igual, ¿o no?

Ficha técnica
de los RÍOS, Fernando. Mi viaje a la Rusia sovietista. Madrid, Alianza Editorial, 1970.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Plasta! Déjate de reseñas y pon Ponno! PONNOOOOOOO!

Anónimo dijo...

Pues no creo que se ninguna novedad... claro, Lennin tenía una idea más elevada sobre el socialismo (cruda, pero válida), no como el @*%& de Stalin. Lindos.

Ojalá el llegué pronto a América el libro.